Un John Updike con una amplia sonrisa y mirando hacia arriba. Una Joan Didion sosteniendo la cabeza con esa mirada clara pero siempre cansada que la distingue. Una Carson McCullers muy seria, con esa tristeza en los labios y el cigarro en la mano. Estas son algunas de las imágenes de Irving Penn que más me fascinan. Aquí va una nueva entrega de «Fotografías Literarias» de la que es Irving Penn el protagonista.
Penn renovó el retrato
Irving Penn nació el 16 de junio de 1917 en Nueva Jersey y se dedicó desde muy joven a la fotografía, colaborando con importantes firmas y haciendo una carrera que serviría para sentar las bases del retrato contemporáneo. Es imposible pensar en este tipo de fotografía sin que aparezca su nombre y su visión tan clara a la hora de hacer retratos.
Penn se sintió tocado por los colores desde pequeño. Comenzó dibujando, dedicándose durante bastante tiempo a la pintura. De hecho, así comenzó su carrera, y su nombre comenzó a sonar cuando obtuvo un buen recibimiento por la crítica especializada, cuando sus ilustraciones se publicaron en Harper’s Bazaar. Esto le sirvió para más tarde incorporarse a la revista Vogue, como ayudante de Alexander Liberman, y más tarde, para dedicarse a la ilustración de portadas de dicha revista.
Fue en la década del cuarenta que comenzó a dedicarse más a conciencia a la fotografía. Sus retratos comenzaron a hacer ruido. Su estética orientada al ensalce de lo mínimo, pero sin olvidar el glamour y lo sofisticado, lo convirtieron en breve en un fotógrafo de referencia.
Sin duda el talento de Penn se vio alentado por sus conocimientos, llegando a convertirse en un fotógrafo con un dominio exquisito de la técnica y una capacidad para componer imágenes únicas que le convertirían en un fotógrafo inigualable.
Entre las cosas que convierten a Penn en un fotógrafo maravilloso podríamos señalar su apego por lo sencillo. Esto le ha llevado a componer imágenes limpias, con pocos elementos y colores ocres (la mayoría de sus retratos se caracterizan por un fondo gris o negro y el sujeto posando de una forma peculiar); esto responde a su lema: «Menos es más» y le sirvió para conseguir apropiarse de las virtudes de la luz para construir retratos que le convertirían en uno de los mejores fotógrafos del siglo XX.
El secreto de la visión estética de la fotografía de Irving Penn
El trabajo de Penn en el estudio se asemejaba al de un pintor: afincado en la composición de imágenes como si fuesen pinturas; esto dota a todo su trabajo de una peculiaridad y una belleza fabulosa. Quizá en esto resida su capacidad para sacar lo mejor de cada uno de los personajes que retrató. Y pienso en esa McCullers tan seria, casi triste, y en Didion, detrás de su tristeza deja asomar esa luz brillante que la ha caracterizado.
Todos sus retratos se encuentran pensados al detalle. Si bien se caracterizan por centrarse en el sujeto, siempre permiten subhistorias que parten de elementos sencillos casi imperceptibles que iluminan y vuelven más compleja la imagen.
Otra de las características de la fotografía de Penn fue el tipo de enfoque escogido; a diferencia de la fotografía que se hacía en esa época, bastante estructurada y solemne, Penn incorporo un encuadre vanguardista en el que jugaba con el enfoque y lo combinaba con una composición sintética pero estéticamente detallista donde el glamour, los elementos protagónicos de las imágenes fueron sumamente interesantes.
Además supo crear una línea personal apoyada en el blanco y negro. Saber escoger una dirección de color es una de las decisiones fundamentales que debe tomar un fotógrafo, para poder realizar un trabajo homogéneo, que envejezca de forma pareja y que resulta identitaria.
Sin duda sus conocimientos fotográficos le permitieron ser uno de los grandes fotógrafos de su tiempo. No por seguir a raja tabla las reglas, sino por saber cuándo y cómo romperlas.
Irving Penn falleció el 7 de octubre de 2009 en Manhattan. Tenía 92 años y nos había regalado algunas de las imágenes más icónicas de la literatura. Además de las de Carson y Joan, Penn ha construido fotografías inigualables de John Updike, Jean Cocteau, Truman Capote y Francis Bacon. Puedes ver algunas de ellas aquí.
Debes estar registrad@ para poder comentar. Inicia sesión o Regístrate.