Horacio Quiroga en «Entrevistas para el Recuerdo»

Hay escritores que se dedican a la escritura como una mera forma de jugar con el lenguaje; otros, porque no pueden desprenderse del pasado y necesitan explicarlo: a veces las palabras sirven para eso. Horacio Quiroga es uno de esos autores que duelen; que te desgarran en lo más profundo porque tiene una visión muy existencialista de la literatura. ¿Cómo no amarlo o empatizar con su escritura quebradiza y doliente? Nuestras Entrevistas para el recuerdo no estarían completas sin una mención a este grandioso cuentista.

La muerte como protagonista

Cuando a Quiroga se le preguntaba qué lo había llevado a enfocarse en la escritura, su respuesta era clara y contundente: la muerte prematura de sus seres queridos lo habían confundido y sumido en una inmensa tristeza y el único alivio que había encontrado era poner en palabras esa angustia.

La muerte de su padre cuando tenía tres meses de edad fue la primera gran tragedia de su vida que sería reafirmada por otras: la muerte de su mejor amigo (que se vio aseverado por el hecho de que fue el propio Horacio quien lo mató de forma accidental), la de su padrastro, la de sus esposas e hija. La muerte siempre merodeando también es un hecho inseparable de su escritura, de sus cuentos, del propio terror que vivía Horacio y que se transcribía en sus historias. Y es que las tragedias familiares en lugar de desmotivarlo y sumirlo en la pena lo volcaron hacia la literatura.

Pautas para escribir

Quiroga era cuentista. Uno de los mejores cuentistas argentinos. Uno de los pocos auténticos que no necesitó aferrarse a la búsqueda de otros; que supo explorar su propio terror y no tuvo que reescribir el que experimentara Lugones como sí hicieron otros. Uno de los grandes fabuladores del territorio argentino y que supo llevar la problemática de la vida en el interior a la literatura de una forma magnífica. No es difícil encontrar palabras para describir su arte; sin embargo, a él sí le costaba. Se veía a mitad de camino entre los diversos géneros que cultivaba y expresaba:

Su Decálogo es uno de los más leídos, de los más revisados por los especialistas y al que muchos autores han hecho guiños (los dodecálogos de Andrés Neuman podrían citarse como ejemplo). La razón que la llevó a redactarlos fue sencilla: quería poner en palabras una serie de conceptos que podían ser útiles a la hora de encarar la escritura y estructurar un cuento. Decía:

En cuanto a las lecturas favoritas Quiroga no dudaba. Siempre que se le pedía un nombre decía que había muchos buenos escritores pero que quien le seguía apasionando era Fiódor Dostoyevski. Intuyo que las lecturas que nos cambian la vida para siempre tienen algo de perennes en las emociones que nos causan. Y que nuestros autores de cabecera se encuentran unidos como por un cordel. No sé si podemos apasionarnos por la obra de Quiroga sin haber disfrutado antes de alguna de las máximas historias del creador de «El príncipe idiota» y, lo mismo, si somos fervientes lectores de Dostoyevski leer a Quiroga puede servir para reafirmar esta pasión.

El terror en su obra

Otro de los elementos característicos de la obra de Quiroga es el miedo, más precisamente el terror, esa sensación de extrañeza que produce una situación en la que nos sentimos atrapados. Y hay dentro de us cuentos dos formas bien diferente de tratar ese miedo. Por un lado, nos ofrece cuentos llenos de elementos mágicos tales como fantasmas, traumas que afloran, monstruos, bestias, todos personajes que se nutren de las leyendas rurales con las que creció por las que se sintió tan fascinado el autor. Por otro lado, y este es el miedo más interesante de Quiroga, lo encontró en las cosas cotidianas, en la realidad. Un peligro que se viste de inocencia y que va socavando el alma del protagonista hasta destruirlo.

El terror de Quiroga se nutre del ambiente conocido, surge en el espacio donde no pasa nada; como sucede en el almohadón de plumas: ese terror que se manifiesta silenciosamente, sin cambiar aparentemente la realidad pero transformándola rotundamente.Cuando se le pregunta a Horacio acerca de esa forma de encarar el terror, expresa:

Horacio Quiroga es un autor lleno de matices que nadie aficionado al cuento debe dejar de leer, por eso quería rescatarlo en estas entrevistas para el recuerdo. Los invito también a reencontrarse con otros personajes que hemos recogido en este ciclo: Silvina Ocampo, Marguerite Duras y John Irving