Avances, dispositivos de diversos colores y usos, nuevas formas de comunicación, todas estas cosas modifican ciertamente el mundo desde el origen de los tiempos.
Nuestra vida se ve afectada por todo lo que nos rodea, donde la actualidad ocupa un lugar fundamental. Así vivimos y aprendemos a entender e incluso a apreciar lo que nos rodea a partir de las herramientas con las que contamos; por tanto, es inevitable que los cambios tecnológicos no sólo afecten nuestra forma de leer y acercarnos a los libros sino también el sentido del arte y la manera en la que los artistas se expresan.
En este artículo hablaremos sobre lo expuesto por la escritora Margo Glantz respecto a este tema, espero que les resulte interesante.
Margo y las redes sociales
Tiene 83 años pero, como cree que la edad no es sinónimo de vejez y quedarse afuera del mundo no es lo suyo, aprendió a utilizar las redes para continuar interviniendo en la política y seguir creando literatura de la buena.
Es una reconocida autora que ha sabido amoldarse a los cambios tecnológicos, sabiendo reconocer en ellos aquello que podía ayudarla a mejorar como artista y permanecer luchando desde el Universo de las Letras.
La razón por la que Margó se acercó a las redes e intentó nuevas formas de creación, fue el darse cuenta del gran potencial que esto podía significar.
Como muchos otros intelectuales, comprendió todo esto cuando los movimientos populares de los pueblos árabes salieron a la luz y, valiéndose de las redes sociales, consiguieron hacerse oír en todo el mundo.
Cabe mencionar que incluso el actual presidente de Estados Unidos, Barak Obama, utilizó las redes para potenciar su popularidad y triunfar en la última reelección.
Margó, a quien le gusta ahondar en el sentido de las palabras y a la que nada parece pasarle inadvertido, expresa que justamente piensa que Twitter, que responde a un término inglés que significa gorjeo o trino, le despertó curiosidad por esa capacidad de propagar las palabras casi a la velocidad del sonido, como el trino de los pájaros; y que, al comenzar a usarlo descubrió que a través de esta herramienta se podía organizar a la gente a una sorprendente velocidad para un fin determinado.
Ambición de escribir
Margo Glantz Shapiro nació en Ciudad de México el 28 de enero de 1930 y es una de las escritoras de su tierra que más ha sabido trascender a lo largo de este último siglo; cultivando no sólo la narrativa, sino también la crítica literaria y el ensayo.
Su acercamiento a las letras tuvo lugar cuando Margo era muy pequeña. Dado que su padre era poeta, siempre estuvo rodeada de libros en diversas lenguas.
Al principio le atraían las novelas de aventura, así conoció a Salgari, Verne y Dumas, pero más tarde se sintió atraída por la literatura rusa, devorando con afición a Dostoyevski y Tolstói, Mann, Faulkner y Kafka, entre muchos otros.
En lo que respecta a la creación, sus primeros pasos los dio como ensayista, elaborando extensos textos sobre viajeros en México primero y sobre Tennessee Williams más tarde. A la ficción se acercó recién en 1978 cuando publicó la obra «Las mil y una calorías» que se trató de una novela calórica que se encontraba compuestos por pequeños epigramas.
Su literatura tiene la particularidad de componerse de diversos fragmentos; le interesa mucho escribir a partir de nimiedades, enfocarse en ciertas características del cuerpo humano y a partir de un punto recorrer toda la estructura. Sin ir más lejos, dicho por ella misma, sus libros comienzan a partir de algo que la obsesiona.
Escribir y vivir, dos acciones conjuntas
De todas formas, no resulta extraño saber que a Margo le interesa Twitter y las nuevas posibilidades que imprime sobre la literatura, siendo alguien para quien la palabra y el sonido están tan entrelazados, y que cree que la adecuación perfecta de ellos es lo único que puede asegurarnos una verdadera comunicación. En cierta ocasión expresó que el sonido es esencial porque es aquéllo que es convocado a través de las palabras, que les da cuerpo y vida a éstas.
Autora de numerosas obras que han sido exitosas, Margo ofrece universos exquisitos y claros para los apasionados de la literatura pero no se queda sólo con la creación en el sentido estricto sino que intenta amalgamar creación y realidad y, por eso posiblemente, Twitter es un espacio donde se siente cómoda porque le recuerda que hay nuevos caminos que explorar y existen miles de alternativas para hacer literatura buena, más allá de los métodos por todos conocidos.
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