III. ‘El Gran Gatsby’ de Scott Fitzgerald cumple 100 años

‘El Gran Gatsby’ sigue siendo una de las novelas más leídas. Cerramos este miniciclo pensando en las razones que la convierten en una novela atemporal, fascinante y popular.

Scott Fitzgerald

Este año se celebra el centenario de la publicación de una obra que marcó un antes y un después en el mundo de la literatura: El Gran Gatsby. Hemos preparado una miniserie para hablarte sobre ella: en el primer capítulo repasamos la potencia de los años veinte, en el anterior vimos la relación de la gran obra de Scott Fitzgerald con la cultura pop y hoy vamos a intentar responder a la pregunta: ¿por qué «El Gran Gatsby» sigue conquistando lectores 100 años más tarde? No dejes de leer una de las novelas más fascinantes del siglo XX.

El carácter atemporal de la novela

A un siglo de su publicación, El Gran Gatsby sigue siendo un espejo fascinante en el que mirarnos: las ambiciones, las contradicciones humanas y la fuerza del deseo de nuestro tiempo no difieren tanto de las de aquellos locos años. La década de 1920 supuso un hito en la historia de la humanidad; terminada la guerra la gente necesitaba volver a creer en la esperanza, esto propició el auge del consumo, el glamour y la obsesión por el éxito material. El capitalismo y la lucha por el estatus provocaron cambios significativos en las relaciones sociales.

La novela de Scott Fitzgerald plasmó con acierto la relación entre la ambición y el sueño americano, temas universales que no caducan. Jay Gatsby encarna el deseo de ascender socialmente y la obsesión por alcanzar un ideal inalcanzable al iniciar una relación con Daisy. Pero sobre todo la novela pone en el centro la soledad de un mundo capitalista: todos los personajes están profundamente solos y las riquezas materiales no consiguen cambiar eso. Quizás, a través de ella Fitzgerald intentaba mostrar la parte oscura de ese mundo de glamour y brillo que el capitalismo intenta crear y nos incita a desear.

El Gran Gatsby es una novela atemporal porque sus personajes son arquetipos de ciertos roles universales: el soñador trágico (representado por Jay Gatsby), el observador que intenta superar la realidad para seguir admirando a quien observa (en la figura del periodista Nick Carraway), el ideal inalcanzable (en la figura de Daisy Buchanan) y la personificación de los abusos de poder (en la figura de Tom Buchanan).

Fitzgerald consigue a través de estos personajes elaborar una contundente reflexión sobre la realidad, y su estilo directo que por momentos presenta cierto lirismo le permite jugar con recursos como las metáforas, las descripciones evocadoras y el humor para dotar a su narración de presente, volviéndola siempre contemporánea. De hecho, podríamos decir que la atemporalidad de El Gran Gatsby reside en la capacidad de su autor para hablarnos de lo que somos y de lo que siempre seremos: soñadores atrapados entre la esperanza y la desilusión.

El Gran Gatsby, la película

Los personajes de El Gran Gatsby son atemporales

La importancia del ambiente para pervivir en el tiempo

Para conseguir, sin embargo, que una obra se mantenga vigente a lo largo del tiempo es imprescindible que, además de presentar una historia creíble y personajes que puedan aparecerse en cualquier momento en la esquina de nuestra calle, gran parte de la responsabilidad es crear un ambiente que no se quede atascado en el tiempo. Eso significa, que el escenario sea creíble y tenga vida propia. Y esto lo entendió perfectamente Fitzgerald quien en cada una de sus novelas nos ofrece no sólo personajes contundentes e inolvidables sino escenas que se nos quedan grabadas en la memoria para siempre.

En el caso de El gran Gatsby, Fitzgerald consigue inmortalizar los años 20 en Estados Unidos, conocidos como los «años locos», al rodearlos de una atmósfera melancólica y con unos colores bien definidos. Este período, marcado por el auge económico, la proliferación del jazz, la ley seca y una sociedad obsesionada con el lujo y el exceso, sirve como telón de fondo para explorar temas universales como la ambición, la desigualdad y la fragilidad del sueño americano. Y conectamos con la historia, precisamente, por la forma en la que se realiza esa exploración del alma humana y la mirada impactante sobre las desilusiones y las ambiciones humanas.

En la actualidad, El gran Gatsby sigue siendo una historia totalmente vinculada al comportamiento humano, que resuena en la forma en la que vivimos, en la impresionante obsesión del mundo con el materialismo y la superficialidad. Y es que la crítica al idealismo fallido que hace tan bien Fitzgerald sigue siendo válida en nuestros días, y nos recuerda que el mensaje de la realidad no ha cambiado, pero que nosotros sí podemos cambiar nuestra forma de relacionarnos con el mundo.

En el centenario de la publicación de esta extraordinaria novela esperamos haberte dado suficientes razones para conocerla. ¡No dejes de leerla!

Portada de El Gran Gatsby

La gran novela de Scott Fitzgerald que seguimos leyendo con entusiasmo



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