«Giros narrativos e historias del saber» (Plaza y Valdés Editores)

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«Giros narrativos e historias del saber» (Plaza y Valdés Editores)

La filosofía es tan antigua como la vida misma; y surgió como respuesta a esa necesidad humana de ordenar las cosas y de entender la vida. La filosofía se nutre a su vez de otras cientos de especialidades como la historia, la literatura y la psicología y, aunque muchas veces intenta separarse de ellas, nunca consigue hacerlo del todo. Y esto se debe a que comparte con ellas lo básico: esa necesidad de explicar la realidad. Y en ese comprender el mundo no existen los filósofos, ni los  literatos ni los historiadores, hay hombres y mujeres pensando, razonando y tratando de aclarar el bagaje de ideas que ametrallan sus cabezas.

Ese punto en el que las diversas disciplinas convergen podría ser llamado giro narrativo, porque todas las ciencias al explicar las cosas utilizan el lenguaje y lo arman de la forma en la que le resulta práctico y útil a cada una, imponiendo su propio léxico el cual transcribe esa verdad que se desea explorar.

La historia del saber y la literatura

Como lo decíamos hace unos días, la relación entre filosofía y literatura ha sido motivo de discusión y disputa en varias ocasiones a lo largo de la historia.

En algunos períodos filosofía y narrativa se repudiaron. Basta acercarse a Platón y encontrarlo echando a los poetas de su República para reconocer la poca simpatía que se les prodigaba a los poetas y literatos en el sistema de razonamiento de uno de los filósofos más importantes de todos los tiempos. Sin embargo, también ha habido valiosísimos pensadores que abrazaron las letras y que otorgaron a la escritura ese valor puro y necesario a través del cual se puede llegar a conocer el fondo de las cosas más fielmente que desde el razonamiento estructural. Autores como Voltaire, Schiller o Goethe que fueron capaces de mantener un equilibrio entre ambas disciplinas.

De qué forma podemos llegar a alcanzar un equilibrio entre las diversas disciplinas sociales, cómo podemos conseguir que el lenguaje nos ayude a descubrir la verdad que subyace a las cosas y qué importancia tienen los giros narrativos a lo largo de la historia de los conocimientos, son las respuestas básicas que persiguen los autores de Giros narrativos e historias del saber: un libro que se conforma por 16 artículos de corte ensayístico escritos por autores de diversas disciplinas. Dada esta característica en sí misma es una obra que podría implicar un giro para los libros de ensayo en tanto y en cuanto posee una riqueza tangible que le viene por ese mestizaje entre todas las disciplinas que han permitido el razonamiento: filología, literatura, filosofía, derecho, ciencias de la comunicación, entre otras.

Una vez más la editorial Plaza y Valdés nos ofrece una lectura transversal a través de la cual podemos acercarnos al pensamiento y a la creación desde un punto de vista neutral: intentando comprender por qué pensamos como lo hacemos y por qué ciertas cosas que creemos innatas al razonamiento, en realidad responden a una necesidad-pulsión que poseemos todos los humanos en mayor o menor medida.

La imagen y las nuevas formas de expresión artística

El giro más relevante que han tenido que enfrentar la literatura y la historia del saber es aquel impuesto por las nuevas tecnologías. La presencia de la imagen como recurso anexo imprescindible para los textos y la ebullición de plataformas y alternativas para el planteamiento de la realidad obligó a repensar la estructura de razonamiento y el contar de la propia realidad.

El giro icónico es sin duda un elemento que permite decir más de lo que expresan las propias palabras a través de imágenes aliadas. Según lo expresaba Hegel lo medial ofrece un punto de inflexión para el surgimiento de nuevas realidades, a través de un cambio radical en el contenido interno: y ¿qué es esto sino una forma nueva de hacer literatura?

A lo largo de la historia de la humanidad han existido numerosas formas de dar constancia de lo vivido, de las experiencias: una de ellas, indiscutible y certera, ha sido el arte.

A través de las obras se impulsa la memoria y se construye un elemento que trasciende al tiempo y a las personas y permite acercarse a la verdad que encierra cada experiencia. Y cuando hablamos de experiencia nos referimos a ese motor productivo de la memoria que posee una estructura temporal que la separa de la propia vivencia, porque convierte lo íntimo en un saber colectivo, que nos sirve a todos.

Y en este punto podemos hablar de los relatos que forman parte del bagaje de la narración oral cuyo objetivo era entretener y aleccionar a los oyentes. Hace unos días hablábamos de las tragedias griegas, que sirvieron en la Antigua Grecia no sólo para entretener al pueblo sino también para inculcarle una ideología, una moral. Entonces, filosofía y literatura se daban la mano, se fundían y se servían la una de la otra. Pero posteriormente, cuando la escritura dejó de servir como una alternativa para moralizar a los oyentes hubo un quiebre categórico entre ambas. Sobre este tema hay tres extensos y clarísimos capítulos sobre los que volveré en otro artículo.

A lo largo de la lectura nos encontraremos con los diversos aportes que instauraron los cambios sociales y culturales en ese contar, esos giros que ayudaron a representar con más fidelidad esa realidad que era analizada y discernida por las diversas disciplinas académicas.

«Giros narrativos e historias del saber» (Plaza y Valdés Editores)

La palabra que sirve al razonamiento

Saussure expuso que la palabra presentaba una clara disociación que permitía desentrañar sus cualidades. Por un lado poseía un significante (la propia palabra) y por otro, se encontraba dotada de significado (aquello a lo que se refiere). Si somos capaces de comprender esto, podemos entender hasta qué punto el lenguaje nos ilumina. La palabra es volátil y es gracias a eso que puede acercarse a la realidad e interpretarla mejor que el propio pensamiento.

Si nos centramos en la etimología de la palabra cuya raíz reside en un término griego, la palabra es ‘aquello que se lanza o pone al lado de’. Esto significa que posee una innata relación parabólica con la realidad ya que su cualidad de independiente le permite elevarse por sobre esta para explicarla. Y en este elevarse construye un mundo de ficción que no tiene por qué coincidir con la realidad objetiva.

La palabra inunda todas las actividades y las construcciones que realizamos; es la única imprescindible en toda la ecuación y representa nuestro única certeza. La forma en la que las diferentes culturas y disciplinas se han ido enfrentando al conocimiento a lo largo del tiempo y cómo desde cada una se impusieron diversos giros narrativos que ayudaron a comprender y amalgamar las teorías, lo afirman.

«Giros narrativos e historias del saber» (Plaza y Valdés Editores)

Francisco Umbral, antes poeta que filósofo

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El libro cierra con un capítulo que, a mi entender y leer, es un broche de oro para esta recopilación de interesantes textos. Se trata de una pequeña semblanza sobre la forma en la que el poeta Francisco Umbral comprendía la filosofía y amaba la literatura.

Umbral expresaba que mientras el pensamiento termina convirtiéndose en una estructura que agobia y limita las capacidades del pensador, el lenguaje lo libera. Y nos ofreció un giro que sin duda es el más placentero de enfrentar para los que abrazamos la escritura: el pensamiento en sí mismo no puede ayudarnos a entender el mundo, eso les corresponde a las palabras.

Escribir desde la pulsión dejando iluminarnos por el lenguaje, dándole a la escritura un espacio en el que sustituya el pensamiento, nos convierte en individuos vivos, exploradores, capaces quizás no de comprender la vida, pero sí de abrazarla y de observarla para dar constancia de ella.

Este proyecto encabezado por los editores Faustino Oncina y Elena Cantarino es de una ambición extraordinaria. Tener la valentía de poner en duda aquello que desde los comienzos de la humanidad le pertenece a la filosofía y valerse de la figura de un pensador controvertido como lo fue el gran Francisco Umbral sin duda merece un capítulo aparte en los anales del ensayo como género. Por esta razón les prometo que volveremos pronto sobre algunos de los temas fundamentales de este libro que, dadas las limitaciones que nos impone una reseña, no he podido analizar todo lo que habría deseado.

De momento los animo a leer Giros narrativos e historias del saber, un libro a través del cual no sólo sabrán encontrar respuestas (y cientos de preguntas) en torno a la creación literaria sino también a esa relación confrontada desde la antigüedad entre dos disciplinas que no han hecho más que intentar explicar la vida desde diferentes puntos de vista.

Para terminar me quedo con una frase que nos propone Francesc Casadesús Bordoy en su artículo «Del logos al mito» y que creo es muy atinada para resumir lo que este libro significa y lo que los giros narrativos otorgan a los saberes universales.

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«Giros narrativos e historias del saber» (Plaza y Valdés Editores)

Comentarios1

  • Dilmer Raul

    Excelente comentario, muy profundo y enriquecedor
    Gracias
    por aumentar nuestro bagaje cultural , con estas publicaciones
    saludos fraternales
    Dilmer Raul
    [email protected]

    • Tes Nehuén

      Muchas gracias por tu comentario, Dilmer Raúl. La editorial Plaza y Valdés tiene libros fantásticos; te la recomiendo muchísimo si te gustan los ensayos.
      Un abrazo.



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