II: Antecedentes del Romanticismo

Ciclo en el que exploramos el Romanticismo: sus orígenes, autores más importantes y su legado.

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Lámpara, símbolo del Romanticismo

 
 
Comenzamos este segundo capítulo sobre el Romanticismo con esta frase de Lord Byron que plasma de forma contundente el espíritu de este movimiento, que supo poner la naturaleza en primer plano, iluminando a través de ella la experiencia humana. En el primer capítulo presentamos una introducción al movimiento. Hoy vamos a poner una pausa y viajar un poco atrás en el tiempo, para analizar el contexto que permitió su surgimiento.
 
 

Entre la Ilustración y el Neoclasicismo

El Romanticismo se caracterizó por idealizar el pasado y traer al presenta ciertas tradiciones de otros períodos históricos y resignificarlas. La Edad Media fue uno de los períodos más adorados por los románticos, que lo consideraban un tiempo de pureza y espiritualidad muy fecundo, en comparación con el materialismo del siglo XIX. De hecho en muchos países, el surgimiento del Romanticismo trajo aparejada la recuperación de ciertas costumbres culturales y el florecimiento del nacionalismo y, en muchos casos, a la recuperación de lenguas olvidadas.

Pero antes de que el Romanticismo se convirtiera en el firme movimiento que es hubo otras dos corrientes artísticas que hicieron posible su surgimiento: la Ilustración y el Neoclasicismo. Sin ellas, sin lugar a dudas, nunca habría tenido lugar este tercer movimiento, que se considera una reacción absoluta frente a los valores impuestos y sostenidos por estos dos movimientos.

Durante el siglo XVIII el surgimiento de la Ilustración promovió el uso de la razón, la ciencia y el pensamiento crítico como herramientas para entender y mejorar el mundo. Se valoraba la lógica, la universalidad y la objetividad, lo que llevó a un énfasis en la racionalidad y en la idea de que el conocimiento podía conducir al progreso, dejando de lado las emociones y la subjetividad.

El Neoclasicismo, por su parte, proponía un enfoque clásico que tomaba de la Ilustración los valores vinculados al orden y a la lógica, representandos por los modelos griegos y anteponía a toda expresividad artística l

Goethe, uno de los autores del Romanticismo

Goethe, uno de los autores del Romanticismo

Las guerras napoleónicas y el nacionalismo

Este contexto cultural estuvo enmarcado también en un momento histórico específico. Ciertos cambios sociales y políticos también fueron el campo de cultivo perfecto para el surgimiento del Romanticismo.

El Romanticismo emergió en un contexto de grandes cambios sociales y políticos. Entre los hechos más contundentes habría que señalar la Revolución Francesa y la Revolución Industrial: quizás los dos eventos históricos que más profundamente han sabido transformar la historia de las sociedades y de la cultura. El Romanticismo, en muchos sentidos, representó una reacción al caos surgido por todos los cambios que provocaron estos eventos, como una búsqueda de refugio en lo espiritual, lo emocional y lo personal en un mundo que se volvía cada vez más mecanizado y racionalizado.

La Revolución Francesa que tuvo lugar entre 1789 y 1799 fue uno de los eventos más significativos que marcaron el fin del Antiguo Régimen y propusieron nuevos ideales de libertad, igualdad y fraternidad. Sin embargo, la Revolución también trajo consigo un período de inestabilidad y violencia, que culminó en el régimen autoritario de Napoleón Bonaparte. La repercusión en toda Europa de la Revolución Industrial surgida en Inglaterra trajo consigo numerosos cambios en la producción en todo el continente, que modificó no sólo el entorno laboral sino también las relaciones sociales, gestando una nueva clase social: el proletariado.

Otro elemento que favoreció el nacimiento del Romanticismo fue el resurgimiento de las ideas nacionalistas, y la resignificación de la identidad nacional y la autodeterminación promovidas por campañas como las guerras napoleónicas. La resistencia de diferentes lugares a las colonias y el deseo de independencia contribuyeron a acelerar los cambios políticos en Europa.

La perspectiva artística del momento ligada a estos contextos sociales y políticos fueron el escenario perfecto para que un grupo de autores y artistas que estaban convencidos de que el valor artístico fundamental es la libertad, se opusieran a las tendencias del momento creando una nueva forma de mirar y de crear. El gran deseo del Romanticismo era alcanzar una perfección imperfecta que reflejase los valores íntimos y la perspectiva personal del artista, que siempre es única, oponiéndose a la idea fundamentalista de la lógica como bien supremo y a la negación de las emociones y lo sensorial en el arte.

Hemos planteado una introducción al Romanticismo y sus antecedentes, en el próximo capítulo nos centraremos en las diversas disciplinas y corrientes en las que las ideas románticas se consolidaron.

Representación de la Revolución Francesa

La Revolución Francesa marcó un antes y un después en la Historia de Europa



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