Fédor Dostoyevski era un profundo admirador del alma rusa y sobre todo de aquellos grandes poetas que dio su país. Entre sus admirados autores se encontraba Pushkin y a él dedicó algunos artículos publicados en diarios de su época que más tarde aparecieron en su obra «Diario de un escritor». En este artículo recojo brevemente lo que este poeta nacido en Moscú inspiraba en Dostoyevski, el escritor por excelencia.
Pushkin y Rusia
Según Fédor Dostoyevski, el ruso que no comprende a Pushkin no tiene derecho a considerarse como ruso.
Es Pushkin quien puso en toda su obra el alma de su pueblo, intentó abrir las consciencias, posar las miradas de sus compatriotas hacia adentro y no hacia el mundo europeista que se intentaba comenzar a vender.
Dostoyevski manifiesta que el amor de Pushkin por Rusia no era fingido, a diferencia del de otros autores, porque un amor así no podía fingirse pues no cabían dudas de que nacía de las entrañas de su ser; por otra parte, si no hubiera sido sincero, el pueblo lo habría descubierto y no lo habría tolerado.
Además Pushkin fue un poeta que habiendo entendido la verdad rusa, consiguió compartirla con el mundo a través de su poesía. Y a pesar de que muchas de las costumbres de ese pueblo eran a veces repugnantes, supo reconocer las grandes cualidades de su espíritu y darlo a conocer.
Pero Pushkin no sólo amaba al pueblo por su sufrimiento, lo cual podría hacerlo cualquiera por piedad; no, él amaba todo lo que ese pueblo era, lo veneraba, adoraba el campo apasionadamente y las figuras magníficas que surgían de las clases menos apreciadas de esa sociedad. Era en este punto donde Fédor sentía más admiración por este poeta.
Pushkin y Aleko
Según Gogol, Pushkin era un fenómeno extraordinario, y quizás el único fenómeno del alma rusa, según Dostoyevski era aún más que eso, era un genio profético.
Seguramente no se equivocan quienes aseguran que Pushkin fue muy influenciado por poetas europeos, tales como Byron o Parny, sin embargo es necesario aclarar que su obra era bien auténtica.
Desde aquel Aleko, personaje de Zinganos, el héroe de dicho poema hasta el menos relevante de sus personajes, se puede hallar un pensamiento fuerte y profundo, bien ruso. Es a través de ese Aleko que Pushkin marca su sello con un personaje desafortunado y vagabundo, errante en su tierra natal, un mártir ruso nacido de su Rusia y separado del resto de la sociedad.
Es a través de ese personaje y de las experiencias de personajes similares que Pushkin demuestra que la felicidad individual debe estar ligada a la universal, y hace un ensayo del socialismo, cuando este aún no existía.
Aleko es un personaje abrumado por la realidad y con un profundo rencor contra esta sociedad mundana, donde las tendencias cosmopolitas corroen la simpleza y las cosas que realmente valen la pena; él siente nostalgia por las lágrimas de esa verdad que se ha perdido y no se volverá a encontrar.
Es importante también mencionar que en la poesía de Pushkin existe un realismo iluminado a través de historias de ficción.
Un poeta universal
Según Fédor el talento de Pushkin era tal y su aporte por las letras universales de tal importancia, que si no hubiese existido muchos grandes talentos que existieron después de él jamás se habrían manifestado.
Sólo Pushkin podría haber escrito lo que escribió, pudiendo ubicarse en el contexto y la piel de personas de otras nacionalidades de una forma tal que si se leyera su «Don Juan», podría creerse que es obra de un español, a diferencia de otros autores como Shakespeare donde los personajes extranjeros de sus obras eran disfrazados como compatriotas.
Fédor objeta que si Pushkin hubiera muerto más tarde podría haber regalado muchas más genialidades. Y toda Europa y quizás el mundo entero habría entendido la grandiosa luz que irradiaba esta estrella, pero lamentablemente, pasó por este mundo tocando sólo a aquellos realmente apasionados por la vida rusa y la poesía en su estado más puro.
Dostoyevski concluye su artículo diciendo:
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