Si bien los premios literarios no nos dan la certeza de poner frente a nosotros a autores relevantes, en ocasiones fiarnos puede servirnos para descubrir voces que nos cambien la vida.
Ayer publiqué una recomendación de mujeres premiadas con el Nobel de Literatura que todos deberíamos leer. Aquí van tres escritores nobeles que me fascinan y a quienes recomiendo muchísimo.
Patrick White, entre la guerra y el estilo
Su novela «El jardín colgante», publicada de forma póstuma, es una de las mejores que he leído de Patrick White en los últimos años respecto a las consecuencias de la guerra. En ella nos encontramos con la vida de dos huérfanos que son llevados a Australia para educarse y ponerse a salvo de la muerte que enrojecía las calles de Europa. Una historia profunda, cruel y clara en la que somos testigos de lo dolorosa que puede ser la vida después de la guerra.
No obstante, lo más fascinante de esta obra y en general de la narrativa de White es su preocupación por el estilo. Hay una intencionalidad de jugar con el lenguaje y a la vez de hacerlo fluido y espontáneo.
Al leerlo podemos zambullirnos en un lirismo trabajado desde la simpleza para dar vida a personajes y narraciones que arrasan con nuestros sentimientos y nos cambian la vida. Sin duda este es un autor que no deberían dejar de leer entre los premiados con el Nobel de Literatura. White es, por otra parte, el único autor australiano que ha sido galardonado con él. Otras de sus obras imprescindibles son «El viaje feliz», «Los vivos y los muertos» y «El carro de los elegidos».
J. M. Coetzee y los derechos animales
Coetzee es uno de mis escritores favoritos. Su última novela «Los años de Jesús en la escuela» ha sido otra de mis compañías el pasado año, un libro escrito con absoluta sensibilidad que narra la historia de una familia de emigrados sin papeles y sus dificultades para incorporarse a la sociedad.
Entre las cosas más interesantes de esta novela, y esto es algo que me suele pasar con este autor, se encuentra el desarrollo de los personajes. En este caso en particular tenemos a un niño de unos cinco años, con sus preguntas, sus incomprensiones y la ausencia de filtro para expresar lo que piensa y desea. Creo que pocas veces me he topado con diálogos tan bien construidos, sencillos y frescos, sin que pierda intensidad la historia.
Coetzee sabe amalgamar perfectamente lo que se dice en la historia con lo que dicen sus personajes. Es otro nobel que no deberían dejar de leer. Otros de sus libros son «Desgracia», «El maestro de Petersburgo» y «Diario de un mal año».
Juan Ramón Jiménez, el poeta y el destino
Así comienza uno de los poemas más contundentes de Juan Ramón Jiménez en el que el autor plantea la importancia de construirse el propio camino. Gracias a él me acerqué a la poesía, y en gran parte también le debo seguir en ella. Leerlo es redescubrir cada vez nuevos matices y entender por qué fueron creadas las palabras.
Si bien su obra poética es versátil y sería muy difícil generalizar sobre ella, es difícil nombrarlo sin pensar en su poesía metafísica, presente sobre todo en su etapa de madurez. Existe una antología llamada «Conciencia sucesiva de lo hermoso» que reúne algunas de sus mejores poesías. En ellas hay un poeta ilusionado y convencido de que al mundo lo creamos al escribir y al cantar, al igual que a dios. Que tenemos la necesidad de nombrar aquello que habita en nuestro mundo y que es a partir de ese acto: dar nombre, que construimos o delimitamos la frontera de ese mundo. Algunas de las obras ineludibles de JRJ son «Almas de violeta», «Eternidades», «Animal de fondo» y «Una colina meridiana».
Hay muchos otros autores premiados con el Nobel de Literatura que me gustan y a quienes recomiendo pero estos tres son los imprescindibles para mí. No dejen de leerlos.
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