A algunos escritores con cierta tendencia al alcoholismo se les escapa la hilacha en la escritura. En este ciclo de literatura y alcohol ya hemos escarbado en la biografía de algunos de ellos, como Ernest Hemingway, Victor Hugo Viscarra, Dorothy Parker y Elizabeth Bishop, entreotros. Hoy le llega el turno a Ian Fleming, el creador de la famosísima saga de James Bond. Sobre su pasión por la bebida y sus parecidos con su personaje más popular versa este artículo; espero que lo disfruten.
James Bond VS Ian Fleming
Una de las preguntas más reincidentes en el universo de las letras es acerca del parecido que los autores tienen con sus personajes. Y es inevitable caer en esta curiosidad al leer a Fleming y descubrir a un Bond con cualidades de superhéroe y una extraña forma de entender el concepto de justicia. Ahora bien, ¿qué cosas tienen en común él y Bond? La pasión por la bebida y el espionaje son sin duda los puntos más biográficos que implantó Ian en su personaje. Al igual que él, James era un bebedor empedernido, a tal punto que inventó su propia bebida: el Vesper Martini, un cóctel hecho con Martiny Dry, Limón y Vodka, que también era uno de los que se pedía Ian en las fiestas.
Ian Fleming nació en Londres el 28 de mayo de 1908 y se hizo sumamente popular tras crear al agente secreto James Bond, a quien llamó de este modo en homenaje al reconocido ornitólogo y a quien otorgó alguna de sus características emocionales y sus manías. Uno de los puntos en los que más se encontraban ambos personajes es en su gusto por la bebida. A Bond le gustaba muchísimo la bebida, aunque no podríamos decir que era alcohólico, más bien podríamos verlo como una especie de criatura sobrenatural que pese a beber y beber no perdía sus cualidades mentales y físicas.
La bebida favorita de Flemming, sin embargo, era la ginebra y podía tomarse él solo una botella de esta bebida sola por día. Por lo visto Bond había heredado de él ese placer por el alcohol, y en la edad madura se acercaron más en los gustos cuando el escritor cambió la ginebra por el bourbón por recomendación de su médico (era más saludable; aunque a los niveles de consumo que llevaba ¿podría alguna bebida ser saludable?)
Entre los hechos llamativos en la vida de Ian y que le condicionarían muchísimo como futuro escritor cabe mencionar su trabajo como asistente de los servicios secretos ingleses. Esta experiencia le permitió conocer de primera mano los hechos y los entresijos de la misteriosa vida militar; lo cual utilizó en sus novelas sobre espionaje y le permitió otorgarles una gran credibilidad a sus historias. El punto de partida fue «Casino Royale», en la que presentó al mundo a un agente de espionaje conocido como James Bond y que sería protagonista de una fructífera labor literaria: veinte novelas de intriga y acción que darían la vuelta al mundo conquistando el corazón de muchísimos lectores.
Vesper Martini, la bebida de Fleming
Agitado pero no revuelto es el licor que todos conocemos de Bond, sin embargo no era su bebida favorita, que era el bourbón y el Whiscky: al leer sus obras encontramos que eran las que más consumía. Sin embargo ese agitado pero no revuelto hace referencia a cómo le gustaba tomar su Vesper Martini, un cóctel que acuñaron Bond y Fleming y que se convertiría en una bebida clásica entre los apasionados de la obra literaria de Ian. Una bebida que llevaba entre otras cosas ginebra, vodka, Lillet y limón.
Tan popular se volvió James Bond que incluso parece que una revista científica de la Universidad de Nottingham dictaminó que teniendo en cuenta los hábitos alcohólicos de Bond sin lugar a dudas tratándose de una criatura real habría sufrido de cirrosis, impotencia y depresión y, posiblemente no habría pasado de los 56 años de vida.
En esa misma revista se toman la licencia de añadir que Bond ciertamente no podía combinar el consumo de altas dosis de alcohol con su capacidad como detective privado, ya que teniendo en cuenta la cantidad de alcohol en la sangre que tendría cada día sería imposible un desempeño mental, físico y sexual como el que se muestra en sus aventuras. Pero lo más interesante es lo que concluyen los doctores de Nottingham, luego del exhaustivo análisis de las capacidades de Bond:
De Fleming se cuentan muchas anécdotas graciosas, quizás entre él y Bond existan muchos otros parecidos que los aquí citados. Es posible que la bebida haya ayudado muchísimo al escritor a establecer con su personaje una relación cercana e indivisible; lo que no cabe duda es que Ian sí era de este mundo y, a diferencia de James, sufrió las consecuencias de sus excesos etílicos; tal es así que falleció antes de cumplir los sesenta por problemas cardíacos ciertamente potenciados por su alcoholismo. Posiblemente, esta única certeza fue la que lo llevó a dotar a Bond de una mortalidad envidiable.
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