Escrivisiones XX

ESCRIVISIONES. Por Maria Eugenia Caseiro [entrega 20]
Continuación:

TERRITORIO SUEŃO.

Si el sueño fuera (como dicen) una / tregua, un puro reposo de la mente…” Jorge Luis Borges.

Antes de abordar el tema, tomemos en consideración la condición polisémica del vocablo sueño en nuestra lengua, que nos lleva a entenderlo partiendo de sus diferentes acepciones. Lo usamos tanto para referirnos a la actividad onírica (ensoñaciones) como para denominar el conjunto de imágenes en secuencia de dicha actividad; para nombrar el acto de dormir, y también para nombrar el deseo que va relacionado con este acto. Por otra parte, empleamos el vocablo cuando nos referimos a propósitos carentes de realidad o fundamento; proyectos o esperanzas sin probabilidades de realizarse, como también para nombrar el hecho de imaginar cosas en aparente estado de vigilia. Conocidos estos antecedentes, hablemos del impacto que este vocablo, con sus diferentes acepciones, ha mantenido en la vida del ser humano desde tiempos remotos.

El sueño y la esperanza son los dos calmantes que la naturaleza concede al hombre. ” Federico I.

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Como función biológica el sueño posee una importancia vital: los seres humanos privados del sueño por largos períodos pueden llegar a padecer serios trastornos físicos y mentales. No obstante no se confirme una función para el sueño, y aunque se considera un proceso reparador, no se logra establecer qué mecanismos intervienen en dicha reparación, ni qué funciones o factores biológicos abarca, a pesar de estar estrechamente relacionado con el cerebro y su actividad mental.

Si la naturaleza no se equivoca y en toda su obra se reconoce cabalmente el final armónico y perfecto; si el ser humano pasa prácticamente la tercera parte de su vida durmiendo; la pregunta se impone: ¿Qué papel juega el sueño en el bienestar del ser humano?

Usualmente pensamos que hay una especie de mecanismo en nuestro cerebro que sencillamente se desconecta en el momento en que nos dormimos. En realidad parece que lo que sucede es todo lo contrario; cuando nos disponemos a dormir, los llamados centros del sueño, comprendidos dentro de ciertas zonas del cerebro deben ser activados para que se produzca una reducción de la actividad en aquellas partes del cerebro que nos sirven para mantenernos en alerta. Entonces cuando entramos en esa fase de activación de los centros del sueño, se produce un cambio en la conciencia, cambio que tiene lugar sólo en la mente y que funciona tanto al producirse la experiencia del sueño como la de la vigilia. Desconocemos como se produce ese cambio de guardias, ese mecanismo de relevos en el que intervienen una serie de elementos que por lógica se manifiestan sólo en ocasión de efectuarse dicho proceso de cambio. Este fascinante misterio ha subyugado al hombre y alimentado sus deseos de descubrirlo, además con fines científicos.

Aunque se ha considerado al sueño como estado de la conducta, existe una relación invariable entre los registros EEG (electroencefalograma) y algunas características de la fisiología del cerebro, como las ondas cerebrales que se registran a través de estos censores y el estado del sueño, ya que las ondas cerebrales sufren variaciones rítmicas regulares, que se clasifican en cuatro etapas en el transcurso del período del sueño. Un electrocardiograma del estado de vigilia se caracteriza por la presencia de ondas alfa (de 8 a 12 cps o ciclos por segundo); por una actividad de bajo voltaje y frecuencia variable, en tanto que el inicio del sueño desaparece la actividad alfa.

El sueño en el ser humano pasa por dos etapas que han logrado ser bien definidas: una de ellas con ondas cerebrales lentas (sueño profundo NoMOR) que frecuentemente se establece al iniciar un período nocturno y que posee etapas que van desde la más superficial a la más profunda comprendiendo fases que van desde la 1 a la 4.

La fase 1 del sueño es la más ligera y se caracteriza por el bajo voltaje y la actividad no sincronizada y también a veces bajo voltaje y actividad constante (de 4 a 6 cps). Pasados los primeros minutos ocurre una segunda etapa: sueño MOR (movimientos oculares rápidos) también llamado paradójico o no sincronizado, en inglés REM (rapid eye movements), que en aparente contradicción con la inicial, se observa gran actividad cerebral y además de los movimientos oculares rápidos, también hay movimiento de extremidades, respiración irregular y el despertar se produce, al completar el descanso, precisamente en uno de esos períodos MOR.

El sueño MOR abarca entre un 20 y un 25% del sueño total siendo más común al amanecer que al inicio de la noche. En una noche típica el sueño comienza con la fase de ondas lentas y éste es interrumpido aproximadamente cada 90 minutos por el sueño MOR que dura entre 5 a 30 minutos por ciclo. Curiosamente en el transcurso en que se supone aumenta el descanso, los períodos de sueño MOR se alargan. Antiguamente se pensaba que solamente durante estos períodos era que se producían los sueños (ensoñaciones), pero actualmente se ha llegado a conocer que aunque los sueños de estos períodos son más largos, se sueña durante ambos períodos.

En 1987 James Allan Hobson, uno de los más grandes investigadores del sueño del siglo XX, formula una hipótesis que atribuye al sueño sincronizado (NoMOR), a procesos anabólicos, o sea que favorecen la síntesis de las proteínas y atenúan su excesiva desintegración; procesos que supuestamente beneficiarían a los diversos tejidos del organismo. Esta hipótesis se fundamenta en que cuando se procede a la activación del EEG existen indicadores que señalan la pérdida de la regulación de la temperatura interna durante el sueño MOR. Se piensa que esta fase serviría para la «reparación funcional» del encéfalo, y para el descanso de las neuronas encargadas de regular funciones homeostáticas críticas, funciones éstas que se encargan de estabilizar diversas constantes fisiológicas. Pero se sabe que no logra desvanecer sus propias dudas el mismo Hobson, quien ha tratado suficientemente de hacernos ver que Freud no estaba en condiciones de sospechar siquiera que la función simbólica de la mente fuese abierta, asumiendo así que lo que solemos llamar símbolo en un sueño (cualquier cosa que aparezca en el sueño) puede prestarse a una multiplicidad o significación combinada.

Los descubrimientos más recientes demuestran que el sistema nervioso ejerce diferente control sobre las funciones del organismo en dependencia de si éste se encuentra en estado de vigilia o de sueño. Los cambios drásticos que entraña el control de la temperatura corporal en el sueño no sincronizado, conllevan a nuevos estudios de sugerente utilidad en cuanto a entender alteraciones del sueño; sin embargo, y a pesar de los métodos y las técnicas de que dispone actualmente la neurociencia para estimular respuestas del sistema nervioso, la cuestión más difícil e importante sobre el sueño es conocer su función. Las respuestas a esta pregunta aún no cuentan con suficiente solidez ya que mientras algunos científicos creen que su misión no es biológica y lo consideran un hábito, otros se inclinan a la evidencia que existe en el cumplimiento de dos funciones biológicas relacionadas con los estados del sueño, ya que el sueño sincronizado tiende a incrementar frente a circunstancias en las que aumenta la demanda metabólica, siendo probable que se halle vinculado a la regeneración orgánica y cerebral. La gestión del sueño no sincronizado parece más compleja ya que puede estar vinculada a la regeneración de procesos mentales, y se cree en que sea especialmente para las facultades mentales superiores, como la fijación de la atención, los mecanismos conscientes y ciertas habilidades cognitivas.

Definitivamente, o los métodos y técnicas que se han venido utilizando para estimular respuestas del sistema nervioso, necesitan adecuación y perfeccionamiento para determinar cabalmente la comprensión de los ciclos del sueño y su relación con el bienestar biológico y mental del ser humano, o la ciencia no ha tomado aún en cuenta factores que puedan estar altamente relacionados a estas respuestas y que tal vez considere insustanciales.

a. Los Sueños.

Podrás decir que soy un soñador, pero no soy el único. ” John Lennon.

Todas las grandes culturas, desde los egipcios, hasta los griegos y los romanos, pasando por los cinco continentes y cada uno de sus pueblos, razas o religiones, han conferido gran importancia a los sueños.

Platón, utilizando la dialéctica a lo largo de su obra, poniendo discípulos y adversarios frente a Sócrates, les hace descubrir por medio de sus contradicciones, ideas que tenían en sí mismos sin saberlo, sin embargo concedía a los sueños origen divino. Aristóteles, fundador de la lógica, quien desempeñó un papel decisivo en los comienzos de la ciencia y cuyo pensamiento se basa en una concepción rigurosa del universo, asociaba los sueños con la experiencia. Augusto I (Octavio), cuyo principado constituyó una de las etapas más brillantes de la historia romana, vio en sueños la muerte de Julio César y el carácter premonitorio de los sueños no le abandonó jamás. Claudio Galeno de Pérgamo, hombre sabio y eminente médico, quien realizó importantes descubrimientos en anatomía, gozando de gran prestigio hasta el período renacentista, pensaba que los sueños estaban estrechamente ligados con la salud.

Es entendido que todo el que duerme sueña, dependiendo de que esos sueños sean o no recordados. Sueños que constituyen un principio cuyo carácter de impenetrabilidad y sugestión, han constituido un desafío a la curiosidad del hombre, que a lo largo de la historia de la humanidad, se ha preocupado por descifrar los enigmas de tan seductoras incógnitas. Los experimentos realizados con animales de laboratorio en la última década, han llevado a los científicos a la convicción acerca del sueño en los animales. Se ha llegado a conclusiones muy interesantes sobre la presencia de laberintos en los sueños de los ratones. En el transcurso de las fases del sueño, nuestra mente reproduce diversidad de impresiones y objetos almacenados en la memoria durante la experiencia del período de vigilia; impresiones y objetos que reconocemos al regresar del período de sueño al estado de la conciencia para el período de vigilia. Pero, ¿qué pasa con todas aquellas impresiones que no logramos identificar en nuestro archivo personal? Los sueños suelen ser caprichosos y la mayoría de las veces incomprendidos. Si un sueño incomprendido es como un libro sin leer, el hombre pasa gran parte de su vida sin enterarse del mensaje de estos “volúmenes”. Es por ello que desde tiempos ancestrales, el hombre ha experimentado gran desconcierto y frustración al no lograr establecer una relación concreta entre su yo consciente y el área del subconsciente que en el período de sueño no coincide con ese consciente.

Williams James afirmaba que la experiencia entraña algo más que la simple conciencia despierta y un tenebroso reino llamado el inconsciente e indica la personalidad como una pluralidad de estados. La conciencia despierta supone sólo un estado entre otros muchos, teniendo significación solamente para la supervivencia del organismo biológico en el mundo externo. James sostenía que otras áreas de la experiencia humana en diferentes niveles de la persona, existían simultáneamente al lado de la conciencia despierta. La conciencia, de hecho, era un campo con un centro y una periferia. Mientras el objeto en el centro de la atención podía permanecer idéntico a sí mismo, el fundamento de la percepción podía llegar a ser radicalmente alterado por fatiga, shock traumático o conflicto intrapsíquico, de forma que la habitual explicación científica de la percepción no había tenido en cuenta. Las implicaciones de estos descubrimientos alterarían pronto, a su vez, la concepción de la ciencia de James.

Ahora bien si en estado inconsciente, vía energía síquica, somos capaces de adecuarnos al argumento de cada sueño, recordando lo aprendido en el capítulo dedicado a la mente, ¿cabe pensar en una particularidad de razonamiento asociado al proceder específico que como protagonistas, interpretamos en cada uno de estos sueños? Se supone que fuera del estado conciente no utilizamos el razonamiento, posiblemente utilizamos un patrón de engramas mnésicos que en la memoria, se correspondan con cada imagen o evento soñado. ¿Pueden dichos engramas anticiparse al registro de los eventos en el sueño? Regresemos además al capítulo en que estudiamos la Relatividad, ¿existe una relación memoria sueño que tal vez alcance una velocidad, que se acerca, iguala o aventaja, la velocidad de la luz? ¿Es posible que dentro de un contexto general, a veces distorsionado de lo que estamos dando por cierto, suceda que nuestros sueños se adelanten en ocasiones a eventos propios del estado de vigilia?, ¿es de manera accidental que se producen los llamados sueños premonitorios? Dicen que Juana de Arco vio en sueños el proceso de su muerte. Napoleón confiaba en el sentido profético que daba a sus sueños. En caso de ser cierto, no por ello quedarían satisfechas nuestras demandas sino que por el contrario, nos dejaría una inexplicable mezcla de reflexiones, dudas y llamaría la atención sobre nuevos hechos e imprevisiones de la mente, que a la suma de su infinita complejidad quedarían reducidas al desconocimiento y la falta de patrones.

Muchos yoghis creen que en la naturaleza que nos rodea está la explicación clara y directa de la cuarta dimensión. Si en el sueño muchas veces entramos vía energía psíquica en esa especie de cuarta dimensión, cabe preguntar si tal figuración de los yoghis supone una travesía general en el sueño colectivo. Claro que esto es una simple evocación de cierta época que de la que hablaremos no sin antes entrar en ciertas especulaciones como preámbulo. Ese período sueño que así mismo entraña una manifestación del ser en que se supone que pasamos de un estado consciente a otro de inconsciencia, una vez alcanzado, posee ciertas características que podrían involucrarnos en la creencia de una experiencia compartida o colectiva, ya que dentro de sus mecanismos propios logramos esa percepción de lo que sucede, aunque inconsistente, desde un punto más general y al mismo tiempo, incluso dentro de ese estado de aparente inconsciencia, nos comunicamos con lo soñado (el medio que nos rodea en el sueño) inclusivamente con los demás personajes-imágenes de nuestros sueños, y nos abrimos a una suerte de intuición acerca de lo que se avecina para percibir la atracción magna del soñante, o sea nosotros mismos en lo particular y su sentido esencial al que llamaré la aguja del sueño.

En nuestro esquema que diferencia los períodos entre el sueño y la vigilia y coloca a ambos como funciones que forman parte de la existencia, dibujamos el presente, el pasado y el futuro en una escala tiempo-espacio; nos colocamos como individuos que conforman colectividades y a su vez la humanidad, y cuando soñamos estamos cumpliendo con una función del programa para el concepto de vida individual. Milán Kundera nos dice en su Libro de la risa y el olvido: “…el pasado está lleno de vida y su rostro nos excita, nos irrita, nos ofende y por eso queremos destruirlo o retocarlo. Los hombres quieren ser dueños del futuro sólo para poder cambiar el pasado. Luchan por entrar al laboratorio en el que se retocan las fotografías y se re escriben las biografías y la historia. »

En La Vida es Sueño el dilema planteado por Calderón, no cuenta con esquemas que finalmente le sirvan a Segismundo para establecer una comparación definitiva; una vez desechados los patrones aparentes para el estado de vigilia y supuesto a afrontar una revolución absoluta en cuanto a estos patrones, se ve obligado a confrontar resultados caóticos que lo sumen en permanente duda. Esta idea de considerar la vida como sueño tuvo gran impacto a lo largo del siglo XVII en donde filósofos entre los que se encontraban Descartes y Leibniz convinieron en considerar la posibilidad de tal formato y sus implicaciones en cuanto a la existencia y la moral. Teorías que terminaron por desvanecerse ante los nuevos descubrimientos de las ciencias de la vida, y el hecho irrefutable de la muerte del ser humano.

El espíritu en el sueño tiene claras visiones. ” Esquilo.

Gracias a la simiente de desconcierto que perdura hasta nuestros días, y evidencia los esfuerzos y recursos del hombre para despejar completamente la incógnita que plantea el papel que desempeña el sueño en la vida del ser humano, contamos con obras de escritores y poetas como William Shakespeare, quien con su obra temprana Sueño de una Noche de Verano, armoniza elementos dispares entre la realidad y la fantasía. Francisco de Quevedo, en Los Sueños, desciende a estratos casi inconcebibles de la vida. Las experiencias oníricas de grandes poetas y escritores como Charles Dickens y Jorge Luis Borges entre otros, nos ofrecen un panorama cultural enmarcado en una constante a lo largo de la historia, como lo es el enigmático tema del sueño. Existen testimonios de figuras como Wagner, cuya música para la ópera Tristán e Isolda fue inspirada en un sueño del genial compositor. Samuel Taylor Coleridge estaba escribiendo de memoria los versos logrados en un sueño y ya no pudo recordarlos porque alguien le interrumpió cuando esto sucedía, y fue así que su poema Kubla Khan quedó inconcluso. Robert Louis Stevenson con su obra El doctor Jekill y Mr. Hyde; Bram Stoker con Drácula y mucho, mucho más.

Las resultantes del azar conocidas como serendipia (descubrimiento accidental de cosas no buscadas) se han dado a lo largo de la historia y uno de sus vehículos es el sueño. El descubrimiento de la estructura del benceno (1865) Friedrich August Kekulé, es otro caso: seudoserendipia (descubrimiento accidental que culmina con un camino de búsqueda). Según la versión que se conoce del propio Kekulé, tras largo tiempo dedicado a resolver el problema, halló la solución en un sueño. Einstein de quien hemos hablado a lo largo de este trabajo, tuvo un sueño (1904) donde iba montado en un rayo luminoso; se desplazaba a la velocidad de la luz, al mismo tiempo que esto sucedía se fijó en que aquellos con quienes se encontraba, veían el mismo acontecimiento pero en momentos diferentes. Se despertó alterado y escribió la ecuación E=MC al cuadrado sin saber exactamente de lo que se trataba. Con la elaboración y la investigación de la misma surgió el código que revolucionaría la física moderna: La Teoría de la Relatividad.

Se dice que Edison, El Brujo de Merlo Park, fue el campeón de este tipo de sueños, (1,100 inventos en el transcurso de su vida) por lo que ha sido considerado el mayor inventor de todos los tiempos. Elías Howe inventó la máquina de coser gracias a un sueño en que las lanzas de unos guerreros que iban a ejecutarlo tenían un agujero en las puntas, y de ahí surgió la solución al problema que se había planteado de la aguja de máquina, que a diferencia de las de coser a mano, llevaría el orificio en la punta. Niels Bohr en busca de una imagen para la estructura del átomo, la encuentra en un sueño del que proviene la idea de comparar la estructura del átomo con la del sistema solar; por este concepto, obtuvo el Premio Nóbel en 1922. Claramente se conoce que todos ellos, hombres eminentes en sus respectivos campos, trabajaban arduamente para obtener resultados, y estos resultados se manifestaron en las horas de descanso físico en el período del sueño. Por toda esta serie de factores, debemos estar conscientes que el trabajo de la mente humana se extiende más allá del periodo de vigilia, por lo que si reflexionamos acerca de estas peculiaridades relacionadas con el período de sueño y la mente, veremos que ese momento en que se vislumbra la solución perseguida de un problema o enigma, o se obtiene la fuente de una obra genial, está rodeado intrínsecamente de características que son dadas solamente para estos períodos de sueño, a los que, además de incluir todas las manifestaciones del comportamiento biológico específicas para los mismos y que estudiamos al principio de este capítulo, se suma el supuesto estado de reposo de la mente que no es otra cosa que un estado de diferente rendimiento intelectual y que, debido a un aparente inconexo con estímulos y/o distracciones exteriores a la mente y el cuerpo que son aplicables sólo para el periodo de la vigilia, se halla en condiciones óptimas para cotejar la información almacenada en la memoria con una mejor y mayor eficacia que finalmente, por medio de la sucesión en mayor o menor grado correlativa de imágenes en un sueño, lleva nuestra mente a armar el rompecabezas. Es como pensar que esa solución ya estaba dada en un estrato de la mente pero, sepultada, tal vez protegida sea un mejor término, por factores ajenos a la misma y el sueño logra sacarla a flote.

En realidad los sueños son mensajes que, por enigmáticos, poseen el poder tanto de reprimir ciertos comportamientos, como de dar rienda suelta a la capacidad imaginativa del ser humano; mensajes que nos envía nuestro universo íntimo para establecer una comunicación armónica. Freud conquista un territorio exclusivo para el psicoanálisis, y lo hace exponiendo que no sólo los sueños son mensajes sino que esos mensajes provienen de un lugar, de lo reprimido, lo inconsciente, y es así que al concebir los inconscientes como actos propios al hombre, existe en los sueños una posibilidad de escrutar la verdadera naturaleza del ser humano, escrutinio al que Freud dedica gran parte de su obra, además de valerse de los sueños de sus pacientes, de los suyos propios.

Ahora bien, si el sueño es un mensaje, ¿cuál es su lenguaje, su disciplina? Es seguro que todo lenguaje obedece reglas; reglas que de alguna forma establecen una correspondencia entre el ser conciente y el ser inconsciente. Habíamos dicho que el deseo y la espera son constantes en la vida del hombre que lo estimulan a vivir y al mismo tiempo lo apremian y presionan afectando de diferentes formas su vida. Si los sueños son mensajes en clave y queremos descifrar esas claves, debemos conocer que dichas claves provienen de nuestro propio ser; un ser que abarca la mente, el cuerpo y el alma, y si el cuerpo y sus sistemas envían información distorsionada a la mente, (recordemos la dialéctica de la obra de Platón), la mente en el ingénito cumplimiento de su función sistemática de desentrañar y cotejar información, trabaja arduamente, sin que lo sepamos siquiera, y se esfuerza en demasía porque trabaja para colocar lo más proporcionadamente posible, lo que tiene poca o ninguna proporción. A veces ese resultado puede ser caótico lo mismo que un sueño puede ser disparatado. Para ilustrarlo, pongamos por ejemplo una experiencia común: una persona que comienza a usar una computadora, al pedir información de cuyos datos específicos no está seguro, debe hacerlo utilizando claves: palabras que siendo la menor cantidad posible, vayan en orden y sin artículos; esto para obtener mejores resultados. Mientras menos concisa sea la clave que usted ofrezca, menos directa será la información recibida ya que el ordenador o computadora devuelve la información solicitada utilizando su proceso de localización de referencias dentro la data almacenada en la Web. Mientras más concisa y clara sea la clave, mejor será el resultado obtenido. Lo mismo sucede con nuestra mente y de ello hemos hablado antes. Recordemos que desde la estructura más pequeña hasta la mayor, todas funcionan gracias a un sistema organizado; lo mismo ocurre con la relación cuerpo-mente-vida. Si aprendemos a conocernos mejor, si organizamos nuestra vida, también organizaremos nuestra mente, nuestra alma y por ende nuestros sueños.

a. El Gran Oniromante.

Calderón antepone los contrarios en boca de Segismundo: “…el hombre que vive sueña.” Puntualicemos esta percepción con las siguientes preguntas:
¿Qué es la vida? un frenesí, /una sombra, una ficción, / y el mayor bien es pequeño/ si todo en la vida es sueño/ y los sueños, sueños son.” La Vida es Sueño, Calderón
¿Y somos esa imagen que soñamos,/ sueños al tiempo hurtados,/ sueños del tiempo por burlar el tiempo? Pregunta. Octavio Paz.

Llegamos hasta este punto sólo para darnos cuenta que en ocasiones lo que creíamos bueno suele resultar nocivo o viceversa, y lo que a veces comienza como un simple juego de palabras, se convierte en un tema de debate; un ejemplo relevante lo tenemos en la clonación de seres humanos. Tiempo atrás parecía utópica y hoy es hecho irrefutable. Recordemos los titulares de los diarios y aquellas primeras imágenes de la oveja Dolly, a finales del siglo pasado, recorriendo el mundo para asombro y recelo de la humanidad. Hoy día son parte de la actualidad científica. También aquella noticia confirmada por el Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS) de Francia, en octubre del 2002 cuando el 7 de febrero de ese año un grupo de científicos involucrados en el proyecto Archeops durante unas 20 horas de vuelo de un globo estratosférico realizado por el Centro francés de Estudios Espaciales desde su base de Kiruna (Suecia), lograron tomar las medidas más precisas nunca antes logradas de las radiaciones fósiles emitidas por el universo poco después del Big Bang, afirmando que el universo es “espacialmente plano.”

Así como los sueños tienen parte en la vida, ¿quién sabe si lo que hasta hoy habíamos dado como cierto y efectivo, deja de serlo radicalmente porque acaba de salir a la luz una nueva teoría?, o lo que parece ser un verdadero descubrimiento o hallazgo de la ciencia, se convierte en un instrumento que, según las manos en que caiga, beneficia o perjudica a la humanidad. Lo que denominamos vida, es una condición del ser que reúne diferentes estados de la conciencia que abarcan dos grandes períodos como lo son el sueño y la vigilia; en ambos estados de conciencia los puntos de convergencia parecen cada vez más básicos, y los puntos de divergencia lo son cada vez más distantes. El secreto de la humanidad puede haber estado navegando a la deriva, recorriendo el infinito del sueño humano en milenios de encierro en una botella.

Cuanto más duramente se oprime la verdad, más fuerza toma, y la explosión será terrible.” Emile Zola.

Puede que un buen día llegue el Gran Oniromante y se dé el fenómeno de la apertura de la botella y el descubrimiento de ese, hasta hoy indescifrable pergamino (la verdad); la botella (el hermetismo); incluso el mar (el sueño de la humanidad), sean realidades aparentes. Tanto como hasta hoy no tenemos la verdad absoluta, tampoco para el inconsciente, la realidad puede probarse, y sólo el inconsciente adquiere relevancia a la hora de traducir en consciente, lo que creemos que somos, vivimos, o sabemos. El inconsciente no busca realidades ni verdades, le basta creer que está, es y existe, mientras el consciente interroga, duda, necesita pruebas y se basa en lo que desea para creer.

«Desapareció tras una serie de experimentos que no contentaron a nadie y disgustaron a todos. Era aquella una hermosa utopía que en la práctica no podía dar resultado alguno, resolviéndose, al cabo, en una especie de esclavitud. Así, hemos vuelto a lo viejo, y hoy hay pobres y ricos, dependientes y patronos, como miles de años antes, como ocurrió desde que el mundo comenzó a poblarse
Emilio Salgari, Las maravillas del año 2000.

Las características del inconsciente se manifiestan en que sus procesos dinámicos no llegan a la conciencia, a pesar de su fuerza e importancia, y ni la conciencia ni la memoria llegan a hacerlo consciente (por mecanismos naturales no llegan a la conciencia). El inconsciente está, según el padre del psicoanálisis, Freud, compuesto por: los instintos, más el material reprimido; es caótico, lógico y en él conviven todos los contrarios. El yo consciente, por su parte, tiene a cargo la comprobación de la realidad. Observe y analice: Por eso, porque nuestro ser se compone de un tercio de sueño y dos de vigilia, demos a ese sueño el valor que le corresponde, enviándole desde nuestro centro de vigilia las referencias más lúcidas que podamos concebir a modo consciente, para obtener de ese inconsciente maravilloso, la nitidez que muchos llaman sueños lúcidos, y el estado de la mente que se iguala al espíritu para lograr mayor creatividad, soluciones, y la felicidad del propio acto de soñar.
pues que la vida es tan corta, / soñemos, alma, soñemos” La Vida es Sueño (v. 2358-59) Calderón de la Barca
continuará…..

Adelanto para la próxima entrega:
LA MUERTE NO EXISTE.

Más información sobre María Eugenia Caseiro

Comentarios2

  • Lena

    Sueños...Ma. Eugenia.
    Para mi lo que existe es la mente...la mente nos lleva a lugares reconditos, donde anidamos nuestros sueños, buscando el momento de verlos salir a la luz, para hacerlos realidad..
    Yo pienso que los sueños se deben a esos deseos de lograr algo y en ellos vemos tanto lo que nos puede hacerlo lograr, como lo que se interpone inconscientemente
    Estoy de acuedo con Freud...
    Y claro esta, con Calderon de la Barca: " ...pues que la vida es tan corta,
    soñemos alma, soñemos..."
    Soñemos despiertos, hasta lograr con Amor,hacer realidad nuestros sueños...

  • Lena

    Ma. Eugenia la felicito y le doy gracias por sus "Escrivisiones.."



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