Te llevamos de viaje a través de las casas de algunas de las escritoras más importantes de todos los tiempos y te mostramos los escritorios en los escribieron sus libros más importantes.
Escribió Virginia Woolf: «Una mujer debe tener dinero y una habitación propia si desea escribir ficción» y la historia de la literatura y las muchas escritoras que no consiguieron (ni consiguen) dedicarse plenamente al arte de escribir por falta de una de las dos cosas (dinero y espacio) han terminado dándole la razón. La escritura es un oficio solitario y requiere de un espacio íntimo que sirva para dejar volar la imaginación. El sitio de la escritura, entonces, es una especie de altar, de lugar especial donde se confabulan brujas y seres mitológicos para que una mente y un corazón conciban una obra que nos conquiste a las lectoras. En este artículo vamos a hacer un repaso por los escritorios donde se escribieron algunas obras importantes de la literatura.
Jane Austen
Algunas escritoras se las ingeniaron vivazmente con tal de dedicarse a lo que más amaban en el mundo. Es el caso de Jane Austen, que escribía en una mesita diminuta de caoba oscura, tipo mesa camilla, que iba trasladando por la casa para ubicarse donde se sintiera más a gusto. Se trata de una mesa muy pequeña con el espacio justo para una hoja y el tintero con su pluma. Actualmente se encuentra expuesto en la que fue su residencia en Chawton, Hampshire (Reino Unido).
En Chawton Austen pasó gran parte de su vida, el final de su vida. Una casa construida hace más de quinientos años, que Austen ocupó desde 1809 hasta el final de su vida, ocho años más tarde.
Virginia Woolf
Cuando Virginia Woolf hablaba sobre la importancia de tener un espacio para escribir, se refería tanto a contar con los recursos materiales para poder ejercer la escritura a tiempo completo (cosa que lamentablemente, a día de hoy, muchas escritoras no pueden permitirse) y a tener la paz mental. Una habitación propicia el distanciamiento con el mundo y las responsabilidades y sirve para que la mente creativa actúe libremente.
El escritorio que Virginia Woolf tenía en su casa de Sussex, Monk’s House in Rodmell, y que todavía se conserva, es una mesa de trabajo pequeña de color marrón oscura que se hallaba ubicada en el cobertizo que había junto a la casa. Sobre esta mesa, Virginia escribió alguna de sus novelas más importantes. Desde la perspectiva en la que imaginamos paso gran parte de sus horas de escritura se puede divisar el inmenso y verde jardín lleno de árboles. Sin duda, una habitación propia que a muchas de nosotras nos encantaría ocupar.
Escritorio de Virginia Woolf
Emilia Pardo Bazán
En la Casa Museo Emilia Pardo Bazán se pueden apreciar algunos de los muebles que acompañaron a nuestra escritora a lo largo de su vida. Los objetos llevan imantados en su energía la energía de quienes los tocaron o usaron, por eso la experiencia de ver en vivo y en directos estos pequeños depositarios de la energía creadora de nuestras autoras favoritas puede ser una experiencia sin igual.
La Casa-Museo Emilia Pardo Bazán se encuentra ubicada en la que fue su residencia en Galicia y actualmente, además de ofrecer una exposición de los objetos personales de Emilia y un viaje relámpago a su vida interior, también alberga la Real Academia Gallega de Las Letras.
El Gabinete de trabajo de Emilia Pardo Bazán se caracteriza por ser un espacio amplio y luminoso, y su escritorio, heredado de su padre, es un hermoso escritorio de madera robusta y cajones a los costados con ribetes tanto en los bordes del tablero como en las patas y bordes inferiores. En esta habitación se lucen obras pintadas por Sorolla y Vaamonde y cuadros familiares. Detrás de una vitrina se expone la primera edición de Los pazos de Ulloa que data de 1886, junto a otros documentos relevantes de la obra literaria de esta magnífica escritora.
Escritorio de Emilia Pardo Bazán
Charlotte Brontë
En Haworth Parsonage, ubicado en West Yorkshire se encuentra el museo que protege el legado de las hermanas victorianas más populares del mundo, Charlotte, Anne y Emily Brontë. Allí podemos ver el escritorio en el que Charlotte escribió la novela Jane Eyre.
Un escritorio muy sencillo y algo pequeño que consiste en un tablero seminclinado, para propiciar una mejor postura, y un pequeño cajón. Es un mueblo de madera oscura barnizada y puede verse en el recorrido de la visita turística a la casa donde Charlotte y su familia vivieron, desde 1820 a 1861.
En los alrededores de la casa encontramos el pueblo de Haworth Village, un sitio absolutamente bello y pintoresco. Al caminar por él es inevitable sentirse un poquito en las novelas que con tanta genialidad y adelantándose a su tiempo supieron componer las hermanas Brontë.
Escritorio de Charlotte Brontë
Agatha Christie
Seamos o no aficionados a las novelas de misterio y a la novela negra seguramente habremos leído alguna de las novelas de Agatha Christie, la reina del misterio. Además de haber sido una escritora exitosa, Christie fue una mujer empoderada: le encantaba el surfing (hay quienes aseguran que lo inventó ella) y viajar por todo el mundo. Además fue la primera mujer inglesa en conducir su propio coche.
Escribía en un hermoso escritorio de oficina estilo secreter, brillante y de madera oscura, ribetes en los bordes y una gran cantidad de cajoncitos de todos los tamaños. Encima del travesaño podemos ver una enorme vitrina llena de adornos de porcelana. Christie se sentaba allí (tenía su propio despacho) y tramaba las nuevas aventuras que vivirían sus emblemáticos personajes, los detectives Miss Marple y Poirot.
En su libro Un cuarto propio Virginia Woolf expone la gran necesidad de este tipo de lugares de intimidad y silencio. Y dice también: «Uno no puede pensar bien, amar bien, dormir bien, si no ha comido bien». ¿Conocías estos escritorios? ¿Cuál es tu favorito?
Escritorio de Agatha Christie
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