Frida Kahlo, Simone de Beauvoir y Virginia Woolf, tres nombres ineludibles del feminismo que han posado por la extraordinaria fotógrafa Gisèle Freund. A lo largo de una larga vida, la artista supo dejar postales ineludibles de la transformación del mundo a través de sus fotos. Hoy, en Fotografías Literarias escribo sobre ella.
Herencia y fotografía
Gisèle Freund nació en Berlín el 19 de diciembre de 1908 en el seno de una familia judía. Su padre fue un gran conocedor de la obra de Karl Blossfeldt de quien tenía una gran cantidad de obras. Su interés por el arte y el coleccionismo le llevaron a inculcar en su hija una pasión temprana por lo visual. Así, cuando Freund tenía quince años recibió su primera cámara de fotos como regalo por haberse recibido de bachiller: una cámara Leica que le acompañaría durante mucho tiempo y con la que conseguiría demostrar su ineludible don para la fotografía.
En 1933 Freund se unió al movimiento comunista para dejar constancia fotográfica de la situación política del momento. Cuando Hitler se hizo con el poder emigró a Francia. Por partida doble habría sido tomada por enemiga de Hitler: como judía y como comunista. Freund estudió sociología pero no ejerció como tal. En París consiguió emplearse en importantes revistas realizando retratos de diversas figuras importantes del momento. Algunos de sus trabajos salieron en las revistas Weekly Illustrated, Life y Paris Match. En 1937 se nacionalizó francesa y se casó con Pierre Blum.
Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, Freund se mudó a Argentina donde colaboró con la revista Sur, de Victoria Ocampo, y con otras revistas de fotografía y cultura latinoamericana. En esta época escribió libros sobre fotografía, que serían uno de sus legados más importantes para la historia del arte. En la década del cincuenta se mudó a México donde conoció a Frida Kahlo, de quien hizo numerosos y deliciosos reportajes. Las mejores imágenes de la artista mexicana han sido tomadas por el ojo claro y sensible de Freund.
Pionera en la teoría fotográfica
Gisèle Freund fue una exquisita fotógrafa, sin embargo, su verdadera innovación en el terreno artístico fue el desarrollo de una teoría escrita y detallada sobre la fotografía. Fue la primera que desarrolló una tesis doctoral sobre la fotografía en una época crucial de la historia europea. El suyo fue el primer trabajo universitario consagrado a esta disciplina artística dentro del terreno de las ciencias humanas.
A Freund le parecía sumamente importante dar buenas razones para trabajar el arte de la imagen: el color, las formas, las luces. Asimismo, estudió y reflexionó acerca de la influencia que la fotografía tuvo no sólo en el periodismo y la política sino también en la evolución de las sociedades. Leerla es zambullirse en una investigación en torno a cómo nos cambia lo que vemos y cómo gracias a la fotografía podemos percibir qué hemos dejado atrás y qué nos espera. Es decir, podemos enfrentarnos a la fotografía como una especie de espejo donde observarnos.
En lo que respecta a su técnica, se destacó su empeño en la utilización del color. De su forma de entender la fotografía dejó numerosos textos, siendo su obra escrita una de las de mayor relevancia de la teoría fotográfica de su tiempo.
Algunos de los personajes literarios que han sido captados por el ojo entrenado y detallista de Freund son James Joyce, Walter Benjamin, Marguerite Duras, Marguerite Yourcenar, Jean Cocteau y Virginia Woolf. Si hasta Eva Perón llegó a ser retratada por esta fabulosa fotógrafa.
Lo que más le interesaba a Freund sin embargo, era el fotoperiodismo; de hecho, realizó a lo largo de su carrera importantes reportajes sobre cuestiones políticas donde denunció el abuso de los sectores acomodados contra los trabajadores. Sus imágenes de las manifestaciones que tuvieron lugar en Berlín antes de que Hitler ascendiera al poder o su mirada sobre la época de depresión económica en Inglaterra, son un ejemplo ineludible del inmenso talento de la fotógrafa judía.
Gisèle Freund falleció en París a los 92 años. El 30 de marzo de 2000. Nos quedan sus textos y sus imágenes, legado ineludible de una mente brillante y sensible.
Si te ha gustado este artículo, te invito a leer las entregas anteriores del ciclo «Fotografías literarias», que han tenido como protagonistas a Carlos Moskovics, Vivian Maier, Antony Armstrong-Jones y Louise Dahl-Wolfe.
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