La poesía vive una etapa de crisis. Es una de las frases que más escucho en las últimas semanas y a la que me opongo. Es decir, que es el arte en general lo que está en crisis por la gran masificación y el auge de las grandes industrias, pero de nosotros depende salir de esa crisis. Pese a los numerosos problemas que debemos enfrentar a diario como sociedad, la poesía se mantiene, está viva, y continúa ofreciendo oportunidades increíbles para quien desee tomarlas.
Entre las voces más indiscutibles de la poesía de esta época se encuentra el poeta granadino Luis García Montero, de quien ya he hablado en otras ocasiones y cuya poesía me parece indispensable para estos tiempos que corren.
Poeta de la experiencia
Luis García Montero, nació en Granada en 1958 y es un imprescindible poeta de la actualidad, autor de poemarios como «Vista cansada«, «Un invierno propio» y «Luna en el sur«. Ha escrito también libros de ensayos como «Mañana no será lo que Dios quiera» y «Gigante y extraño«, sobre la rima de Gustavo Adolfo Bécquer.
Ha sido premiado en varias ocasiones por su labor indiscutible en el ámbito de la poesía. En 1994 fue galardonado con el Premio Nacional de Literatura, uno de los más prestigiosos en el ambiente de las letras. Además ha recibido el Premio Loewe por su obra «Un invierno propio» y el Nacional de la Crítica por «Vista cansada«.
Premio La Trastienda
Este año el importante Premio La Trastienda, que otorga la Fundación Instituto Cultura del Sur en Santander, ha sido dado a Luis García Montero.
Montero se ha acercado a recibirlo con esa humildad que lo caracteriza y siempre las palabras necesarias para hacernos despertar del ensueño triste de la mala época en la que vivimos; recordándonos que la única forma de establecer el equilibrio y la cordura, es acercándonos a nuestro propio universo para reflexionar, y la poesía es uno de los mejores espacios donde esto es posible.
El objetivo de este premio es valorar la labor de aquellas personas que se destacan de forma creativa en los diversos ámbitos de la cultura. Otras personas que lo han recibido han sido el editor Jesús García Sánchez, el músico Miguel Ríos, el cineasta Elías Querejeta y el periodista Miguel Ángel Aguilar.
La entrega, que prometía convertirse en una nueva edición similar a las anteriores, viró rotundamente cuando los presentes se prestaron para analizar de forma profunda y brillante la labor de este poeta. Una noche sin desperdicio donde uno de los mayores exponentes de la poesía de la experiencia, fue el protagonista.
En este acto participaron importantes figuras de la cultura española como los son Benjamín Prado, Joan Margarit, Eduardo Mendicutti, Almudena Grandes (esposa de Luis) Chus Visor, Miguel Ríos y Juan Vida. Es decir, no sólo reconocidos escritores sino también artistas de otros géneros y gente relacionada con el mundo de la cultura.
Además, y lo más destacable y sorpresivo, fue que se dio a conocer un adelanto de la próxima novela de García Montero, que saldrá el 3 octubre de mano de Editorial Planeta y se llamará «No me cuentes tu vida«. Por otro lado, como frutilla del postre, Almudena Grandes, esposa de Luis, dio a conocer su primer y único poema, que llamó «Poema único» y dedicó «al hombre de su vida».
Se hizo referencia a García Montero como el máximo exponente de la llamada poesía de la experiencia. Al recibir el premio, el poeta afirmó que se sentía sumamente agradecido y un poco abrumado. Dijo:
La poesía de García Montero
Luis García Montero se acercó a la poesía siendo todavía chico. Está convencido de que cualquier persona antes de ser poeta, es lector de poesía.
Cuenta que cuando era adolescente leyó a Federico García Lorca y se sintió tan tocado por su obra que se volcó de lleno a la poesía, a leer todo cuanto llegara a sus manos de este arte… Y luego, a intentar poner en palabras sus propios sentimientos e ideas.
No sé cuál es la experiencia de ustedes, pero por mi parte comparto plenamente esta idea. Mi acercamiento a la poesía fue a través de personajes claves de la Generación del 27, Antonio Machado, Federico García Lorca y Juan Ramón Jiménez, y me apasioné tanto por las letras que empecé a devorar más y más… Desde Bécquer y Nervo hasta Hernández y Lugones; pasando por Ruben Darío, Arthur Rimbaud y Aleksandr Pushkin. La escritura vino después y supongo que, como dice Montero, tuvo que ver con la necesidad de reproducir la belleza que me había cautivado de la poesía de los más grandes de las letras.
La poesía no es un arte multitudinario; de hecho a los poetas y poetisas nos cuesta muchísimos hacernos de un espacio, compartir nuestras obras y llegar a ubicarnos en las librerías. Sin embargo, gracias a que existen autores como García Montero que sí logran llegar a un público más amplio, es que la poesía continúa viva.
Posiblemente una de las cosas que más admiro de este poeta es su sencillez, su visión no sólo de la poesía, sino también de la vida.
Le he escuchado decir que es necesario abordar aquella vocación que tenemos y luchar por ella, enfrentándonos a diario al trabajo de crear y acercarnos a nosotros mismos, para poder estar equilibrados; porque ahí reside la verdadera solidaridad.
Sólo en la medida en la que buscamos nuestra paz interior podremos ayudar a otros, es decir que de nuestra felicidad depende la felicidad de los otros.
Les dejo un vídeo de una entrevista realizada en México con motivo de la entrega del Premio Loewe donde Luis expresa cosas absolutamente exquisitas.
Y para terminar, los animo a que continúen escribiendo y compartiendo sus trabajos con todo aquel que sea capaz de apreciarlo. Y una última cosita, si no conocen a Luis, les recomiendo que lean su obra porque estoy segura que no se van a arrepentir.
Comentarios1
“El amor es el rector de los sentimientos” (Theo Corona, abril de 2011, De mi libro “Su Excelencia El Amor”)
Me uno al aplauso y admiración de este insigne y laureado poeta granadino, Luis García Montero quien ha demostrado que la literatura, aunque mal pague, vale la pena vivirla; pues es uno de los medios por el cual el hombre expresa sus sentimientos, máximos exponentes del ser humano. Si estos valores nacidos en interior del corazón del hombre no existieran o dejaran de existir, habría que volverse de espalda y dejar que el tiempo inexorable pase y nos aviente a cualquier lugar...., pues valdría poco la vida.
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