Introducción al Posmodernismo (I)

¿Qué cosas tuvieron que cambiar para que la literatura pasara del Modernismo al Posmodernismo? Conoce los detalles de esta transición en este miniciclo sobre Posmodernismo Literario.

Introducción al Posmodernismo (I)

Hemos publicado numerosos artículos para hablar sobre el Modernismo, pero aún no nos hemos enfocado en la transición entre este movimiento y el Posmodernismo. Esta semana te traigo una serie de artículos en torno a este movimiento que abarca desde 1945 hasta el presente. Comenzamos con un repaso del Modernismo y la transición de éste hacia el Posmodernismo, mencionando a algunos poetas que se ubican en esa bisagra. En el segundo artículo podrás descubrir algunas de las voces más significativas del Posmodernismo. Cerramos este miniciclo con un artículo sobre la relación entre el Feminismo y el Posmodernismo. ¡Que disfrutes de este ciclo en Poemas del Alma!

Las bases del Posmodernismo

Aunque el concepto de «Posmodernismo» se entiende inaugurado a partir de la publicación de La condición posmoderna de Jean-François Lyotard, que vio la luz en 1979, sus antecedentes son bastante anteriores. Tanto es así, que muchos autores habían incluso utilizado el concepto antes de François Lyotard. Y, si nos vamos a la práctica literaria, encontramos varios antecedentes que podrían ayudarnos a entender la evolución de la literatura desde el Modernismo hasta el Posmodernismo.

Rubén Darío, el padre Modernista, tuvo una gran aceptación e influyó en la obra de numerosos poetas; sin embargo, tras su muerte, la influencia fue opacándose y comenzaron a surgir opiniones críticas respecto a su poesía, tachándola de ostentosa y artificial. De esta línea crítica surgió una nueva corriente estética, que responde a nuevas necesidades: expresar los sentimientos del espíritu de la sociedad contemporánea, con sus crisis políticas y existenciales, a través de un estilo más cercano y menos ornamentado. La sencillez es el gran objetivo de la Literatura Posmoderna.

Es importante señalar que el término Posmodernidad agrupa en su concepción movimientos artísticos, literarios y filosóficos muy dispares, algunos de ellos irreconciliables entre sí. Comparten, sin embargo, su oposición al Movimiento Modernista en pos de una mayor claridad en el lenguaje, oposición que en algunos es tajante y en otros puede distinguirse como una forma evolutiva del movimiento anterior. Aunque, como decíamos, el verdadero inicio del Posmodernismo como corriente filosófica se inscribe en los años setenta, en la literatura el punto de inflexión se da a partir de la Segunda Guerra Mundial. En algunos países, se pueden incluso encontrar poetas que antes de aquel gran quiebre histórico, ya estaban trabajando con una forma de decir posmoderna. Enrique González Martínez, Gabriela Mistral y José María Eguren son tres ejemplos ineludibles.

Introducción al Posmodernismo (I)

La transición del Modernismo al Posmodernismo

El último gran Modernista es el mexicano Enrique González Martínez. Con él se considera que acaba un Movimiento que revolucionó el cauce de la Literatura Latinoamericana, dando paso a un tipo de escritura más libre y aferrada a la naturaleza de las sociedades. A diferencia de otros Modernistas que basaron su voz poética en una musicalidad forzada en vínculo con ciertas vanguardias.

González Martínez se empeñó en la búsqueda formal de lo concreto, dando por sentado que era hora de traer a la literatura una nueva transformación. Es por eso que a este poeta se lo ubica en la bisagra entre ambos movimientos porque, sin olvidarse de la búsqueda espiritual del Modernismo, su persecución formal era imponer una libertad que, en ese momento de cambios políticos y sociales, ya no podía alcanzarse desde la musicalidad forzada impuesta por sus antecesores. La simplicidad y cierta aspereza y realismo en su poética lo ubican como uno de los primeros posmodernos de América Latina. Críticos como Giuseppe Bellini lo consideran el primer poeta posmoderno.

El Posmodernismo, de este modo, surge para dejar en evidencia que el Modernismo como proyecto estético y revolucionario ha fracasado. Una perspectiva que obliga a tomar nuevas decisiones en cuanto a la renovación estética, artística y cultural. Sin embargo, en el territorio literario, la perspectiva no es tanto de negación a las ideas Modernistas como de evolución, no hay un rechazo total. La mayor diferencia se ve reflejada en el interés por los ambientes locales y, sobre todo, rurales y en el uso de un lenguaje sencillo y vinculado estrechamente al coloquialismo del lugar.

¡No te pierdas la próxima entrega de este miniciclo!

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