Confieso que Hugo Chávez me gustaba. Con 16 años me parecía alucinante que alguien saliera en defensa de las ideas bolivarianas, con las que me sentía tan identificada y a las que defendía a raja tabla y estoy segura de que si hubiera sido venezolana, le habría dado mi voto.
Pero lamentablemente, la política en muchas cosas se asemeja al amor: un comienzo apasionado y desinteresado que, con el correr de los años, se torna cada vez más rebuscado y consigue que las partes lleguen a perder el interés por la causa. Por eso no creo en los jeques de la política, ni en los caudillos, como tampoco en el amor como cosa duradera, necesaria y que lo plenifica todo.
Por supuesto que mi artículo es sobre literatura, aunque con este comienzo más podría asemejarse a una crítica política. No, es sobre literatura, sobre la literatura que no vio la luz durante los últimos 10 años en Venezuela, sobre los libros que deberían haber salido y no lo hicieron y en su lugar se atiborraron diversas colecciones sobre la constitución bolivariana.
La literatura que desaparece
A lo largo de la historia Venezuela ha dado al mundo a numerosos autores que llegarían a otros continentes, contando la historia y las diversas vivencias que tenían lugar en esta tierra; muchos de ellos anteponiéndose a las reglas impuestas por el sistema de turno y abriéndose a nuevas literaturas para embellecer su propio arte. Sin embargo, en los últimos diez años las ofertas literarias en este país giran en torno al chavismo, a las ideas que este caudillo quiso que todos vivieran.
Ahora, después de su muerte, ha llegado la hora de establecer nuevamente contacto con el mundo, con las corrientes existentes y plantear una nueva literatura venezolana, lejos de las ataduras de un sistema autoritario y más cerca de la libertad, eje en el que debería girar toda obra de arte.
Pese a que las estadísticas afirman que en los últimos años el número de lectores en Venezuela fue creciendo, basta analizar las encuestas para comprender que la mayoría de obras de lectura popular son libros de no ficción, sobre todo ensayos políticos o disertaciones sobre el chavismo.
La depresión literaria
Un país con espacio sólo para la literatura que apoye el oficialismo, sea éste de izquierda o de derecha, está condenado al derrumbe total, a la degradación y la pérdida de todas las libertades.
En Venezuela, ocurrió esto, los escritores que formaban parte de la oposición debieron emigrar o aceptar que no había lugar para ellos en el escueto mercado literario de su país, cada vez más reducido y pobre.
Cabe mencionar también que premios literarios de importante envergadura como el Rómulo Gallegos si bien se mantuvieron vigentes, ya no se repartían de una forma pluralista, sino que iban destinados a aquellas voces que avalaran las ideas retrógradas del vil dictador. Incluso, dentro de las condiciones del premio y subrayado se agregó la instancia de:
Por otro lado, el II Encuentro Internacional de Narradores en Venezuela que se realizó en noviembre de 2012 y que tenía por objetivo reunificar a los diversos autores del país a fin de que aunaran fuerzas, sin embargo fue un evento lleno de enfrentamientos y discordias, entre los partidarios del chavismo y los pertenecientes a la oposición que terminó en una batalla de duras acusaciones.
Después de la lluvia, nuevas oportunidades
Ahora Venezuela puede cambiar y girar hacia la constitución de un arte más plural y actual, donde se contemple la conexión entre diversos registros y haya espacio para la creatividad y la sensibilidad. Ahora pueden nacer nuevas voces abiertas, que lleven las letras de esta tierra a un plano superior, abandonando los registros autoritarios y caudillistas.
Según lo expresa la autora Beatriz Lecumberri, en un ensayo acerca de las consecuencias que el gobierno de Chávez tuvo.
Decía que Chávez me gustaba, porque me sentí identificada con su discurso de inclusión, sin embargo con el correr de los años fue quien sistematizó la exclusión de todos los que no se unieran al proceso revolucionario y entre esos «todos» hubo buenos literatos que debieron aplacar sus letras y sus razonamientos, a la espera de un cambio social y político que por lo visto sólo podía tener lugar con la ausencia definitiva del dictador…
A partir de ahora ¿hacia dónde irá la literatura venezolana? ¡Ojalá que en busca del espacio que le corresponde en las letras a nivel mundial!
Comentarios1
Me incomoda no saber quién escribe lo que leo. Los ensayos, artículos...no deben ser anónimos, porque pierden créditos y credibilidad.
Hola, Carmen, debajo del título te sale el nombre del autor, en este caso, yo (Téxil) La información que recojo no me la he inventado sino que es el resultado de muchas lecturas; pero no descarto que haya personas que piensen diferente y ¡eso es lo mejor que nos puede pasar para crecer! ¿no lo crees? Un abrazo enorme.
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