A Ernest Hemingay le gustaba la tortura. Escribía de ella y la ensalzaba. Era un confeso taurino que se voló la cabeza, al igual que lo había hecho su padre. Vivió una vida atormentada y murió solo; después de haber intentado cuantiosas veces encontrar el amor, y ya harto de que éste no lo encontrara a él.
Ernest Hemingway no es sin duda un hombre al que podamos admirar por sus aficiones (corridas de toros, carreras de caballo, caza) pero sí un escritor del que se puede aprender muchísimo. En su estilo directo y minimalista podemos encontrar valiosas enseñanzas los que amamos la escritura: consejos que podemos utilizar para el bien de la literatura.
Hoy les traigo un artículo que surge de la lectura de «París era un fiesta», de Ernest Hemingway. He marcado algunas frases que me han parecido interesantes para abordar la escritura y ciertos aspectos de ella que considero fundamentales y que creo, Ernest supo entender de forma admirable.
«Paris era una fiesta» es sin duda la obra de Hemingway donde se pone de manifiesto la identidad de su escritura. No tenemos que escribir para parecernos a otros, pero tener en cuenta la forma en la que los demás construyen su imaginario literario y van componiendo sus obras, puede ayudarnos muchísimo a mejorar nuestra propia escritura.
Apropiarnos del entorno y volverlo literatura
Cuando escribimos nos apoderamos de las cosas. Lo que antes era una simple ciudad, una habitación, una persona desconocida, comienza a formar parte de nosotros mismos, se queda con nosotros y nos desvela historias y secretos que ignoramos. Entonces, nace la ficción.
Hay un mundo debajo del real que vamos construyendo con nuestras experiencias reales y nutriendo con nuestra fantasía y nuestra capacidad de ponerle vida a aquéllo que no la tiene. Así podemos convertir a un desconocido en un protagonista inescrutable de nuestra historia, y rememorarlo eternamente, aunque nuestras miradas sólo se hayan cruzado durante un instante: hete aquí una de las mayores virtudes de la escritura.
Partir de una verdad para narrar la ficción
Éste puede resultar un buen consejo cuando estamos trabados. Cuando tenemos que entregar un relato y todavía no sabemos cómo comenzarlo escribir una frase verídica que nos lleve a la idea que deseamos encarar en la historia, puede sernos de gran ayuda.
Si bien solemos escribir para comprender mejor la vida; es decir, partimos de un espacio desconocido e incierto. Aferrarnos a una premisa que consideramos cierta puede ayudarnos a desenredar el matete de nuestra confusión y comenzar a darle cuerpo a esa historia que anda rondando nuestra cabeza.
Ser escritor y fracasar
Ya hemos hablado en otras ocasiones sobre la hoja o página en blanco; una situación a la que posiblemente todos los aficionados a las letras nos hemos enfrentado alguna vez. Quizás a eso se refería Ernest con lo de fracasar, y al hecho de que nadie quería leer sus cuentos, que nadie deseaba publicarlos. Escribir, dice Ernest más adelante, es una tarea tremendamente difícil y confesaba que por mucho que se esforzara por dar lo mejor de sí, nunca conseguía resultados positivos.
Es importante tener en cuenta que, si bien el trabajo de escribir puede ser difícil y poco gratificante en lo que a éxitos se refiere; la mejor forma de no fracasar es aprendiendo a disfrutar de la escritura y no lo las metas alcanzadas. El proceso de creación puede ser una preciosa etapa y verla como algo tedioso puede hacer que desistamos de esta preciosa vocación.
Hemingway habla sobre Dostoyevski
A leer a Dostoyevski, decía Hemingway, uno cambia; invariablemente, leas lo que leas, siempre este autor te modificaa, desestructurando completamente tu forma de entender la vida, y te obliga a reflexionar sobre lo más invisible de la existencia.¿Cómo no estar de acuerdo?
No obstante, Ernest confesaba que no quería parecerse a Dostoyevski, creía que aunque sus ideas eran profundas su escritura era desprolija. Posiblemente le molestara tanto detalle en torno al perfil psicológico de los personajes. Lo consiguió. No se pareció para nada a Fiódor, sintiéndose más atraído por una escritura minimalista, sin espacio para los detalles. Pese a todo, se pareció en el tormento: ciertos autores no pueden negar de qué se ha nutrido su escritura y su vida.
El efecto escondido debajo de la escritura
Ernest Hemingway tenía muchas ideas espeluznantes; no me habría gustado que se me acercara demasiado, la verdad. No obstante, su forma de entender la escritura me parece precisa y sumamente interesante. Buscar una escritura que nos permita acercarnos al lector para motivarlo es la mejor manera de pensar en este arte.
La escritura necesita lectores activos, capaces de reescribir aquello que leen y de darle vida propia a las nuevas palabras. Ernest Hemingway perseguía ese objetivo cuando escribía, y lo lograba. Su escritura es precisa, directa, sin recovecos.
Ernest vivió atormentado y sin duda tuvo aficiones que pueden hacer que le detestemos. Esto me aleja mucho de él; no obstante, cada tanto me gusta leerlo, porque creo que de su escritura hay mucho que aprender.
Comentarios3
Fantástico artículo, Tes. Coincido en todo lo que comentas sobre Ernest Hemingway. Si de él podemos aprender muchas cosas, tus reflexiones me ayudan a seguir intentando escribir a pesar de las dificultades que yo mismo me ponga en el camino. Un abrazo.
Excelentes apuntes biográficos de Ernest Hemingway de los principales novelistas y cuentistas del siglo XX. Su estilo sobrio y minimalístico tuvo una gran influencia sobre la ficción del siglo XX, Hombre fiel a su pluma, no a sus sentimientos amorosos.
Gracias por compartirlo.
Rafael.-
Es un excelente escritor, con este artículo se denota un catedrático genial.
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