Errores comunes en la construcción de una novela (I) es la primera entrega de un par de entradas sobre este tema en nuestro ciclo «Recursos para escritores».
La semana pasada comenzamos este ciclo de Recursos para escritores. En este capítulo hablaremos sobre los errores más comunes a la hora de escribir una novela. Lo he dividido en tres partes para hacerlo más ameno, y en cada punto que señalo pongo un ejemplo extraído de las novelas que más me fascinan y de las que más he aprendido. Espero que te sirva. Si te interesa el ciclo, no dejes de pasarte cada semana por aquí para leer una nueva entrega.
La construcción de una novela
Cuando nos proponemos escribir una novela, generalmente tenemos muy claro lo que queremos y a vuela pluma todo parece posible. Sin embargo, cuando ya estamos trabajando en ella no tardan en aparecer las dificultades. Es muy importante que cuanto más avancemos más exigentes seamos del resultado para evitar cometer errores.
Es muy común que en determinado momento, las dificultades sean tan insorteables que nos lleven a comportarnos de dos posibles formas: a abandonar el proyecto porque no encontramos el modo de alcanzar un resultado que nos convenza o a seguir hasta el final aún sabiendo que no es un buen trabajo (conseguir que un editor nos publique no es razón para pensar que lo hemos hecho bien; sólo nosotros sabemos si hemos alcanzado el nivel que esperábamos y que podemos).
Si te ha ocurrido ésto te animo a que no te decantes por la primera opción sino que busques la forma de resolver favorablemente las dificultades. Eso sin olvidarte del refrán que dice «más vale maña que fuerza»; mejor frenar y aprender mejor las herramientas del oficio que seguir a los tumbos.
A continuación vamos a comenzar con una serie de artículos sobre algunos errores muy frecuentes en el género de la novela. La mejor forma de aprender estos secretos de la escritura es leyendo mucho mucho. Con una mirada suspicaz y atenta: pronto descubrirás que hay errores por doquier, incluso en algunos autores de cierto renombre y en publicaciones editoriales de prestigio. Por esto, es importante estar atentos como lectores, para poder ver también estos fallos y aprender de ellos, para evitar cometerlos en nuestra propia escritura.
Un comienzo que nada dice
Una cosa es querer narrar sobre realismo y vida cotidiana y otra muy distinta es contar una historia que no tenga un punto de arranque interesante. Si leemos «El jardín colgante» de Patrick White en principio el arranque no es despampanante, sin embargo, nos cautiva y nos empuja a querer seguir leyendo.
Dar con un comienzo contundente es seguramente una de las cosas más difíciles de lograr. Un buen recurso es dejarnos el comienzo para el final, de modo que cuando nos sentemos podamos ligarlo aunque sea de forma indirecta a lo que va a ocurrir, abriendo la tensión adecuada para generar interés en el lector.
Planteo deficiente de las metas del personaje
A veces este error no se comete con el personaje principal pero sí con alguno de los secundarios. personalmente es uno de los errores que más me molestan, tanto en la literatura como en el cine. Si un personaje no es capaz de saber lo que quiere ¿cómo voy a ayudarlo a conseguirlo? Este error es sumamente común y pienso que es uno de los que deberíamos evitar a toda costa.
Al leer «Crimen y castigo» de Fiódor Dostoyevski pese a lo abrumado que se siente Raskólnikov en ningún momento tenemos dudas en torno a su realidad. Sabemos lo que ocurre y lo que quiere. Lo acompañamos en las reflexiones y en el delirio y entendemos su desconcierto. Seguramente esta es una de las grandes novelas de las que aprender a construir personajes.
Mal conexión entre el interior del personaje y la escena
Este es otro de los errores típicos de las novelas. Cada vez tengo más esta sensación, de que las novelas de nuestro tiempo son lineales y juegan muy poco con el viaje que va del interior de los personajes a la realidad de la ficción. Y muchas veces, cuando lo hacen, lo plantean de forma deficiente. Y sin embargo ¡cuánta belleza se puede extraer de este recurso!
Si leemos «Primera memoria» de Ana María Matute encontramos un lazo estrecho, bien trabajado entre estos dos mundos que cohabitan y que como lectores necesitamos conocer para entender lo que la autora quiere contarnos. El buen uso de las pausas, los silencios y los guiones y herramientas dispuestas para este tipo de aclaraciones es algo que podemos aprender de esta y de cualquier otra novela de la Matute. Aprender a narrar en capas es importante, para poder montar un universo que se sostenga, que sea creíble y que entusiasme.
Si quieres conocer más errores de la escritura de una novela, te invito a mantenerte atento a la próxima entrega del ciclo.
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