El conflicto bélico que más ha marcado la Historia de España ha sido, sin ningún tipo de dudas, su Guerra Civil. Y es que en esa contienda, el país y las propias familias se dividieron en dos y esa separación se mantendría mucho tiempo y de manera extrema durante la dictadura de Franco.
Dada la singularidad, gravedad, horror y desolación que trajeron estas situaciones a la nación, era inevitable que los escritores y autores los tomaran como eje central de sus novelas y relatos. Y eso es precisamente lo que ha hecho durante gran parte de su trayectoria profesional el escritor madrileño Manuel Rico Rego.
Una de las novelas más significativas en este sentido es Trenes en la niebla que vio la luz en el año 2005. Una historia que toma como punto de partida la desesperación que tiene consumido a Daniel Arias que sigue sufriendo por la desaparición de su hermano Joaquín en la Sierra de Guadarrama quince años atrás.
Pero todo cambiará y dará un giro cuando el protagonista descubra un cuaderno con vestigios de la escritura de su hermano que perteneció a uno de los presos que en los años cuarenta vivieron en un campo de concentración ubicado en Madrid. ¿Qué relación con la desaparición tiene ello? o ¿qué descubrirá con la lectura del mismo?
Si interesante es esta narración no lo es menos Los días de Einsehower que publicó en el año 2000. Una historia que parte de un acontecimiento histórico real como fue la visita que realizó en 1959 el Presidente de los Estados Unidos Einsehower a la España sometida por Franco.
Así, por un lado, el lector es testigo de ese hecho que ha pasado a los anales de la historia y de todo lo que ello trajo consigo a nivel político, social o económico. Pero por otro, está el verdadero protagonista de esta novela: Diego Velarde, un chico de catorce años que descubrirá un sinfín de cosas que desconocía.
La inocencia de su edad irá poco a poco desapareciendo entre el conocimiento de situaciones y de verdades que no había llegado siquiera a imaginar. El simple hecho de saltar la valla de una casa que creía abandonada será el desencadenante de una serie de situaciones que, entre otras cosas, le mostrará la valentía de su padre que siempre mantuvo en secreto la heroicidad de algunos de sus actos.
Pero no sólo eso sino que Diego Velarde también aprenderá la importancia que tiene el poder vivir sin miedo y con total y absoluta libertad para pensar y opinar como cada uno desee. Algo de lo que en ese momento no se podía disfrutar en España, un país atemorizado y sometido a la voluntad de un dictador que era el que marcaba las pautas y los pasos a seguir en los diversos aspectos de la vida.
Ideas que también subyacen en la novela La mujer muerta, publicada en 2010. Un trabajo este en el que Manuel Rico toma como eje central la figura del pintor Gonzalo Ponta que, a punto de cumplir los cincuenta años, decide abandonar Madrid y marcharse a un entorno rural en plena sierra pobre. Un lugar este donde el pasado bélico y doloroso del país parece haberse mantenido a pesar del paso de los años.
Traslado aquel en el que le acompañará un cuadro, el que representa a un hombre que observa a una mujer que se encuentra detenida en la puerta de un cine.
Dicha obra llamará la atención de unos artesanos que recorren la sierra de Madrid y que desencadenarán una trama que llevará al pintor a intentar encontrarse con su faceta artística más realista.
Situaciones que traerán consigo el que lector pueda ahondar en cuestiones tan importantes como la memoria histórica o los abusos que llevaron a cabo los vencedores de la Guerra Civil.
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