Quizás has oído hablar alguna vez de lo que se da en llamar serendipias literarias. En este artículo lo que nos proponemos no es solo darte a conocer qué significa ese término sino también algunas de las más relevantes o mejores que se han producido a lo largo de la historia.
¿Te animas a descubrirlas?
¿Qué son?
Lo primero que hay que tener claro es que cuando se habla de serendipias literarias nos estamos refiriendo a profecías que los autores han plasmado en sus obras. Sí, situaciones, hechos o inventos que creaban en sus libros y que, años después, conseguían hacerse realidad. Son profecías, por tanto, involuntarias que, sin embargo, resultan ser realmente increíbles y sorprendentes.
El término procede de la palabra inglesa “serendipity”, que tiene su origen en el siglo XVIII y que viene a definir a esas descubrimientos o hallazgos que tienen lugar por casualidad.
Las más increíbles serendipias literarias
Una vez que te ha podido quedar claro qué son las serendipias literarias, queremos que descubras algunas de las más sorprendentes que han tenido lugar a lo largo de la historia:
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En el año 1898, el escritor Morgan Robertson publicó un libro titulado Futility or the Wreck of the Titan. El mismo venía a contar la historia de un enorme barco que en su viaje inaugural entre Londres y Nueva York acaba hundiéndose debido a que chocaba contra un iceberg. Este planteamiento seguro que te suena y es que, años después de esa novela, se produjo el hundimiento del Titanic. Si el hecho de que ese autor “vaticinara” algo así resulta más sorprendente, lo es aún más el que “adivinó” el apellido del capitán del barco, los metros de largo que tenía el barco e incluso el número de víctimas.
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Aldous Huxley en su obra más emblemática titulada Un mundo feliz (1932) ya plantea lo que es tanto la clonación como la fecundación in vitro.
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Edgar Allan Poe publicó en el año 1850 Las aventuras de Arthur Gordon Pym. En esta novela se cuenta que un barco naufraga en el Atlántico y solo consiguen sobrevivir cuatro personas. Estas en un momento determinado y cegadas por el hambre deciden que uno tiene que servir como alimento para el resto y el elegido para ser la víctima es el cocinero, Richard Parker. Pues bien, esta situación se produjo realmente en 1884 cuando una embarcación naufragó en esa zona y los supervivientes hicieron lo mismo. ¿Y sabes qué? Que se comieron al cocinero, que, al igual que en el libro, se llamaba Richard Parker.
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Tanto George Orwell en 1984 (1948) como Ray Bradbury en Fahrenheit 451 (1953) hablan de un sistema de comunicación novedoso, diferente y masivo que es muy similar a lo que hoy conocemos como Internet.
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En el año 1954 el escritor Lester del Rey publicó su obra titulada Viaje a la luna. En la misma cuenta que un comandante, llamado Amstrong, realiza un viaje hasta la citada luna en su nave Apolón. ¿A qué te suena este hecho? Claro, porque años después Neil Amstrong pisaba la luna tras viajar en el Apolo 11.
¿Qué te han parecido estas serendipias literarias?
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