Quizás no sean muchos, pero a lo largo de la historia siempre han existido escritores que han apostado por hacer literatura para niños y jóvenes. A ellos dirigían sus historias con el claro objetivo de hacerles disfrutar de una de las artes más universales y enriquecedoras.
Ese ha sido el caso, por ejemplo, de Agustín Fernández Paz, un autor gallego cuya obra ha girado entorno a este citado público. Al mismo le ha ofrecido bellas narraciones que le han valido para tener en su trayectoria diversos reconocimientos como el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil o el Premio Lazarillo. Galardón este último que reconocía su obra Cuentos por palabras (1991) como una de las mejores novelas juveniles del siglo XX.
El hecho de que su trayectoria laboral haya sido la docencia posiblemente ha hecho que conozca a la perfección los pensamientos, sueños, anhelos y temores de ese público joven al que ha dirigido gran parte de su bibliografía.
Su primera gran obra es la ya citada Cuentos por palabras, donde reúne ocho relatos en los que la ficción y la realidad se mezclan sin ningún tapujo y donde hacen acto de aparición personajes mundialmente conocidos por los más pequeños. Así, por ejemplo, se cuenta como el Conde Drácula es contratado para trabajar en una funeraria o como un hombre lobo sólo puede hacerse la manicura de día.
Mucho más profundo es el libro titulado Trece años de Blanca (1994). En él aborda el miedo que tienen los jóvenes cuando dejan atrás su etapa infantil para enfrentarse a la dura adolescencia. Un tema que Fernández Paz lo desarrolla a partir de la historia de una niña, cuyo nombre da título a la novela, que tiene que estar en cama varios meses debido a una hepatitis.
Para no aburrirse y hacer menos monótona esta situación, la protagonista comienza a confeccionar un álbum de fotos con las instantáneas de todas aquellas vivencias que ha tenido hasta el momento. Paso a paso con la recogida de cada una de esas imágenes, Blanca se da cuenta de que ese tiempo pasado ya nunca volverá y que está a punto de comenzar una nueva andadura en la vida que no sabe que le deparará.
El misterio
Otros de los temas que más interesan al público juvenil son aquellos que giran entorno a fantasmas o misterios. Y ellos precisamente son abordados en Avenida del Parque, 17, una obra que publicó en 1996. En ella narra las aventuras de Marta en la nueva casa donde se ha mudado con sus padres, una vivienda en la que no paran de suceder acontecimientos paranormales y que hacen descubrir a la chica que un fantasma vive en ella por culpa de una maldición.
A través del ordenador comenzará una relación de amistad con este ser invisible a la par que inicia una nueva etapa educativa, Secundaria. Un conjunto de novedades en la vida de Marta que harán que se enfrente a nuevos retos, al amor, al dolor…
Pero para misterio el que esconde el libro Corredores de sombra de 2006. Como si de una de las grandes historias contadas por Agatha Christie o Edgar Allan Poe, el comienzo de la obra deja boquiabiertos a los jóvenes lectores que se enfrentan a descubrir a quién pertenece el esqueleto encontrado en el pazo de la familia Soutelo.
La joven Clara, miembro de la citada familia, parece ser que se convierte en la investigadora del caso a la vez que se enfrenta a un sinfín de dilemas morales y personales sobre su futuro profesional y el respeto a su familia.
Con todos estos trabajos, el escritor gallego Agustín Fernández Paz deja claro que no sólo es uno de los autores más prolíficos de la literatura juvenil sino también uno de los mejores conocedores del universo de los jóvenes, de sus preocupaciones, inquietudes e intereses.
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