La innovación como fin principal de la escritura

La innovación como fin principal de la escrituraCuando nos sentamos a escribir ¿debemos pensar en plantear nuevas formas de expresividad literaria? Más aún: ¿debemos pensar la escritura como un ámbito en el que debe reformularse todo lo escrito hasta el momento? Estas son dos preguntas que la mayoría de los autores se han hecho alguna vez y que intentaremos volver a pensar en este artículo. Y digo volver a pensar porque creo que estas son las inquietudes que nunca se responden, que se reinterpretan de diferentes formas según pasan los años pero que siempre quedan abiertas.

La innovación del Boom Latinoamericano

Según lo expresó Julio Cortázar el Boom Latinoamericano demostraba una toma de conciencia rotunda por parte de los escritores de esta región. Una conciencia de su identidad como personas nacidas en un territorio no europeo que, asumiendo su propia esencia, escribían sobre ellos mismos y sobre su tierra. La narrativa surgida con este movimiento contaba con unas características únicas y renovadas. Y, sin duda fue ese carácter innovador es lo que consiguió que las fabulosas letras ocuparan un puesto incuestionable en todo el mundo.

El Boom Latinoamericano marcó nuevas pautas para la narrativa, no sólo que se escribía en Latinoamérica sino que influiría en autores de otros países. La novela tradicional comenzó a disiparse en nuevas formas de expresividad y a desafiar las convenciones que durante siglos se habían mantenido intactas, para poner en palabras una crítica contundente contra el sistema social que regía en América: el nuevo género incluía la ficción dentro de la literatura documental y viceversa; es decir, amalgamaba ambos géneros y permitía conocer una realidad interpretada desde una literatura de ficción. Entonces, la innovación veía la luz en las letras latinas.

La innovación como fin principal de la escritura

Como el Boom Latinoamericano han existido otros movimientos importantes en la escritura que plantearon una ruptura contundente con los parámetros planteados hasta el momento sobre los requisitos que debía perseguir un autor. Lo que es necesario aclarar es que, en la mayoría de los casos, el fin no era la innovación sino la búsqueda de la propia escritura. Y ahí vuelvo al planteo ¿Puede existir una premisa como punto de partida que sea la innovación a la hora de escribir?

He conocido a mucha gente que plantea la escritura de este modo. «Hasta que no se me ocurra algo novedoso no voy a escribir nada«, me dijo alguien una vez. Entonces pensé, ¿y cómo puede conseguirse algo auténtico si no se practica, cómo ha de llegarnos? Creo que la innovación debe ser una consecuencia del trabajo duro, de la búsqueda pero en sí misma no puede convertirse en el fin de la escritura.

En todo caso el objetivo de nuestra escritura debería ser expresar algo y llegar a alguien; pulir al máximo nuestra expresividad para que la idea narrativa ofrezca algo que sintamos que nos representa, y si en ese camino, además conseguimos cambiar los paradigmas del género que trabajamos, pues mejor; pero plantearlo a la inversa nos dejará en un agujero negro en el que la falta de gravedad hará que la propia escritura sólo podamos reconocerla auténtica y legible nosotros mismos.

La innovación como fin principal de la escritura

Interrogantes del escritor

Ahora bien, la verdadera escritura es la que plantea interrogantes; la que nos lleva a lo más profundo de nosotros mismos y nos enfrenta con nuestros fantasmas y los de todo el mundo. Y también, con los fantasmas de la literatura. Por ende, si revolvemos dentro de nosotros mismos y caminamos al encuentro de la palabra casi desnudos es probable que descubramos cosas desconocidas para nosotros y, al plasmarlas, quizás mostremos algo innovador. De hecho, creo más posible arribar a la innovación de este modo (sin querer hacerlo) que teniendo toda la intención de conseguir algo único.

Por otro lado, esa necesidad de sentirnos auténticos, innovadores y maravillosos es algo muy propio de nuestra especie y creo que es una de las peores actitudes que podemos tener a la hora de crear; parte de lo que escribimos depende de nosotros, pero otra parte importante deriva de lo que leemos, de lo que nos gusta, de lo que nos cuentan, porque la escritura no es una actividad individual sino una que se construye y se retroalimenta de las experiencias de las sociedades.

Todos tenemos diferentes razones que nos han llevado a la escritura; algunas más intensas que otras, pero todas válidas. Todos sentimos una especial atracción por este universo y nos hemos decantado por algunos autores en particular. El universo de la literatura es muy amplio y en todos los rincones hay algo que puede servirnos para mejorar como autores: antes de buscar la innovación, mejor sería aprender de lo que han hecho otros y encontrar la propia escritura que tenemos contenida y escondida para hacer buena literatura. Dejemos que la innovación venga sola, y que sean los demás los que la encuentren.

La innovación como fin principal de la escritura

Comentarios1

  • esthelarez

    como siempre se dice: "la práctica hace al maestro", pero está muy bien visitar otros modelos y disfrutarlo plenamente.
    Interesante, muy interesante.
    Saludos, Tes
    😉



Debes estar registrad@ para poder comentar. Inicia sesión o Regístrate.