3 Escritoras Nobeles que hay que leer

Si bien los premios literarios no siempre nos dan la certeza de poner frente a nosotros a autores interesantes, en ocasiones fiarse puede servir para descubrir voces fabulosas que se conviertan en nuestros nuevos referentes. Me ha ocurrido con los autores que he incorporado en este artículo; he escogido seis autores: tres mujeres y tres hombres que me resultan imprescindibles y a quienes se les ha galardonado con el Premio Nobel de Literatura.

Comienzo hoy con mis tres mujeres que todos deberían leer: Szymborska, Buck y Müller.

Wislawa Szymborska, la poesía del duelo

No puedo escribir sobre nobeles fascinantes y dejármela fuera, lo siento. La poesía de Wislawa es lo más parecido a la perfección que conozco. No son los temas que trata en ella los que la vuelven única, (que también) sino la forma; su preocupación por conseguir un estilo claro, sensible y directo, sin olvidarse de las muchas posibilidades que ofrece el lenguaje.

Entre las cosas llamativas de su biografía cabe mencionar que fue una mujer dispuesta a hacer su propio camino. Escribir a todas horas mientras compaginaba esa pasión con diversos trabajos. No terminó la universidad y al dejarla se dedicó a buscar su camino en la poesía. También fue editora e ilustradora.

En la poesía de Szymborska hay un interés claro por ponerle nombre a las cosas, por hacer de la realidad sueño, y del sueño realidad. Los pájaros y la naturaleza también ocupan un importante espacio, así como las pequeñas situaciones cotidianas que nos marcan y conforman.

Aunque había dado sobradas muestras de su talento, recién pudo trascender las fronteras de su país cuando le concedieron el Premio Nobel. Tenía 73 años y había publicado maravillosos libros como «Por eso vivimos», «Gente en el puente» y «Fin y principio». Escribir sobre ella renueva mi deseo de zambullirme en su poesía, nuevamente. Y se los recomiendo muchísimo a ustedes también.

Pearl S. Buck y la herencia misionera

Aunque nació en Estados Unidos, Pearl S. Buck pasó gran parte de su vida en China, donde sus padres colaboraban con campañas misioneras. De esa educación rescató su pasión por la lectura y el intercambio cultural. Durante su adolescencia comenzó a escribir narraciones que publicaba en pequeños periódicos caseros. A lo largo de su vida publicó muchísimas novelas en las que intentó plasmar su experiencia como extranjera en China.

Sus obras presentan retratos llenos de ternura y agradecimiento para con la gente del lugar en un estilo lleno de encanto y directo. En todas ellas se nota la gran devoción que sentía por la cultura y la literatura china. Algunos de sus títulos más destacados son «La estirpe del dragón» y «China tal y como yo la veo».

Otra de las cosas que hay que destacar es su trabajo como activista en los derechos de la mujer y los niños; entre sus proyectos más destacables cabe señalar su fundación para huérfanos asiático-estadounidenses. Sin duda es otra de las autoras que deben leer.

Herta Müller, contra el régimen de Ceaucescu

Müller es otra escritora que me fascina. En este caso lo que más me gusta es su narrativa, y sobre todo sus ensayos. Su libro «Hambre y seda» es un relato impresionante contra la violencia de Estado, que narra las barbaridades llevadas a cabo por el dictador Ceaucescu.

La violencia y la guerra marcaron profundamente la vida de la familia Müller. Sus padres a causa de las consecuencias de la persecución decidieron guardar el silencio. Herta se crió en medio de ese silencio. Sobre esa forma de bloqueo a la memoria histórica también escribe muchísimo y sobre las difíciles relaciones familiares.

Algunas de sus obras más interesantes son «La bestia del corazón», «Hoy hubiera preferido no encontrarme a mí misma y «Todo lo que tengo lo llevo conmigo». Sin duda es Herta otra de las autoras nobeles que no deberían dejar de leer.

También pienso en Jelinek y en Lagerlöf, otras dos autoras galardonadas con el Nobel que me resultan interesantes no sólo por su forma de trabajar con el lenguaje sino porque han sabido visibilizar la desigualdad y han hecho de la literatura una bonita forma de cambiar el mundo. Sigo mañana, sin embargo, con los tres escritores que me pueden. ¡Estén atentos!