Errores comunes en la construcción de una novela (II)

En este nuevo ciclo de Recursos para escritores vamos repasando algunos de los temas más importantes a la hora de escribir con intención de publicar. Hemos comenzado con una primera parte sobre los errores más comunes en la escritura de novela. Hoy toca concluir este capítulo dedicado a la narrativa extensa. Pero atención porque estamos preparando muchos más artículos que consideramos pueden resultarte útiles si deseas convertirte en escritor o escritora. Ejemplifico cada idea con un ejemplo que contradice esos errores, porque la mejor forma de aprender a escribir es leyendo a las y los grandes.

Uso de un lenguaje exagerado

Este error es muy frecuente en los principiantes. Solemos pensar que cuanto más exagerado y ampuloso sea nuestro texto más nivel tendrá, pero ocurre exactamente lo opuesto. Cuando nos expresamos con exageración queda en evidencia que todavía nos faltan muchas lecturas y que no somos del todo conscientes de las consecuencias que estos extremos suponen en la prosa.

Una buena forma de trabajar este elemento es puliendo al máximo las oraciones hasta dar con una fluidez natural. Conseguir el tono adecuado para nuestra historia seguramente nos jugará muy a favor en este proceso, porque cuanto más y mejor entendamos las exigencias del texto menos posibilidades habrá de cometer este error de principiante.

Es fundamental que entendamos que escribir no es juntar palabras, debe haber una sonoridad, una relación de concordancia entre el tono y las palabras que usamos. No todo vale. No toda palabra es adecuada cuando optamos por un tipo de narración, a veces es importante ponerse en la piel del narrador y entender qué palabras diría y cuáles no. Creo que el ejemplo de «Cometierra» de Dolores Reyes (una novela sobre la que escribo mañana en la sección de reseñas) es muy útil para iluminar este tema.

Cuidarse de los prejuicios y lo predecible

Esta es otra de las grandes piedras de la narración. Estamos llenos de prejuicios y contamos con una serie de ideas predeterminadas que interfieren en nuestra creatividad. Muchas veces creemos dar con una frase interesante y no somos conscientes de lo predecible que resulta. Esto está relacionado con que a veces caemos en ciertas ideas que no controlamos del todo.

Así, la constitución de ciertas escenas, ambientaciones o diálogos son predecibles y debemos estar muy atentos para impedirlo. Busquemos innovar en nuestro argumento, impidiendo repetir los errores de otros…

Este extracto de la última novela de Juan Manuel Gil creo que sirve para trabajar sobre este tema. No hay explicaciones. Los acontecimientos tienen lugar en el lector, en ese ámbito de la fantasía y la lectura, y es sumamente perspicaz la forma en la que lo maneja desde el narrador.

Falta de creatividad en el desenlace

¿No te pasa a menudo que estás leyendo un libro o viendo una peli y te dices «¡qué buen argumento!» y de pronto, de buenas a primeras, la historia se desvanece. Estamos ante otro error frecuente en la escritura. Y es que sostener la creatividad y el ritmo de una historia no es sencillo. Hay que volar bastante y reescribir muchísimo.

Muchas veces estamos llegando al final de una novela y ya parece que todo la estructura se haya desvanecido. Para que esto no te ocurra, lo mejor que puedes hacer es planificar de antemano. Preparar detenidamente la trama. Llevar un plano con los personajes y acontecimientos no es mala idea. Así, siempre sabes hacia dónde quieres ir y la historia no pierde intensidad.

Y hasta aquí algunos de los problemas fundamentales que supone escribir una novela. Ten en cuenta que una novela se termina cuando la has revisado muchas veces, cuando ya entiendes que has sido consistente y de que todo lo que abarca el libro es importante, o al menos, sientes que no puedes talarla o pulirla más. Corregir varias veces un texto es la mejor forma de asegurarte que lo has terminado.

Te invito a mantenerte atento a las publicaciones de este ciclo de Recursos para escritores.