De niña me pasaba horas enteras frente a la biblioteca que había en casa de mis padres: una simple estantería repleta de libros. A veces leía, otras, simplemente me quedaban mirando los lomos de los libros: allí me sentía a salvo.
Ahora pienso que ya en mis primeros años estaba comprendiendo de viva piel aquella frase de Emily Dickinson que dice «Para viajar lejos, no hay mejor nave que un libro«.
Hoy no creo que exista verdad más fuerte, nítida y dicha de forma más fabulosa que esa. Y las bibliotecas siguen siendo ese único lugar donde me siento a salvo.
Éste es mi pequeño homenaje a esos espacios llenos de libros que a más de uno de nosotros nos han permitido hallar la salvación. Me ha parecido que una buena forma de hacerlo era traerles tres interesantes historias que tienen a las bibliotecas y a la lectura como protagonistas.
1 – «Biblioteca de Babel», de Jorge Luis Borges
En «El jardín de senderos que se bifurcan» de Borges hay un cuento fantástico que se titula «Biblioteca de Babel» y que me parece sumamente interesante.
En este relato nos enfrentamos al origen del universo, representado todo él como la Biblioteca. A simple vista se trata de un texto de lectura sencilla; sin embargo, permite una segunda y una tercera lectura a través de las cuales podemos acercarnos a un universo maravilloso, lleno de libros y posibilidades.
Los principales protagonistas de esta narración son los libros: ellos, de naturaleza contradictoria, representantes del caos y el orden, son el bien más preciado de los bibliotecarios, que deberán explicar su existencia, su procedencia y su razón de ser. Entre estos bibliotecarios hay uno que es el narrador de la historia: un hombre que ha pasado su vida en busca de un libro donde cree que están todas las respuestas.
Es muy interesante la lectura que puede hacerse tomando en cuenta consideraciones psicológicas y matemáticas. Los animo a que descubran los detalles escondidos en la narración y que disfruten de esta lectura.
Entre todas las imágenes que se desprenden de la lectura me quedo con una: la de un hombre moribundo que está casi ciego al borde de una de las barandas de los hexágonos de la biblioteca. Puedo ver a ese hombre cayendo al vacío, todavía con la ilusión de encontrarse con ese libro por el que ha dado su vida, y su salud. Y queda pendiente la pregunta ¿Qué habrá después? ¿Se irá su esencia a alguna parte de esa enorme biblioteca, que no es otra cosa que el Universo?
2 – «Los amantes encuadernados», de Jaime Armiñám
En esta novela nos adentramos en el intenso romance que entabla una bibliotecaria con los libros.
María Rosa Arana trabaja de archivadora y recibe el encargo de ordenar la biblioteca que perteneció a Ramón Gimeno-Coes, un hombre peculiar que ha fallecido unos años antes del comienzo del relato. Una extensa lista de volúmenes le abren sus brazos; libros que debe catalogar y clasificar.
Al principio parece como si todo estuviera desordenado, pero a medida que comienza a divagar por las estanterías descubre que existe un pequeño y excéntrico orden. Esto la lleva a querer saber y a involucrarse tanto en su trabajo que termina olvidándose de la vida real.
Y en ese camino tropezará con una bonita historia de amor llena de pistas, que la llevarán a enfrentarse a sus propias emociones y a su historia. Y ya no digo más, creo que es una novela que puede conquistar a más uno de ustedes.
3 – «Personas como yo», de John Irving
Ya sé que he traído a colación en varias ocasiones esta novela, pero es que me parece un verdadero novelón del que se pueden extraer diversas conclusiones.
Con respecto a las bibliotecas: uno de los personajes, muy importante en la historia y que cambia la percepción que el protagonista tiene de los libros es la señorita Frost, la bibliotecaria del pueblo en el que comienza la historia.
La narración se va presentando en dos líneas bien definidas: la vida del personaje, William, y la descripción o profundización en obras clásicas significativas. Y la forma en la que se combinan ambos universos es a través de hechos cruciales en la vida de este joven y cómo estos se ven condicionados y afectados por las diversas lecturas.
Es una novela que nos lleva a la comprensión de lo importante que puede ser contar con una buena guía de lecturas o una biblioteca para desarrollarnos como individuos, para conocernos a nosotros mismos y alcanzar una madurez que nos haga sentirnos satisfechos con las decisiones que hemos ido tomando, o en su defecto, que nos ayuden a reflexionar sobre ellas.
Creo que Irving hace en esta novela un precioso homenaje a ciertas historias clásicas cuyas consecuencias en la vida del protagonista harán que más de uno de nosotros se sienta profundamente identificado. Obras de autores como William Shakespeare («Romeo y Julieta» y «Sueño de una noche de verano»), Gustave Flaubert («Madame Bovary») y Henrik Ibsen («Casa de muñecas» y «El pato silvestre»).
Las bibliotecas para algunos de nosotros funcionaron (y todavía lo hacen) como un segundo útero cálido e ingrávido en el que nos sentimos a salvo. ¿Creen que puede haber una mejor forma que la lectura apasionada para rendirles homenaje?
Comentarios1
Precioso artículo, Tes. Las dos primeras historias no las he leído, pero todo lo que hablas de la tercera es cierto. "Personas como yo" se convertirá en una novela de culto sin duda alguna.
Bibliotecas y libros, pocas palabras encierran tanto y pocas palabras nos pueden hacer disfrutar tanto.
Felicidades por tan encantador artículo. Un abrazo.
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