Herta Müller, una artista con pluma

«La escritura da sentido a mi vida, y llena un vacío, que de lo contrario existiría»

Herta Müller nació el 17 de agosto de 1953 en Rumania y pertenece a una familia rumano-alemana. Desde siempre le han interesado las cuestiones sociales y entre sus obras más significativas destacan: «Franz Kafka» y «En tierras bajas», sin embargo sin duda su obra magna es «Todo lo que tengo lo llevo conmigo», una obra escalofriante que habla de las represiones sociales, de conflictos políticos y de un joven que en medio de tanta desazón se siente aturdido y debe decidir entre ser feliz de la forma que cree que podrá serlo o resignarse a la vida que le propone la sociedad.

Herta Müller es sin lugar a dudas, una de las escritoras más fantásticas de la actualidad y en 2009 también lo creyó así el juzgado del Nobel, siendo que le fue otorgado el Premio Nobel de Literatura por su trayectoria y su impresionante compromiso con la sociedad y principalmente con los más desfavorecidos.

Eterna infacia

La infancia de Herta estuvo marcada claramente por la Segunda Guerra Mundial, que provocó que su padre se fuera de casa para alistarse en las fuerzas de Waffen-SS, y su madre fuera deportada a la Unión Soviética donde la retuvieron cinco años en un campo de trabajo en Ucrania.

Sufrió además los acosos de la policía secreta, se vio censurada en más de una ocasión y debió luchar con uñas y dientes por decir cuanto pensaba, con el constante temor a ser repudiada. Cuando publicó «Drückender Tango», una obra que trata sobre la corrupción, la intolerancia y la opresión del régimen comunista de Nicolae Ceausescu, fue prohibida su distribución en su país y la publicación de cualquiera de sus obras, sin embargo no dejó de denunciar y, llegó a ser premiada y tenida muy en cuenta en otros países como Alemania y Austria.

Literatura y poesía

La literatura de Herta se caracteriza por el tono de denuncia y por describir de forma directa las condiciones de vida a la que los ciudadanos de su país se vieron expuestos durante el régimen comunista de Nicolae Ceausescu. Intenta mostrar cómo el abuso de poder deteriora y corrompe las relaciones entre las personas. Además, cabe destacar que su estilo es tan bello, poético y sincero que es comenzar a leerla y desear conocer más y más de su obra.

Pese a que en el año 1987 la República Federal de Alemania compró la libertad de la escritora, brindándole apoyo y salvandola de la represión que vivía en su patria, no consiguió nunca Herta perder de vista su pasado, de hecho él es quien modela la mayor parte de la obra de esta autora.

Herta Müller vivió muy cerca la tragedia de los deportados a los campos de trabajo, ya que su madre estuvo en uno de ellos durante varios años; asegura que todo lo que escribe es testimonio vivo tomado de fuentes fehacientes, de personas que lo han tenido que soportar todo en aquellos horrendos lugares, humillaciones, despropósitos y una soledad atroz que penetra los huesos. Hambre, frío y viviendo en las formas más insalubres que podamos imaginarnos.

Mercedes Monmany, una conocida crítica literaria y aficionada de la literatura del Este, afirma «Herta Müller es una maestra del lenguaje, que acerca la realidad del Holocausto y del estalinismo, que habla de la persecución y de la opresión a los disidentes por parte del dictador Ceacescu, y que nos transmite la realidad de las deportaciones de poblaciones enteras a la Rusia de Stalin, seres humanos que eran llevados a territorio ruso como auténtico «botines de guerra»; así se lo contó un poeta amigo suyo, Oskar Pastior».

Todo lo que tengo lo llevo conmigo

En «Todo lo que tengo lo llevo conmigo« Herta relata la historia de un joven homosexual que, luego de la Segunda Guerra Mundial, es llevado para trabajar en uno de los campos de trabajo para reconstruir la Unión Soviética. Es una historia desgarradora, de un chico de apenas 17 años cuya orientación sexual lo toma por sorpresa y no entiende bien qué hacer con ella, inmerso en un contexto de autoridad y mandato, temeroso no sólo del estado y sus leyes, sino de la reacción que su propia familia podría tener si se enteraban su secreto.

«Durante y después de mi etapa en el campo de trabajo, a lo largo de veinticinco años, he vivido atemorizado por el Estado y la familia. Por la doble desgracia que supone que el Estado me encierre por delincuente y la familia me excluya por ser una deshonra.»

Y expresa lo desolador que puede ser para una persona tener que esconder algo que a él lo hace sentir dichoso.

«Me he rodeado de un silencio tan hondo y duradero que nunca acierto a abrirme con las palabras. Cuando hablo, solamente me cierro de otra manera.»

Se han hecho traducciones al español de varias de sus obras, Ediciones Siruela se ha encargado de hacer llegar a los rincones de habla hispana la inmensa literatura de esta escritora. Entre los títulos traducidos se encuentran: «El hombre es un gran faisán en el mundo», «En tierras bajas» y «Todo lo que tengo lo llevo conmigo».

«Este libro no es una terapia para cerrar heridas. No. Yo no necesito ninguna terapia. El sistema estaba enfermo; una dictadura es un sistema enfermo y todo el que se opone a ella está perfectamente sano; son los demás los que no lo están.»

En su país hay muchos detractores de su obra que aseguran que ella odia a su patria, sin embargo nada menos veraz que eso, al preguntarle por qué cree que sea así, expresa: «Quizás se basan en lo que critico. Sí, crítico a Rumania porque entiendo el patriotismo como una forma de señalar que algo no está bien. No está claro si Rumanía se está moviendo hacia la democracia.»

Herta Müller es, sin lugar a dudas, una escritora que nadie debería dejar de leer. No sólo de gran calidad literaria, sino también con un caracter de denuncia poco común y muy necesario para comprender la historia de la humanidad.