I James Joyce y Dublín: entre el amor y el odio

Primera parte de dos artículos sobre James Joyce y su relación con su ciudad natal, Dublín.

James Joyce

James Joyce, quien vivió gran parte de su vida adulta fuera de Irlanda, mantenía sin embargo un vínculo estrecho con su patria. Tanto es así que al leerlo nos trasladamos inevitablemente a las calles de su Dublín, respiramos ese aire medio denso medio fresco de una ciudad cosmopolita debatiéndose en medio de un siglo de cambios entre la idea de preservar la tradición y el deseo de abrir las puertas de par en par para que entre la modernidad. En este artículo, para conmemorar el aniversario de su fallecimiento, repasamos la manera en que se desarrolló su vínculo con su ciudad natal.

La vida de Joyce

James Joyce nació en Dublín el 2 de febrero de 1882 en Dublín, una ciudad que reflejaba tanto el esplendor de su pasado como las tensiones sociales, económicas y políticas del presente. Esta ciudad, aunque había llegado a convertirse en una de las más importantes del Reino Unido, se encontraba en un momento de declive luchando por mantenerse en pie, en medio de un clima de hostilidad social y del avance del movimiento nacionalista irlandés.

Joyce creció en una familia católica, pero su vida estuvo marcada por la inestabilidad económica. Desde niño pasó períodos de mucha inestabilidad económica pero, pese a las dificultades, se mostró siempre dispuesto a enfrentar las adversidades y trabajar por mejorar su situación. Mostró un talento excepcional desde joven que pudo dar a conocer a través de una educación prestigiosa: en el Clongowes Wood College y el Belvedere College, donde destacó como estudiante. Al término del bachillerato ingresó a la University College Dublin, donde estudió lenguas modernas y filosofía. Sería éste el camino que lo conduciría a convertirse en uno de los escritores más importantes de su tiempo.

En 1904 abandonó Irlanda para siempre. Fue este un exilio voluntario motivado por su rechazo a lo que consideraba el provincialismo y el estancamiento cultural de su país, provocado por esa lucha constante de intereses y por el deseo de una gran parte de la sociedad de mantenerse firmemente arraigada a las tradiciones. A lo largo de su exilio, que duró el resto de su vida, Joyce vivió en ciudades tales como Zúrich, Trieste y París, ganándose la vida como profesor de inglés y escritor, y aunque todo este período estuvo acompañado de serias dificultades también fue el más prolífico y dio el espacio a la creación de sus obras más significativas.

Su vida nunca fue fácil. Además de las dificultades económicas que lo acompañaron siempre, de su tensa relación con la herencia de su padre y de diversos problemas de salud, tuvo una vida sentimental y familiar complicada, debido a que su hija Lucía fue diagnosticada con esquizofrenia. Dicha situación generó un cambio brusco en Joyce, quien dedicó muchos esfuerzos y recursos a buscar tratamientos para ella.

James Joyce falleció el 13 de enero de 1941 en Zúrich, Suiza, a los 58 años, debido a complicaciones tras una cirugía de úlcera perforada. Sus restos descansan en el cementerio de Fluntern, cerca de Zúrich, donde miles de amorosos lectores acuden cada año a visitarlo. Se lo considera una figura clave del modernismo literario y el amplio radio de su obra continúa siendo estudiado en el presente. Su capacidad para expandir los límites del arte narrativo lo han convertido en un escritor inolvidable. El 16 de junio, día en que transcurre el Ulises, se celebra el Bloomsday, como una muestra de agradecimiento y homenaje a uno de los escritores más fascinantes de la literatura universal.

James Joyce

Joyce fue uno de los reformistas más importantes de la literatura del siglo XIX

La Modernidad en la novela a partir de Joyce

En el campo de lo literario, tampoco las cosas fueron sencillas. La publicación de Ulises traería una férrea censura a toda su obra, puesto que fue una novela demasiado innovadora y polémica en el tratamiento de ciertos temas. Es posible que sin el apoyo de figuras importantes de aquel momento, como Ezra Pound y Sylvia Beach, no habría conseguido mantenerse y pasar a la historia como lo hizo.

La aparición de James Joyce representa una ruptura radical con las formas narrativas tradicionales, marcando un antes y un después en la literatura universal. Junto con otros autores modernistas, transformó la manera en que las historias eran contadas, incorporando nuevas técnicas, enfoques y temáticas que influyeron profundamente en el desarrollo de la novela moderna.

Entre las peculiaridades de su obra que transformarían la literatura habría que señalar la profundización en la conciencia individual de sus personajes; a través del monólogo interior (flujo de conciencia) conseguiría mostrar los pensamientos y emociones de los personajes de una forma mucho más intensa y caótica. Este es el sello más distintivo de su obra, y le permitiría conectar de una forma única y novedosa con los lectores.

El manejo del tiempo, quitando la linealidad cronológica a la narración, es otro de sus grandes aciertos; esto le permitió trabajar con narraciones fragmentadas que reflejaran en su forma la enorme complejidad que suponen el paso del tiempo y la memoria. Esta idea, alimentada por un jugoso juego con el lenguaje y la incorporación de múltiples voces en la narración, le permitiría renovar la novela de una forma asombrosa, cambiando para siempre la historia de la literatura. A partir de Joyce la narrativa se liberó de las amarras y el encortesamiento pasando a un nuevo nivel.

Es importante señalar que su obra ha sido fuente de inspiración para algunos de los autores posteriores que también ocupan un lugar importante en la literatura en lengua inglesa: Virginia Woolf, William Faulkner y Samuel Beckett. Esto se debe a lo que ya dijimos y a que con Joyce, la novela se convierte en una obra de arte total, integrando música, mitología, filosofía, ciencia y poesía. ¡Un cambio radical e impresionante en la literatura!

No te pierdas la segunda parte del artículo, en la que profundizaremos más en la relación de Joyce con su ciudad natal, Dublín.

James Joyce

La relación de Joyce con Dublín fue estrecha a la vez que conflictiva



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