ESCRIVISIONES. Por María Eugenia Caseiro [Entrega # 4]
Continuación:
IIa. El Pensamiento.
«Muchas personas creen que piensan cuando en realidad solo están reordenando sus prejuicios.» William James.
El pensamiento, potencial energético capaz de penetrar con agudeza los rincones del conocimiento, no es sin embargo en muchas ocasiones, capaz de penetrarse a sí mismo y solventar sus necesidades.
La individualidad y la diversidad del ser humano es factor que afecta nuestro ámbito tanto positiva como negativamente. No contamos con un interés universal para desarrollar esa capacidad individual en función común. Es muy probable que se deba a que tampoco contamos con un incentivo común y no admitimos que nuestra conducta puede impugnar que se genere el mismo. Por hábito, entendemos el mundo como uno dividido y partiendo de ese desconcertante panorama, razonamos de forma adversa sin proponérnoslo.
“La verdad es totalmente interior, no hay que buscarla fuera de nosotros ni querer realizarla luchando con violencia con enemigos exteriores.”, dijo Mahatma Gandhi.
La naturaleza es una y el hombre forma parte de la naturaleza. Si aceptáramos que uno de los grandes obstáculos que nos imponemos con la tendencia a posturas dogmáticas o sectarias, es el de ignorar aquello a lo que nos oponemos, no aceptamos, o simplemente no acertamos a entender, no creeríamos ver un enemigo en todo aquello que contraría el interés personal.
En la segunda mitad del siglo XIX, cuando la teoría de las especies de Darwin enfrentaba duras críticas y extensos debates, William James era un joven estudiante de medicina en Harvard que tomaba partido por el darwinismo. James consideraba la conciencia una fuerza efectiva para la evolución biológica de las especies, capaz de obedecer las leyes de la variación y la selección. Basado en principios biológicos, James desarrolló una teoría que relacionaba los instintos con el progreso psicológico de la emoción y el hábito; afirmaba que la atención a los estímulos se haya mayormente en función del interés propio. A medida que avanza la civilización, nuevas teorías se postulan, pero aquellas pioneras fueron marcando el camino.
Las consideraciones de James están vigentes. Sabemos que tanto desear como esperar son constantes que fundamentan la conducta del ser humano. Habitualmente nos convertimos en aspirantes individuales para lo que queremos o esperamos. Pasamos nuestra vida esperando, deseando algo. Cada instante está sometido a estos parámetros que dominan el subconsciente y ejercen gran influencia en el comportamiento, que a su vez está vinculado a estos y otros factores ingénitos de la naturaleza humana y es afectado por elementos externos e inherentes a la colectividad. Sería bueno aprovechar esto en su margen positivo, fundamentalmente para lo que el momento histórico demanda: pensar, haciendo hincapié en que cada cual es responsable por la energía mental transmitida. Por otra parte, el hombre, que determinado por su comportamiento emprende el camino en busca del conocimiento, tiende a deslizarse por la pendiente de su punto de vista y se manifiestan, en índice negativo, las contradicciones generadas por la diversidad de enfoques, a lo que se suman agentes y fenómenos de toda índole.
¿Es posible hacer coincidir el pensamiento? Dice un proverbio chino: “Es muy difícil atrapar un gato negro en un cuarto oscuro, pero es más difícil si no se halla en él.”
El pensamiento puede comunicarse por medio del habla, la escritura, la mímica, el arte todo, incluso puede coincidir con otro, antes de ser expresado. Esto sucede cuando más de un cerebro llega a la misma conclusión por separado, aunque para ello cada uno haya utilizado rutas y agentes diferentes. A través de la historia pueden citarse ejemplos que lo ilustran, como la disputa entre Leibniz y Newton por la primacía en el descubrimiento, con escasa diferencia simultáneo, del cálculo infinitesimal, dando origen a la tristemente célebre controversia por la prioridad en la invención del nuevo análisis. Considerada desde nuestros días, dicha disputa no debió tener lugar, ya que un análisis de las matemáticas a lo largo del siglo XVII, admitió la integración y resolución de problemas infinitesimales como un asunto que se gestaba en el escenario matemático de la época. La simultaneidad del pensamiento, en este caso matemático, está dada por un incentivo común en respuesta a las demandas del momento histórico. Este descubrimiento pudo ser compartido además por otros científicos involucrados en esa búsqueda. También pudo ocurrir con casi dos mil años de antelación, ya antes de que Newton frente a Leibniz inventasen el moderno cálculo diferencial, si Arquímedes hubiese tenido a su alcance los números arábigos en lugar los griegos, quizá los habría aventajado por dos mil años, por lo que partiendo de un estímulo común sumada la condición idónea, es factible la simultaneidad del pensamiento a niveles de inteligencia comparables.
Hoy día se impone especialmente, orientar el pensamiento individual del hombre hacia una ruta de conciliación para beneficio común. Si se le ocurre a alguien instaurar un comité internacional para recavar recursos intelectuales, encaminados a fomentar las bases para el desarrollo de un pensamiento universal con miras al progreso futuro de la humanidad, pensaríamos en una utopía. No le tome de sorpresa si un día lo despierta la noticia. Hemos arribado al nuevo milenio, hay mucho de incentivo común que nos lleve a la simultaneidad, pero faltan eslabones para que el pensamiento concuerde en aspectos referentes a los cánones esenciales de la vida, en un ambiente productivo y duradero. Las tendencias al fatalismo nos llevan en contra de las aspiraciones de coexistencia y se impone más que nunca, sacar partido a la naturaleza y los beneficios que nos brinda, utilizar correctamente y aprovechar al máximo la capacidad de nuestro computador biológico y sentar bases sólidas para esa llamada reprogramación mental mirando hacia el futuro.
Tenemos, por arte natural, la capacidad asimilar en el subconsciente toda información que nuestro consciente evidencie. Si convencidos de ello, logramos pensar con claridad para desterrar los factores negativos que obstaculizan el interés común; si nos mantenemos enfocados en ello, entrará el subconsciente a abrir las puertas del futuro. Si por el contrario, continuamos arrastrando el hábito que nos lleva a no sacar ventajas del cerebro como corresponde, seguiremos en oscuridad, no solo en la nuestra, sino en oscuridad de subconsciente común, por ende, en ciclo negativo hacia el futuro.
Thomas Alva Edison, uno de los más grandes inventores de todos los tiempos dijo: “Quien no se resuelve a cultivar el hábito de pensar, se pierde del mayor placer de la vida.”
Se viene hablando de reingeniería cerebral y programación mental; debemos estar listos para asimilar las circunstancias que como generación nos toca vivir. A medida que se avanza en el tiempo, se establece un nuevo orden de todas las cosas en un proceso que a cada instante, requiere de una participación cada vez más dinámica y constante del pensamiento; se multiplica la actividad requerida para el individuo y el despliegue de energía cerebral transmitido a la colectividad.
Aunque ha pasado mucho tiempo desde que Einstein pronunciara estas palabras: “!Triste época la nuestra! Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio.”, la humanidad no solamente continúa plagada de ellos, sino también en constante riesgo de aumentar el desequilibrio ecológico y “contaminación” del contexto como resultado de factores negativos aportados por el pensamiento. La negatividad aumenta en proporción al incremento en las posibilidades de estar cada vez más sometidos a las tensiones nerviosas y el agotamiento mental y físico, producto del creciente esfuerzo en el desempeño que elementalmente requiere el desarrollo; ahora de nuestro tiempo, y posteriormente de los venideros. A pesar de semejante reto, y no obstante la multiplicación de ingredientes necesarios para enfrentarnos al él, estamos favorecidos de naturaleza por ese órgano excepcional que genera pensamiento: el cerebro, y por la facultad de elección; un privilegio, siempre que aprendamos a buscar respuestas en nuestro interior y a remontarnos en la reconquista del espíritu.
“Cada generación recibe las cualidades que necesita para afrontar su tiempo” Dice Ernst Jünger, filósofo, novelista, historiador, quien fuera llamado el testigo de acero del siglo XX.
Para despojarnos de una identidad falsa y caduca, y que se haga posible acogernos a una comprometida con nuestro tiempo, tomemos como ejemplo esa obra maestra como lo es el pensamiento y todas las funciones de nuestro cuerpo, regidas por el conjunto colosal del sistema nervioso central: el cerebro. Si la mente, producto de su nivel conciente, confecciona pensamientos de buena calidad, ese otro plano subconsciente, depositario de energía, estará siendo aprovechado óptimamente para darnos mejor servicio.
“Los ojos no sirven a un cerebro ciego”, reza un antiguo adagio árabe. Es importante trabajar en la selección de datos para alimentar el pensamiento, desechando aquellos que, por rutina o hábito, no hemos aprendido reconocer como obstáculos a las señales del alma y son perjudiciales para un enfoque serio y positivo de cualquier propósito. Valoremos nuestra mente, nuestro pensamiento, como institución maravillosa conque nos dotó la naturaleza.
Continuará….
Adelanto para la próxima entrega:
III. El Fichero Personal.
IIIa. Laberintos.
Comentarios1
extraordinarioarticulo, sobre el cerebro, la parte mas productiva y objetiva de nuestro ser .....la luz mediante el ver ,y vivir es plenamente permitido....tiene razon el antiguoadagio arabe * los ojos no sirven a un cerebro ciego* dice un proberbio arabe , no son los ojos que ven sino el cerebro o el alma...y quien no se ha dotado de este don no le aclara el sendero de la vida ninguna luz ,por mas que sea clara......
Debes estar registrad@ para poder comentar. Inicia sesión o Regístrate.