Isabel Bono continúa embelleciéndonos con su poesía y su fantástica forma de entender la escritura y la vida. Los invito a leer la primera parte de la entrevista y a no perderse a esta autora profundísima. Y ahora, mejor escuchemos lo que tiene ella para decirnos.
Las dudas y las lecturas preferidas
— En tu poesía más que encontrar respuestas hay toneladas de preguntas y dudas. ¿Podríamos decir que es la creación una forma de exponer tus miedos y tus dudas más que de entenderlos? ¿Te ayuda la escritura a comprenderte?
— Me suena que hace tiempo dije por ahí que escribiendo no pretendía buscarme a mí misma. A estas alturas me conozco bastante bien (para bien o para mal). Escribo sobre todo por gusto (el acto de escribir, oh). Miedos creo que no tengo. Si no hay dudas, si no hay conflicto, creo que no hay escritura. Cuando somos felices no escribimos, nos es suficiente con ser felices. Cuando hay algo que
nos roza inmediatamente echamos mano a la escritura (el que escriba, como lo hará al lápiz el que pinte). En mi caso vendría a ser como hablar sola, pero por escrito.
— Si dijera que te veo leyendo a Franz Kafka a Julio Cortázar y a Virginia Woolf ¿me equivocaría demasiado? He encontrado aspectos de ellos tres en tus poemas: algo de esa melancolía de la vida que no llega a comprenderse, de la fantasía como parte indivisible de la realidad y de la soledad como tarjeta de pase para acercarte a las palabras. ¡Háblame sobre tus lecturas y tus autores de referencia!
— Qué bonito que veas a Kafka, qué más quisiera yo. Cortázar no me entusiasma y a Woolf la he leído de pasada.
»Melancolía, más bien nostalgia, sí hay. Aunque creo que en los poemas queda algo exagerada porque no soy demasiado nostálgica, la verdad, no soy de “echar de menos”. Nostalgia de futuro sí me noto (será la edad) cada vez más. Pensar en todo eso que no voy a ver, a leer, uff.
»No me gusta leer crítica, no me gusta que me dicten un camino, que me digan esto es bueno y esto es malo. Voy leyendo donde me van llevando las lecturas Ya de niña me aburrían los libros de aventuras, de misterio, de acción. Me dejan completamente indiferente los poemas rimados, la retórica y los jueguecitos. Me gustan las historias donde aparentemente no pasa. Me gustan Askildsen, Beckett, Bernhard, Camus, Carver, Duras, Kafka, Kristof, Stamm, Vonnegut. Me gusta Fonollosa y Gamoneda. Y Fernando Luis Chivite. Me gustaría escribir como cualquiera de ellos.
La música en la obra de Bono
— Tus palabras siempre están llenas de música ¿Lo sabías? ¿Sueles escuchar mientras escribes? ¿Qué música te gusta?
— Pues no lo había pensado, pero qué bien, qué bonito eso que dices. Ya te digo que normalmente la inspiración me viene caminando, así que “la música” sería los sonidos de la calle. Después, cuando llego a casa y transcribo las notas que he tomado mentalmente, sí suelo ponerme música para tirar del hilo. Suele ser música sin letra, para que no me entorpezca. Me gustan mucho Bach, Barber y Satie para tirar del hilo de los poemas. Para prosa Mozart, Schubert y Scriabin van muy bien.
»No lo había pensado hasta ahora, pero para corregir-podar sí pongo canciones. Mis clásicos son Tom Waits (por encima de todos). Y Centromatic, Chet Baker, José González, Kings of convenience, Mark Lanegan, Song:Ohia, Sparklehorse, Thalia Zedek (como ves, todo muy “aminado”).
»Y Extremoduro, Los planetas, Sr. Chinarro, Standstill.
»Y al despertarme, siempre, Antonia Font, El niño gusano o The Smiths,
según el día.
— Recientemente has publicado “Cahier” ¿Cómo fue la creación de este libro y su publicación? ¿Qué te gustaría conseguir con esta obra?
— Fue muy divertido. En el «95 me quedé sin palabras. Pensé que ya las había usado todas, así que me propuse usar palabras de otros recortándolas del periódico. Comencé a pegar frases y palabras en una libreta, y al cabo del año tenía más de 100. Pensé que nunca me lo publicarían, pero la editorial Baile del sol ha sido muy valiente. Y digo valiente porque igual viene alguien diciendo que eso no
es poesía, pero bueno.
»Cuando he llevado esos recortes (en la libreta original) a algún instituto, los niños han alucinado. Creo que en general se tiene la idea de que la poesía es algo lejano, como de otro mundo. Siempre les cuento que la poesía está donde ellos quieran, que está en la manera de mirar las cosas, hasta las noticias del periódico.
»¿Conseguir?, pues mira, que la poesía no sea algo raro y ajeno destinado a unos pocos. Bajar la poesía de su absurdo pedestal y hacerla cercana. Eso estaría bien.
Las piedras reafirman la imitación
— Me ha llamado la atención tu interés por las piedras. ¿De dónde viene esa “obsesión” y qué clase de relación tienes con tus piedras? ¿Alguna conexión con la escritura? (Debo confesarte que también me atraen especialmente; en mi caso me interesa la capacidad que tienen de acortar distancias en el tiempo).
— Pues creo que viene de una serie noruega, creo, de los 70 que se llamaba “La piedra blanca”. Por imitación, de nuevo, quise tener una piedra blanca como los niños de la serie. Así que me traía siempre de la playa un cubito de piedras blancas para ver si daba con la buena (hasta que cubrí el jardín de la casa de mi abuela). Después seguí cogiendo piedras de los sitios a los que iba. tengo un montón, la verdad. No sé, me gusta mirarlas, miro una piedra y mis pensamientos se detienen. También me gusta pasear con una piedra en el puño, no sé, las piedras acompañan.
»La verdad es que empecé a subirlas al blog porque pensé que en algún momento me desharía de ellas, y por tener el recuerdo en foto (que ocupa menos). Pero al final tengo las piedras y el blog (a veces regalo algunas).
— Ha quedado muchísimo fuera. ¿Alguna cosa que quieras compartir con los lectores y que no te haya preguntado?
—Nada, un placer, aquí estoy para cuando se te ocurran más preguntas.
»Yo creo que me has sacado todos los “trapos limpios”. No se me ocurre nada más. Quizá sólo repetir eso de que hay que acercarse a la poesía sin miedo. No hay que pretender “entenderla”. No entendemos la música, la música es más abstracta que la poesía, y sin embargo nos llega. Pues eso, hay que acercarse a la poesía como quien escucha música, dejándose envolver.
Las imágenes que acompañan esta publicación han sido tomadas de los blogs de Isabel Bono: LA ESPUMA DE LAS NOCHES, HOJAS SECAS MOJADAS y ESA PIEDRA ME HA LLAMADO POR MI NOMBRE.
Debes estar registrad@ para poder comentar. Inicia sesión o Regístrate.