Escrivisiones III

ESCRIVISIONES. Por María Eugenia Caseiro [3]

Continuación:

¿VIAJAMOS BIEN EQUIPADOS?

I. El Reloj Biológico.

El Reino Animal, al cual pertenecemos, posee un ritmo interior para medir su tiempo. Cada individuo de cada especie posee un reloj biológico. La generalidad de los relojes biológicos funcionan con un ritmo de 24 horas: el ritmo circadiano (del latín, cerca de un día) que gobierna funciones como el dormir y el despertar; el descanso y la actividad; las regulaciones de: la temperatura corporal, del balance de líquidos, del rendimiento cardiaco, de la secreción de las glándulas endocrinas y del consumo de oxígeno.

Los componentes principales del reloj biológico en los mamíferos, se encuentran en las células en el núcleo supraquiasmático (SCN, por sus siglas en inglés) del cerebro. Dentro de estas células, los componentes moleculares del reloj son «reacomodados» diariamente por los efectos de la luz y otros estímulos.

II. El Computador Biológico.

“El hombre es la medida de todas las cosas.” Protágoras.

Hablemos en términos científicos de la manera más sencilla posible: el encéfalo es el conjunto de centros nerviosos, cerebro, cerebelo y tronco cerebral, contenidos en la cavidad craneal de los vertebrados. El centro nervioso encefálico situado debajo del cerebro detrás del tronco cerebral y que interviene en el control de las contracciones musculares y el equilibrio es el cerebelo. El cerebro es el centro nervioso encefálico, muy desarrollado en el hombre, que se compone de dos hemisferios que poseen numerosas circunvoluciones. El tronco cerebral conecta entre sí la corteza con el cerebelo y la cuerda espinal, y contribuye en la regulación de las funciones involuntarias del cuerpo (viscerales y faciales) y las habilidades motrices cognitivas (habilidades que exigen pensar, como la dactilografía); comparte muchas de las funciones de la cuerda espinal y está formado por el bulbo raquídeo, la protuberancia anular (metencéfalo) y el mesencéfalo o pedúnculos cerebrales. Sin embargo el término cerebro, parece imponerse a toda opción posible ya que el cerebro propiamente dicho, es la porción pensante y de la cual parece depender el grado de inteligencia aparte de constituir el 85% del peso encefálico. Debemos entender que realmente el encéfalo es el conjunto al cual pertenece el cerebro, unido a los restantes centros nerviosos cuyas funciones, estrechamente vinculadas entre sí no pueden separarse. Pero el término cerebro posee las condiciones para fusionar a aquellos otros términos que nombran los miembros de la cavidad craneal y que en apariencia abandonan su identidad orgánica para crear una nueva identidad, reagrupando el producto.

Cuando se habla de Computador Biológico, estando en presencia además de la obra de ingeniería de orden natural más perfecta, hablamos de un total contenido en la cavidad craneal al que, por fusión acreditada, llamamos cerebro. A pesar de haber penetrado en el conocimiento de muchas de las funciones del cerebro, la ciencia admite que la ignorancia es aún muy grande acerca de tantas otras.

Puntualizados estos escuetos pero elementales aspectos, hablaremos de la trascendental repercusión del pensamiento en el término cerebro, que usamos de manera habitual para nombrar al conjunto contenido en la cavidad craneana, incluyendo las facultades mentales como el pensamiento y la memoria; la inteligencia y hasta el talento entre sus funciones.

Llamamos mente al entendimiento como tal; llamamos entendimiento a la inteligencia, que es la facultad de comprender y conocer; la aptitud que tenemos para este comprender. El ser humano es la única criatura que tiene conocimiento de su existencia y lo debe a un estado de la mente, la conciencia.

“La luna ignora que es tranquila y clara / y ni siquiera sabe que es la luna;”
Jorge Luis Borges

Tratamos de establecer diferencias entre pensamientos, basados en la individualidad de criterios, así como hablamos de pensamiento mágico y pensamiento científico refiriéndonos a analogías divergentes. A pesar de la individualidad en materia de cerebro y también de la individualidad del pensamiento; a diferencia del primero, el segundo puede ser compartido o simultáneo. El pensamiento puede ser uno para muchos cerebros aunque cada cerebro, ajustado a los factores de los que ha dependido, o no, el desarrollo de su inteligencia y la porción heredada por genética, piense de manera diferente y enfoque el análisis limitado a una fuente de datos.

Einstein donó su cerebro para ser investigado después de su muerte que ocurrió el 17 de abril de 1955. Este cerebro conservado y estudiado desde hace casi medio siglo comenzando con la primera investigación del Dr. Thomas Harvey, quien al practicar la autopsia, lo extrajera con fines científicos, arrojó la similitud del cerebro del sabio con el de la mayoría de las personas, salvo que las áreas cerebrales relacionadas con el cálculo (lóbulos parietales) presentaban hasta un 15% más de desarrollo que las de los controles. La profesora Sandra Witelson, del Departamento de Psiquiatría y Neurociencias del Comportamiento, de la Universidad McMaster, Canadá, dirigió nuevos estudios macroscópicos del cerebro de Einstein en 1999. Halló además, que la parte inferior de esta zona de los lóbulos parietales, no estaba separada por una hendidura denominada cisura de Silvio, que suele localizarse allí, por lo que pensó que dichas regiones pudieron tener un mayor número de neuronas y conexiones entre ellas al tiempo que ello facilitaría su función.

Sería bueno preguntarse si ese genial pensamiento matemático es innato, producto de las peculiaridades anatómicas congénitas; o adquirido, obra de la utilización sistemática y aprovechamiento al máximo de dicha área.

¡Opine usted!.

continuará…
Adelanto para la próxima entrega:
IIa. El Pensamiento. y III. El Fichero Personal.

Más información sobre María Eugenia Caseiro

Comentarios1

  • Sandra

    Me dejo impresionada, es un buen trabajo el que realisó, ademas pude alimentar mi conocimiento sobre el reloj biológico y el computador biológico, desperto mucho mi interes por saber como funciona nuestro organismo, en especial el cerebro humano.



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