Posiblemente uno de los mejores maestros y a los que no se le suelen otorgar los méritos en la enseñanza son los buenos libros. No existen colegios sin ellos, ni siquiera universidades, todos recurrimos a esos artefactos de forma cuadrangular para crecer como personas y encaminarnos en la vida.
Los libros son los mejores amigos en la infancia, esos que son capaces de compartir contigo universos increíbles y eternos, de llevarte a los confines de tu mente y demostrarte que siempre detrás de la esquina existe un nuevo conocimiento esperando, al que puedes asir y llevar contigo.
Los libros son los testigos mudos de lo que vamos aprendiendo en nuestro paso por la tierra, sin embargo a veces quedan a un costado, catalogados de aburridos o «para frikies». Pese a ello es necesario que reconozcamos que se puede ser una persona inteligente y sabia sin universidades pero no, sin libros.
Un espacio de silencio para compartir conocimientos
La biblioteca es el lugar donde se congregan los libros y esperan por nosotros, un elemento fundamental para el aprendizaje, uno de los lugares más importantes donde encontrarnos con el conocimiento y crecer, en el silencio y la paz que se percibe en su interior.
El alma de las bibliotecas son las personas: lectores, estudiantes, apasionados de los libros, compartiendo el espacio de ese silencio y los libros. Sin ellos sería inútil que existiera ese templo, son los que generación tras generación le dan vida a este lugar y reivindican su importancia en el bagaje cultural de un pueblo.
Con el auge de los medios modernos de comunicación y el ritmo de vida acelerado a lo que parecemos habernos acostumbrado, ciertos tesoros preciosos caen en el olvido, se les resta importancia y en algunos casos mueren. Miles de bibliotecas son cerradas o se les quita el subsidio con el que contaban por falta de público que aliente su existencia, y lamentablemente perdemos toneladas de libros que tienen importantes conocimientos para enseñar.
Así mismo, el equilibrio y bienestar de estos centros, donde la cultura intenta mantenerse viva, suelen sufrir los achaques del tiempo sin que a nadie le preocupe demasiado, perdiendo el esplendor y con escasos recursos para levantarse.
Un paseo por la vida de la BNE
La Biblioteca Nacional de España es un edificio gigantesco ubicado en el centro de Madrid, creada por Felipe V el 29 de diciembre de 1711. En un principio se hallaba ubicada en un pasadizo de Palacio, posteriormente se ubicó en el Convento de Los Tributarios de Atocha. A medida que pasaban los años la cantidad de volúmenes aumentaban y el espacio parecía reducirse.
Fue Isabel II quien el 21 de abril de 1866 colocó en el solar del número 22 del Paseo de Recoletos la primera piedra de la actual sede. Para aquel momento el compositor Barbieri compuso especialmente «La marcha triunfal», una melodía que se tocó en aquel momento y que no ha vuelto a sonar desde entonces.
En la Biblioteca Nacional de España no sólo hay inmensas estanterías perfectamente ordenadas y catalogadas sino un trabajo de artesanos, los que digitalizan textos de una larga antigüedad a fin de que las nuevas generaciones tengan acceso a aquellos libros de forma virtual, manteniendo la cultura viva a través de las nuevas tecnologías.
Por otro lado, están los que se encargan de restaurar aquellos libros que hayan sido dañados por el tiempo, artesanos pacientes que se toman el trabajo de remendar e impedir que la humedad y el uso se lleve la vida de los libros.
En una biblioteca las posibilidades son infinitas, podemos encontrarnos con todo lo que deseemos, con todo tipo de conocimiento, y ahí reside la importancia de conservar estos refugios imprescindibles para la cultura.
Las bibliotecas para algunos escritores
En un reciente vídeo filmado sobre la BNE en memoria de su centenario, escritores como Ana María Matute, autora de «Paraíso Inhabitado» y «Olvidado Rey Gurú», y Mario Vargas Llosa, «El paraíso en la otra esquina» y «La casa verde», comparten con los oyentes la importancia que han tenido en su vida los libros y particularmente las bibliotecas.
La Matute compara la biblioteca con el hoyo donde cae Alicia en el País de las Maravillas, dice que parece un agujero, pero resulta que es todo un mundo, donde se abren cientos de caminos y oportunidades. El milagro de abrir un libro y descubrir lo que en él hay es una de las mejores satisfacciones que da la vida, se trata del juego más maravilloso:abrir un libro y de repente meterse en él o que el libro se meta dentro de uno.
Por su parte, Vargas Llosa asegura que pasó gran parte de su vida dentro de bibliotecas, devorando obras, conociendo autores, viéndose atrapado en miles de historias y fascinado con el poder de la lectura. Dice:
Indudablemente no mienten pues a mí los libros me producen eso mismo y muchas personas coinciden en esto conmigo. Leer es una de las actividades más intimistas y placenteras, es el mejor mecanismo para conocerse y conocer el mundo, para aprender a enfrentarse a las pérdidas y disfrutar de las pequeñas bellezas de la existencia.
Rescatando el valor de las bibliotecas
Las bibliotecas son ese espacio donde podrán crecer nuestros sueños y los de todos y es la forma en la que la memoria no se pierde, se recicla y permite ser compartida con cientos de generaciones.
Cualquier persona que haya entrado alguna vez a una biblioteca estará de acuerdo conmigo con que el aire que se respira en esos espacios parece diferente, como antiguo y lleno de vida. Espeso, pero de una espesura que sabe a conocimientos, a ciencia, a arte, a pasión, y que es capaz de devolverte el gusto por la vida al mismo que tiempo que te permite encontrar ese libro capaz de salvarte, de hacerte sentir feliz y valiente frente a las vicisitudes de la existencia.
Es muy importante que como sociedades cuidemos este patrimonio imprescindible para el crecimiento intelectual de nuestras futuras generaciones. Descuidar las bibliotecas es desinteresarnos por la vida y por el porvenir de nuestras sociedades, a la vez que se menosprecia el pasado, ése gracias al cual hoy somos lo que somos.
Los libros son, indudablemente, el mejor elemento para otorgarnos crecimiento, si los preservamos, si nos preocupamos por mantenerlos vivos, estaremos trabajando por la memoria y por la conservación de nuestra cultura.
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