Vivir como escritores es difícil; quiero decir ganarse la vida como tal. Pese a ello hay autores que han conseguido publicar alguna/s obras y de a poco han podido abrirse camino en este universo. No obstante, la literatura da poco de comer. Eso ya lo supieron muchos otros antes que nosotros; tal es así que no son raras las historias de escritores que han debido ganarse la vida realizando toda clase de trabajos ajenos a la escritura.
Otros, quizás con más suerte, han sabido encontrar empleos afines a las letras, que les permitieron cultivar esa pasión por la literatura: la traducción y la enseñanza quizás sean los más populares, y también el trabajo de bibliotecario. En este artículo les presento a seis escritores que se ganaron la vida de este modo, antes de lanzarse al universo de los libros.
Perec, King y Carroll
George Perec
Comenzamos con Georges Perec, uno de los escritores más impresionantes de la literatura francesa del siglo XX. Se lo conoce por haber sido un autor sumamente prolífico que cultivó diversos géneros literarios que van desde las novelas y ensayos hasta las misceláneas y guiones; pasando por artículos culturales y poemas de peculiar índole. En todo su trabajo se nota una exhaustiva preocupación por los juegos del lenguaje que dotan a su obra de un toque muy auténtico.
Es posible que el haber trabajado durante 16 años en una biblioteca le haya ayudado a convertirse en ese autor inquieto: siempre corriendo al filo de la lengua para asirse de formas irreconocibles para el resto de sus contemporáneos. Durante ese tiempo su trabajo consistió en velar por el orden en una biblioteca científica especializada en Neurofisiología. Irónicamente pudo dejar este trabajo al ganar el premio Medicis que lo catapultó a la fama de la mano de su obra «La vida instrucciones de uso»; desde entonces se dedicó a la literatura a tiempo completo.
Stephen King
El vendidísimo Stephen King también trabajó de bibliotecario durante un tiempo. Lo hizo durante sus estudios universitarios en la Universidad de Maine, costeándose con este trabajo su aprendizaje. Este trabajo no sólo le permitió terminar su enseñanza sino que le acercó a una joven, también becaria, de quien se enamoró.
Posteriormente, después de terminar sus estudios y de casarse con la bella becaria, se dedicó a dar clases de inglés y realizó otro tipo de trabajos como empleado de una gasolinera y lavandero. Hasta que le llegó la fama a través de la escritura y ya no tuvo que hacer nada más que escribir. Se estima que actualmente es el escritor más rico del mundo. Y aunque cueste creer que ambos conceptos puedan hilvanarse en una misma oración, el autor de «El guardián en el centeno» goza de una estabilidad económica envidiable y continúa publicando obras que se posicionan enseguida en los primeros puestos de las listas de los más vendidos.
Lewis Carroll
El autor de «Alicia en el país de las maravillas» tuvo también su época de bibliotecario. Si bien este trabajo no le duró mucho tiempo, puede decirse que en ese ámbito se gestó este libro que lo llevaría a la fama.
Comenzó a trabajar de guardián de libros después de graduarse en la Universidad de Oxford y, curiosamente, su trabajo de bibliotecario lo desempeñó en la mágica escuela Chris Church, donde se rodarían muchos años más tarde las películas de Harry Potter. Dejó este trabajo cuando comenzó a desempeñarse como profesor de matemáticas; empleo que mantuvo durante más de veinte años y que supo combinar perfectamente con su otra pasión: la escritura.
Clásicos infantiles
Charles Perrault
Las bibliotecas son el espacio en el que germina nuestra pasión por los libros. Posiblemente hayamos olvidado muchas cosas de nuestra vida pero no así esos rincones donde hemos aprendido a amar a los libros, donde hemos pasado horas de lectura placentera y de aprendizaje. En el mundo de la literatura hay muchos casos de autores dedicados al universo de la fantasía o la literatura infantil que desempeñaron cargos de bibliotecarios, Perrault y los hermanos Grimm son tan sólo dos de múltiples ejemplos.
Charles Perrault
Charles Perrault, uno de los autores de literatura infantil más destacado, tuvo su época de bibliotecario. Después de concluir su carrera de Derecho consiguió un puesto vacante en la Biblioteca de la Academia Francesa. Allí estuvo tan sólo un par de años; no obstante, intuyo que algo habrá encontrado allí que más tarde lo llevarían a escribir historias de fantasía maravillosas., aunque solo ocupó el puesto durante unos años.
Hermanos Grimm
Jacob y Wilheim Grimm fueron dos hermanos inseparables, motivados por los mismos gustos intentaron conducir sus vidas a la par y, de hecho, vivieron juntos la mayor parte de la existencia. Se criaron juntos, ambos estudiaron derecho porque era la voluntad del padre y pese a que Wilheim se casó, continuaron viviendo juntos en la misma casa mientras construían o reescribían fabulosas historias del universo de las hadas.
También compartieron su pasión por los libros y trabajaron durante más de doce años como bibliotecarios en Kassel; este trabajo los acercó muchísimo a la literatura tradicional alemana y seguramente fue el germen que los motivó a transcribir esas maravillosas historias que formaban parte de la oralidad de la cultura.
Hubo otros muchos autores que se emplearon como bibliotecarios, tales como Georges Bataille, Ruben Darío, Jorge Luis Borges y Marcel Proust, entre muchos otros. La literatura de alguna forma se las ingenió para demostrar a estas inquietas criaturas que el universo de los libros era el ámbito perfecto para hallar la libertad y, en algunos casos, la felicidad.
Comentarios1
Me encanta la profesión de bibliotecario, de hecho, soy el responsable de la biblioteca de mi centro. Conseguiré aunque sea un tercio de lo que ellos alcanzaron, jijiji.
Un abrazo, Tes.
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