Dámaso Alonso pertenece a la generación de los poetas españoles del 27. Nació en Madrid en 1898. Se destacó como filólogo, investigador, crítico literario, poeta y catedrático. Su poesía es apasionada. Con un pensamiento diríase incendiado, el poeta habla a Dios.
Dios es el gran tema de Dámaso Alonso. Este vate madrileño, penosamente, tristemente, encendidamente, le escribe al Dios de sus noches desamparadas, invadidas por «pesadillas», y a veces por «insectos», en su libro capital: Hijos de la ira.
El poemario causa enorme impacto. Y no puede ser de otra manera, pues en los versos del texto se nota el drama existencial que le tocó vivir a Alonso cuando la Guerra Civil española estalla, cegando vidas inocentes.
Leer Hijos de la ira es comprobar cuán enormemente Dios, mete su dedo, vuelto fuego, en la carne y en la conciencia de Dámaso. Él quiere creer en Dios; desea pensar en su existencia, o en alguna forma de oración nocturna. Difícil tarea. Pretensión demasiado elevada porque a menudo le sobrevienen las muy humanas dudas, y sus versos, encolerizados, se levantan, como olas infestadas de tiburones, contra Él. A veces, el hastío, la desolación de una Madrid que “es una ciudad de más de un millón de cadáveres (según las últimas estadísticas)”, la soledad de hierro, le muestran la indiferencia de Dios, y se hunde en una suerte de versos que navegan usando como remos el dolor, el horror y el desencanto.
Pero hay momentos dentro del texto poético que nos revelan un sentimiento de mansedumbre, de entrega casi, de Dámaso. Como cuando dice, por ejemplo: …¡Ay, Dios,/ cómo me has arrastrado,/ cómo me has desarraigado,/ cómo me llevas/ en tu invencible frenesí,/ cómo me arrebataste/ hacia tu amor! En este combate intelectual y moral que propone la magistral obra, no hay nada librado a la simple intuición. Dios, el mundo por él creado, los insectos y los monstruos a los que dio vida, son observados, como a través de una ira y de un amor contenidos por el colosal poeta.
En algunas líneas de Hijos de la ira, puede entreverse, sin embargo, cierta seducción que en él ejerce El Hacedor. ¿Por qué? Pues porque su creación poética pareciera crecer a la sombra del Señor, por cierto sumamente “exigente”, ya que una ira “virgen”, recién estrenada, es la que se halla presente en su obra.
Nunca he leído versos tan iracundos; ellos se presentan como si acabaran de bajar de un pasado animal, y despiertan, enceguecidos, ante un mundo donde la vida causa terror, asco, locura, alguna pequeña dulzura y desamparo. El interés genuino, sin lugar a dudas, de Alonso, por razonar en la figura del Creador, es también común en poetas anteriores y posteriores a él.
Pero la fuerza con que opera en su ánimo la figura de una deidad tiene alturas pocas veces vistas en otras obras.
Madrid es una ciudad de más de un millón
de cadáveres (según las últimas estadísticas).
A veces en la noche yo me revuelvo y me
incorporo en este nicho en el que hace
45 años que me pudro,
y paso largas horas oyendo gemir al huracán,
o ladrar los perros, o fluir blandamente
la luz de la luna.
Y paso largas horas gimiendo como el huracán,
ladrando como un perro enfurecido,
fluyendo como la leche de la ubre caliente
de una gran vaca amarilla.
Y paso largas horas preguntándole a Dios,
preguntándole por qué se pudre lentamente
mi alma,
por qué se pudren más de un millón de
cadáveres en esta ciudad de Madrid,
por qué mil millones de cadáveres se pudren
lentamente en el mundo.
Dime, ¿qué huerto quieres abonar con nuestra
podredumbre?
¿Temes que se te sequen los grandes rosales
del día,
las tristes azucenas letales de tus noches?
Escrito por Delfina Acosta en el Suplemento Cultural del diario ABC (Paraguay)
Comentarios5
señores de poemas del alma:
dios ES UN HOMBRE
señores de poemas del alma
dios es HOMBRE :
tu si tu q dicen q estas en los cielos
mira los q estamos en los suelos
afanandonos de saber si algun dia vendras
otros esperando tu voluntad
haciendoze viejos
junto con la esperanza
y otros logrando cosas vanas
tu perfeccion creada no esta dada
en cada error humano me doy cuenta
q todo al final es nada
hoy el amor se salio por la ventana
el amor q no soporta la miseria ni la pobreza
el amor es existencial mas solo un complemento
porq los q tienen amor mueren rapido
porque el hielo ni las piedras nunca podran tener amor
porque un cuerpo sin espiritu nunca tendra amor al igual q un espiritu sin cuerpo,...
hoy comprendi q es dificil creer mientras todos luchan por vivir
ya casi no hay tiempo para tu amor
un dios de los cielos q dicen q murio por amor
amor q no llega alcanzar todos los corazones destrozados
amor q no llega alcanzar a todos los hombres contristados ...
Es realmente impactante, conmovedor. Gracias por permitirme conocer esta poesía, este poeta, este sentimiento tan singular, tan penetrante. A Dámaso Alonso lo siento profundamente humano.
ESTRELLA MÍA
Cada vez que veo las estrellas en el cielo
Quiero captar tu mirada, helada con el viento
Entonces siento que estoy tan distante
De tus ojos, de tus besos
Tan distante que
No tengo
Casi ya
La esperanza
De tenerte metida en mí
¡Estrella!, estrella mía, ya no tendré más tu calor
Ni noches de pasión coronadas de luna
No acariciarán mi rostro tus cabellos agitados por el viento
No besarán tus labios a los míos
Como el mar besa la playa
Estrella mía
Cuando en las noches frías
Observo tu estadía
Entonces, te veo tan lejos y no soy más que una sombra
La noche se hace más fría
Y mi corazón………..mi corazón
Está herido aún, pero descuida. Ya sanará.
Oscar López D.
dedicado para tí estrella mía
Desde Argentina comparto esta belleza escrita por un comptriota Salteño:
DIOS
A Roberto García Pinto
En la duda… si existes o no existes,
Con toda el alma en soledad pensante,
Apuesto que eres la energía amante
Que en la estructura cósmica persiste.
Te hundes conmigo porque en mí consistes,
Y en mí te salvas, prójimo, anhelante!
Migras en mi destino vacilante
Y en el apego a mi dudar insistes.
De sangre en sangre, perfección deseada,
Te busco a tientas y en mi rebeldía
Monólogo contigo y te discuto.
Mientras sobre mi carne arrodillada
Te levantas en mi alma cada día
Con el hambre genial del absoluto.
II
¿Justo o injusto? Ciego u homicida,
Todo dios es igual a quien lo adora.
El miserable que favor le implora
Tiene un dios concebido a su medida.
Átomos y galaxias aún desconocidas
Advierten tu extensión abrumadora,
Y es la imaginación reveladora
Flecha de tu misterio sin salida.
En tanto puedo sospechar la nada,
Trasmigrando entre sueños de tu forma
Para dar testimonio de tu ausencia;
Mi alma, golondrina enamorada,
Viaja por esta carne que la informa
Con la nostalgia de tu trascendencia.
III
No me abandones, sígueme angustiando,
Que es buscarte el sentido de la vida.
Te encontraré tal vez en la medida
En que a mi mismo me vaya encontrando.
Si soy minero, seguiré cavando,
Hasta enterrarme en mi obsesión suicida.
Si no minero, que tu luz no olvida;
Lo que me dictes seguiré nombrando.
Mi sangre sabe tu mensaje y viene
A través de tu tiempo sin memoria
A ser en sí, y serlo de tal suerte;
Que nada en su aventura la detiene
Y con el espejismo de la gloria
Se ascenderá en la milicia de la muerte.
Jaime Dávalos
Salta, 31 de Agosto de 1967
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