Las librerías son para muchos de nosotros, junto con las bibliotecas, un segundo hogar. Un espacio en el que la libertad parece finalmente consumarse. Posiblemente nunca podamos alcanzar una certeza del mundo y de la realidad, sin embargo, como bien lo dijo Kafka, si existe un camino de exploración a la verdad, es el que nos permite realizar la lectura.
La pasión por la lectura
Pensar en la forma en la que hemos establecido contacto con los libros y aprendido a amarlos es un ejercicio sumamente interesante. Todos tenemos una relación personal histórica y emocional con las lecturas. Seguramente si analizamos qué géneros y autores nos interesan más podremos analizar en profundidad no sólo cuáles son nuestros dolores más íntimos, sino también cuál es nuestra forma de encarar el pensamiento y de enfrentarnos a la realidad.
¿Qué nos ha llevado a ser lectores empedernidos? ¿Qué impulsa a un escritor a encerrarse durante meses-años a plasmar sus imágenes en folios y folios (muchos de los cuales irán a parar a la papelera)? ¿De dónde surge esa pulsión? ¿Es realmente una elección o simplemente se trata de aceptar un destino mucho más profundo e ininteligible para nuestro torpe raciocinio? Sin duda, ese tipo de preguntas son las que más me obsesionan, las que parecen no tener respuesta, y a la vez tienen muchas; las que pueden permitirnos conocer a personas muy diferentes entre sí y comprender lo amplia que es la naturaleza de los seres vivos. Responder a estas preguntas puede ayudarnos en lo personal a comprender mejor quiénes somos y hacia dónde vamos y en lo colectivo a descubrir que si bien ninguna criatura es imprescindible para el libre suceder de los días, de todas se puede aprender un poco.
Decía Daniel Pennac que estamos habitados por libros y por amigos. Sin duda esta frase es una de las que mejor dibuja nuestra naturaleza: la importancia del vuelo interior y la necesidad de compartir palabras y abrazos con criaturas que pisen el mismo suelo. La lectura nos permite adivinar qué se esconde detrás de las cosas que no vemos, de las historias que no vivimos, de las tierras desconocidas, y es en ese encuentro íntimo en el que crecemos un poco. Sin libros nuestro corazón no haría otra cosa que llorar.
Características del ciclo #LibrerosAmigos
Hace unos meses mientras pensaba en esta relación persona-libro vino a mi cabeza la imagen de los libreros, esos seres casi invisibles que recomiendan, cuidan, viajan, vuelan, y que permiten que los libros permanezcan vivos. ¿Quiénes son estas criaturas y qué comparten con lectores y escritores? ¿Qué condiciones emocionales-sociales tiene que reunir una persona para convertirse en librera? ¿Cómo les afecta la realidad en ese arduo trabajo de defender a los libros? Con el objetivo de responder a estas preguntas emprendí este nuevo ciclo de entrevistas con libreros.
Lo que podrán encontrar en las publicaciones de esta sección serán diálogos (algunos presenciales, otros virtuales) con algunos de esos personajes imprescindibles para el mundo de los libros. He escogido a hombres y mujeres que se dedican en cuerpo y alma al trabajo, que son los motores de pequeños locales independientes, en los que se cuida con pasión el silencio y la palabra. Rincones donde lo primero que encuentras al entrar es una lista de nombres desconocidos que, al darles la oportunidad, se convierten en imprescindibles para ti. Rincones donde aprendes y reafirmas esa pasión por la lectura gracias a esos seres que trabajan por mantener viva la buena literatura.
Vayamos adonde vayamos nos quedan las librerías, en todos los idiomas y ciudades posibles. Para los viajeros sedientos, sin duda esta es una verdadera tranquilidad: saber que siempre habrá segundos hogares aguardando por nosotros. En homenaje a esos segundos hogares y a los pilares que los sostienen, he preparado este ciclo. Los invito a estar atentos y a contarme cuáles son sus librerías favoritas para invitarlas a esta fiesta. ¡Que vivan los libros, los libreros y los buenos amigos!
Comentarios1
Hola Tes
Me encantó este pequeño preludio sobre este asunto tan interesante que has escrito. Me parece que destila mucha ternura y comprensión de que no sólo de la mente (aunque los libros la incentiven) vive el hombre.
Un abrazo
¡Muchas gracias, Aldaril! Si tienes una librería favorita (sea de donde sea) dímelo y me pondré en contacto con ellos para sumarlos a este ciclo. Un abrazo enorme.
Tes.
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