Hace unas semanas compartí con ustedes un texto sobre Enrique D. Zattara, un poeta fantástico afincado en Torrox. En esta oportunidad, les presento a otra persona que participó de aquel II Encuentro de Poetas Andaluces de Ahora.
Se llama Isabel G. Jiménez, es una poetisa que acaba de publicar un poemario y que ha tenido el decoro de hacérmelo llegar, a fin de compartir con más personas su arte. ¿La conocemos juntos?
Sobre la autora
Isabel G. Jiménez nació en la provincia de Málaga en 1972, donde todavía reside. Es Licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación y trabajaba para la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía. Además, colabora de forma asidua en la revista Carta de Tolox, escribiendo sobre temas de interés histórico, filosófico y cultural.
Como poeta, acaba de publicar su primer poemario que se llama «Sentires y pensares de la madrugá» y ha participado tanto del I como del II Encuentro de Poetas Andaluces de Ahora; habiendo sido una de las organizadoras de éste último. Además tiene un blog donde comparte sus experiencias y emociones con aquellos que deseen acercarse.
Este poemario consta de una serie de textos que surgieron con el fin de canalizar emociones a través de las palabras y se encuentra dividido en dos partes:
La primera, compuesta por un conjunto de poemas que hacen referencia al amor, a las pasiones, a la vida.
La segunda, de carácter más filosófico, aunque no parece encarar la filosofía desde un punto de vista intelectual sino netamente emocional; ahondando en lo profundo de sus sentimientos y buscando a través de ellos explicaciones exactas sobre la existencia y la muerte.
Sobre el amor erótico homosexual
El realce del amor homosexual parece ser uno de los hilos fundamentales que guía las páginas. El mismo se deja ver a través de las diversas poesías; en algunas circunstancias de forma más clara que en otras, pero, pese a que todo indica que se trata de una poesía donde el erotismo ocupa un papel fundamental, no llega a apoyarse en las características exigidas por este tópico: la grafía y la absoluta claridad en las descripciones de los cuerpos y el enlace sexual. Explicaré un poco más a qué me refiero en los siguientes párrafos.
En el poema titulado «Poema al alma de mujer (deseo encontrarte)», la voz poética se dirige a un amor deseado y exige que, dejando a un lado las querellas, permitan que el amor triunfe de una vez y para siempre. Sin ir más lejos, los versos finales del poema permiten ver la fuerza que esa pasión tiene, que lleva a esa voz a aferrarse a ese amor puro y único. Dice:
Otro poema que podría encontrarse íntimamente ligado al anterior, pero de una forma más expresa es «Sensualidad». En él la pasión vuelve a ser protagonista, las emociones cada vez se vuelven más profundas y llevan a culminar el deseo en el acto sexual, donde dos cuerpos se unen volviéndose uno.
Si bien no se deja en evidencia que se trata de un amor lésbico, ciertos elementos utilizados en la poesía lo demuestran y al continuar la lectura del poemario, ya no quedan dudas al respecto. Esto me ha parecido sumamente cautivador, teniendo en cuenta que la poesía, lamentablemente, se encuentra tan ligada al machismo y por ende, al heterosexismo, privándola de algo fundamental en todo arte, la diversidad. Por esto, me ha entusiasmado sobre todo esta lectura.
Entre poesía antigua y filosofía
Existen también en este poemario pequeños atisbes de una poesía española antigua, que roza las bases del clasicismo castellano, con la utilización de composiciones que hacen uso de tiempos verbales antiguos que ya han caído en desuso.
Personalmente, no me gusta este tipo de poesía porque no me transmite algo inevitable en ella que es su relación íntima en el tiempo histórico en el que ha sido escrita; sin embargo, comprendo que a ciertos poetas les atraiga la utilización de tiempos ya anodinos para expresarse, porque éstos permiten volar posiblemente a otro espacio y entender la vida desde una óptica añeja y enraizada a un léxico ya casi inexistente. Es decir, para entender la existencia de forma diferente, a través de las palabras.
Por otro lado, el primer poema y el último de este libro van dirigidos a la figura de la madre. A simple vista puede parecer un tópico ya por demás recorrido y utilizado y podría ser el caso; sin embargo, me inclino más por creer que la poetisa ha querido unirlo al resto, para ubicar su poemario en un espacio de trascendencia, capaz de enlazar el presente con el pasado; porque inevitablemente, también este elemento nos lleva a pensar en la poesía del clasicismo.
Al analizar este aspecto e intentando profundizar todavía un poco más, podemos decir que lo que más puede destacarse del poemario es ese tinte clásico invadido de imágenes folklóricas y regionales (cito los poemas «Ronda y el sentir» y «Noche de pasión en Ronda»). Cabe mencionar también que el título del poemario también hace pensar esto.
Breves conclusiones
Una de las cuestiones que me he preguntado al terminar de leer el poemario fue: ¿Por qué los poetas que escriben sobre amor homosexual lo hacen con un dejo de encubrimiento y de temor?
En el amor heterosexual el erotismo es claro y absolutamente gráfico (de hecho, la poesía erótica así lo exige); sin embargo, encontrar estas características en un poema erótico homosexual es más difícil, como si el propio poeta temiera hablar claramente sobre el tema por temor a ser rechazado.
Una de las explicaciones que suele darse a esto es que el poeta intenta que cualquiera pueda sentirse identificado con los versos y por eso busca formas más ambiguas; sin embargo, estoy convencida de que, una vez más, responde a las jerarquías sexistas que aún rigen nuestra vida en sociedad. Porque, si realmente fuera para volver la poesía más cercana para cualquiera, entonces el erotismo heterosexual también debería optar por formas poco precisas para no excluir a los homosexuales…
Por otro lado, creo que es una tonta respuesta. ¿Acaso no se han sentido identificados en más de una ocasión al ver una película con un personaje del sexo opuesto o incluso de sexualidad opuesta a la propia? Sinceramente, me parece lamentable, porque una cosa es escribir un verso poco explícito, más vanguardista, pero ¿cómo puede escribirse un poema erótico sin nombrar a las cosas por su verdadera naturaleza?
Antes de terminar querría comentar que lo que más me ha gustado de todo el poemario es el texto titulado «Hoy, mientras leía las noticias, pensaba en tí».
En una serie de sentencias, la poetisa narra diferentes problemáticas sociales que le causan tristeza y, luego, nombra algo bello que le recuerda a su enamorada. Piensa en ella, en su rostro, en sus labios, en el amor que comparten y, expresa que ese recuerdo, de alguna forma, vuelve un poco menos dura toda la realidad turbia que la rodea.
Vale mencionar que la autora, cual alguno de esos mágicos escritores de la Grecia Antigua, parece entender el amor como una tragedia, como algo que tarde o temprano se derrumbará y del que no quedara nada. Y esta visión de mortalidad y caducidad es la que la lleva a preguntarse cuál será la terrible enfermedad que vuelve similares a todos los seres humanos: incapaces de suceder a una enfermedad y propensos a morirse de amor a cada paso.
Para terminar diré que me ha parecido un bonito poemario y que creo que vale la pena leerlo; sobre todo si te entusiasma la poesía que exalta el amor y la vida por sobre todo lo demás.
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