3 ilustradores infantiles que nos han alegrado la infancia

Tres ilustradores de mi infancia que no olvidaré. ¿Cuáles son los tuyos?

Todos tenemos algún bonito recuerdo de la infancia. Por dura que sea esta etapa, es raro que no podamos rescatar en ella alguna cosa linda, para recordar y disfrutar desde la memoria adulta. En mi caso, esas cosas bonitas, todas, tienen que ver con libros. Hace unos años cuando comencé a meter las narices en la narrativa infantil vinieron a mí imágenes de algunos de los libros de cuentos que de niña leía con absoluta pasión. Recuperar desde el presente la creatividad, la biografía y ponerles cara a los ilustradores que me alegraron la infancia fue un verdadero hallazgo. Aquí comparto tres ilustradores que me han encantado en la infancia y que continúan pareciéndome grandes artistas.

Raúl Stévano

A Raúl Stévano le debo el haber descubierto de muy pequeña las fábulas de Esopo, La Fontaine y Samaniego; que me llevó a estrechar un lazo indisoluble con la tradición oral del cuento. Sin duda, su forma de acercarme estas historias me sirvió para disfrutar de ellas e interesarme por ese tipo de narraciones que se hallan atravesadas por asuntos éticos y morales.

Además, Stévano ilustró la mayoría de los cuentos de Constancio Vigil, el periodista uruguayo que más relevancia tuvo en el terreno de la fábula infantil en el siglo XX en el Río de La Plata. Entre sus maravillosas narraciones ilustradas por Stévano no me olvido de dos que leía con cierta obsesión: «La familia conejola» y «La hormiguita viajera».

Cabe mencionar también que Raúl Stévano fue el creador de la Editorial Atlántida; un sello argentino que se dedicó durante mucho a la difusión de la literatura infantil y juvenil y que dio vida a alguna de las revistas infantiles más destacadas de la época: Billiken y Anteojito.

Leo Lionni

«La casa más grande del mundo», «Alexander y el ratón a cuerda», «El ratón de campo y el ratón de ciudad» son algunos de los libros de Leo Lionni que han dado la vuelta al mundo. Lionni, que nació en Holanda en 1910 pero tuvo una vida de nómada que terminó en Italia en 1999, fue uno de los grandes ilustradores de cuentos infantiles del siglo XX. Su vena artística fue fomentada gracias al entorno en el que se crió: su madre era cantante de ópera y su tío, pintor.

Pese a su pasión entregada al dibujo, Lionni estudió Economía y trabajó durante un tiempo en este ramo. No obstante, más tarde comenzó a vincularse con el mundo de la publicidad, hasta que llegó a la ilustración, y no salió de ella nunca más. Lionni seguramente estaría de acuerdo con la visión de la infancia de Ana María Matute –quien, dicho sea de paso, he descubierto que tradujo muchos de los cuentos de Lionni que yo tenía de pequeña, antes de saber que se convertiría en una cuentista de referencia para mí– de que la infancia es para siempre puesto que en varias ocasiones expresó que el arte siempre expresa los sentimientos de la infancia.

Sin duda es un autor que muchos habremos leído y disfrutado sin siquiera reparar en su nombre; esas cosas de la infancia, que creemos que los libros caen de los árboles.

Josef Palecek

Mi cuento favorito de la infancia fue ilustrado por Josef Palecek, pero no supe su nombre hasta hace bien poco. La historia de «El gatito negroblanco» me fascinaba tanto que lo leía una y otra vez. Recuerdo que me producía una especie de melancolía el trazo de los personajes y que llegué a tener incluso algunos sueños con el gatito travieso del cuento.

Palecek desarrolló una carrera estrictamente vinculada a la ilustración; aunque también realizó murales y colaboró con arquitectos, su verdadera pasión fue la ilustración. Sus obras han recorrido todo el mundo y es al día de hoy sumamente conocido. Sus ilustraciones para cuentos infantiles tienen mucho que ver seguramente con ésto. Entre sus colaboraciones podríamos señalar «Los tres bohemios» y «Los guantes mágicos», entre muchas otras. Publicó más de setenta cuentos infantiles.

Si mi memoria no me falla hay una similitud entre el estilo de «El gatito negroblanco» y una versión del cuento de Serguéi Prokófiev, «Pedro y el lobo» –que era mi segundo favorito–; sin embargo, aunque he indagado todo lo que he podido en Internet y entre conocidos, no he podido descubrir si Palecek ilustró también este cuento, o mejor dicho, esa versión del cuento. Sea como sea, le debo a este ilustrador hermosas tardes de dejar volar la imaginación y el pensamiento.

¿Conoces a estos ilustradores? ¿Cuáles son los autores y dibujantes que te han cambiado la infancia?



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