El espacio sociológico. Construcción del marco narrativo (IV)

El punto de partida de toda narración es una serie de datos que deben resolverse con antelación y que otorgan estabilidad y unidad a la historia. Antes de sentarnos a escribir tenemos que abocarnos a la construcción del marco narrativo, el cual estará definido por un espacio físico, el ambiente psicológico y el entorno sociológico. Ya me he detenido en la elaboración de los dos primeros, hoy me toca explayarme sobre los aspectos socioculturales en la narración.

Características del espacio sociológico

El espacio físico en la narrativa hace alusión al entorno natural en el que se desarrolla la historia (entendiendo como tal no sólo los aspectos relacionados expresamente con el ambiente sino también con el tiempo) y el ambiente psicológico se encuentra ligado a las sensaciones que viven los protagonistas (y que sirven de vínculo expresivo con el lector, permitiendo crear el entorno de un determinado género narrativo). El tercer componente del marco narrativo es el ambiente sociológico, que se encuentra relacionado con los aspectos socioculturales, económicos y espirituales que rodean a los personajes.

Es un punto sumamente importante a tener en cuenta ya que, dependiendo del grupo social al que pertenezcan, de las creencias y de las características económicas, serán las decisiones que estos personajes tomen a lo largo de la trama. Debemos aclarar que aunque estos detalles no aparezcan en la narración de forma explícita, deben hacerlo de manera subterfugia. Un buen personaje es aquel que se encuentra construido de forma tan sólida que un lector observador puede intuir su comportamiento o alguna de sus respuestas, ya que es capaz de empatizar con lo que le sucede y entiende por qué actúa cómo lo hace.

En el ambiente sociológico hay tres aspectos que son fundamentales: estrato social, espiritualidad y entorno social. Resolver estos tres pilares, podrá sernos de gran utilidad para llevar a cabo un trabajo honesto y certero y otorgar a nuestra narración una estructura y un entorno que permitan a los lectores vivir en ese universo mientras permanecen leyendo nuestra historia.

3 consejos para construir el espacio sociológico

1- Definir el estrato social

Lo primero que debemos tener claro antes de comenzar a escribir es el entorno y la situación económica que vivirán los protagonistas. El estrato social al que pertenezca nos dará la pista no sólo del trabajo que puede desarrollar sino también de las relaciones que establecerá con el mundo que le rodea y, ¡algo sumamente importante! el uso que hará del lenguaje.

Por estrato social no sólo se entiende la clase socioeconómica a la que pertenece, sino también su edad, grupo étnico, educación, etc. Todos estos aspectos tenemos que definirlos de antemano porque nos darán el hilo del comportamiento que desarrollará nuestro personaje y de la forma en la que resolverá los conflictos que se le vayan presentando a lo largo de la historia.

2- Definir la espiritualidad

La espiritualidad en el marco narrativo engloba todos los aspectos ideológicos que atañen a los personajes. Si son religiosos, cuáles son los fundamentos de sus creencias y de qué forma conviven con esas ideas. Asimismo también forma parte de su espiritualidad el tipo de actitud que adopten frente a las dificultades: si son optimistas, si son fácilmente influenciables, si tienen un pasado que les lleva a actuar de una determinada manera, etc.

Todos estos aspectos están sumamente ligados a los que vimos en el espacio psicológico y es evidente que entre ambos espacios debe existir una cierta coherencia. Cabe señalar que estas cualidades no necesariamente se van a manifestar de manera explícita, pero es importante que las tengamos definidas para dotar a nuestros personajes de una uniformidad una vida sustancial.

3- Definir el entorno social

Una vez que sabemos a qué estrato social pertenecen nuestros protagonistas y que hemos visualizado sus ideas más importantes y su actitud frente a la vida, tenemos que situarlo en un entorno social. Este aspecto estará definido por las personas con las que se relacionen y la forma en la que éstas los transformen.

Sin duda en este punto puede establecerse un quiebre en la normalidad de uno de nuestros personajes. Por ejemplo; si de pronto comienza a relacionarse con un personaje que pertenece a otro estrato social o que tiene una espiritualidad diferente, puede comenzar a replantearse ciertos aspectos de su vida que pueden repercutir considerablemente en el curso que siga la historia. De ahí la importancia de este elemento en la construcción narrativa. ¡Eso sí! Hay que estar sumamente atentos a la hora de introducir elementos extraños en una historia, ya que debemos fundamentar esa intromisión, de lo contrario podríamos echar por la borda muchísimas horas de trabajo y esfuerzo.

Si tenemos en cuenta cómo será el escenario físico, psicológico y sociocultural de nuestra historia, tenemos lo fundamental para construir un universo sólido que sirva de anclaje para nuestra narración y le otorgue la contundencia que necesita toda construcción narrativa para resultar atractiva a los ojos de los lectores. Y ahora, amigos ¡manos a la obra!