«El hombre terminal», de Michael Crichton

La semana pasada les traje a nuestro desván de los libros perdidos un título de Michael Crichton avisándoles que he estado atrapada nuevamente en su escritura. Hoy no quiero dejar de mencionarles otra maravilla del escritor británico. Se llama «El hombre terminal» y espero que no dejen pasar mucho tiempo hasta dejarse atrapar por su lectura.

¿La ciencia al servicio de la humanidad?

Esta novela gira en torno a una dolencia que se conoce como epilepsia psicomotora y que, a diferencia del resto de las epilepsias se caracteriza por provocar una paralisis en la mente y no en el cuerpo. Los primeros estudios que detectaron la existencia de esta enfermedad datan de 1864 y desde entoces la medicina primero y la neurología más tarde han intentado dar una solución a dicha dolencia. El problema fundamental que representa esta enfermedad es que las convulsiones se caracterizan por ataques de violencia infundados seguidos de una amnesia total. Es decir, que los individuos son capaces de golpear y matar sin recordar absolutamente nada de lo que hicieron.

Harold Benson, el protagonista de esta novela, padece esta enfermedad. Está bajo arresto domiciliario después de haber intentado matar a un mecánico y habiendo sido acusado en repetidas ocasiones de comportamiento violento en lugares públicos. Los doctores Morris y Ellis son los encargados de tratarlo y han propuesto frente al cuerpo de médicos del condado de Los Ángeles una operación que consiste en la colocación de un «cerebro» alternativo (controlado de forma remota): una serie de conductos que tienen el objetivo de generar una descarga eléctrica en la zona del cerebro afectada e impedir que se produzcan los ataques.

Así va desenlazándose un interesante argumento que gira en torno a las dificultades que representa la manipulación de la naturaleza y las consecuencias imprevisibles que pueden surgir cuando el ser humana intenta revolucionar el mundo de la ciencia. Crichton se apoya en una frase rotunda de Frederik Turner que dice: «La selva domina al colonizador».

Dos personajes a destacar

La doctora Ross, que es uno de los personajes fuertes de la novela (que ofrece una lectura asimismo sobre el machismo imperante en el mundo de la medicina) se opone a esa operación argumentando que el paciente tiene una conducta psicótica y que la operación no resolverá ese problema simplemente lo aplacará pero considera que es imprescindible ofrecerle previamente un tratamiento para tratar su paranoia.

A lo largo de la historia nos encontramos con los miedos de Benson que se siente un sujeto de laboratorio, que se sabe en manos de agentes extraños que no lo toman como un ser humano sino como la posibilidad de crecer profesionalmente y de dar un salto en los avances de la medicina. La forma en la que Crichton trabaja las emociones de este personaje; dejándonos al mismo tiempo mucho de misterio, para que no terminemos de conocerlo, para que podamos dudar de él con la misma intensidad con que le comprendemos y nos compadecemos de él me parece una de las grandes puntadas de esta tela literaria.

Las motivaciones de Crichton

«El hombre terminal» es una de sus obras más interesantes. Para aquéllos que gastan palabras diciendo que Michael escribió ua obra que repitió y repitió, una relectura de esta obra puede ser una buena forma de descubrir más ampliamente el universo de Michael Crichton. Por supuesto hay temas que se repiten: la manipulación científica, la soberbia humana y la desprotección de los sujetos de laboratorio. Pero desde una óptica totalmente diferente.

En lo que respecta al estilo, si han leído a Crichton será otra obra más que los conmueva. Su especial énfasis en la descripción de los personajes y de los sucesos nos permite zambullirnos completamente en la historia y sentir el vértigo en las manos. Sin duda una obra que no podía faltar en nuestro desván de los libros perdidos que puede servir para reflexionar en torno a los elementos imprescindibles que debe contar una historia para abstraernos y, a la vez, la importancia de la literatura para repensar el mundo.