Me gustan muchísimo las entrevistas, más aún que las reseñas biográficas y los artículos extensos sobre la vida de un escritor. La forma en la que un autor habla, se comunica con un interlocutor es única, y en cada entrevista se aprenden detalles de la vida y la escritura invaluables.
Cuando leí la entrevista que le hizo Isabel Uribe, para la revista Sub-urbano, a Juan Manuel Vásquez, excelente e inteligente por cierto, no quise guardármela para mí. Por eso he preparado un artículo en el que comparto los aspectos que me han parecido más interesantes de esa charla. No obstante, les recomiendo que no se pierdan la original. ¡Es fantástica!
Latinoamérica en Madrid
Juan Gabriel Vásquez no quiere dar respuestas a los conflictos que sobrecogen el mundo sino generar más incertidumbre y preguntarse acerca de cada cosa.
Si bien publicó algunas novelas antes de los 25 años, prefiere no hablar de ello; y asegura que su primer libro fue «Los informantes». Pero muchos recién lo conocimos cunado, en el 2011, fue galardonado con el Premio Alfaguara de Novela con su novelón «El ruido de las cosas al caer»; obra que fue también premiada con el English Pen Award y el Gregor von Rezzori.
Desde hace 15 años Vásquez vive en Madrid, pero no ha perdido su acento bogotano ni su pasión por los conflictos latinoamericanos: de ellos nos habla en sus novelas, de ellos escribe, sobre ellos habla y grita. Su preocupación por la forma en la que los acontecimientos históricos influyen en la vida individual de las personas se ve reflejado en cada una de sus obras y en su manera de plantearse el oficio de escritor. En sus libros se deja en evidencia lo importante que es la responsabilidad de cada uno de nosotros en el devenir de los hechos históricos.
Lo público y lo privado
Las primeras obras de Vásquez abarcan un universo amplio, en el que se reflexiona sobre el pasado colombiano; pero con «Las reputaciones» dio un giró completo, mostrando una realidad más intimista y privada. Aunque esa parte privada se encuentra muy relacionada con lo público, y permite comprender a fondo esos ínfimos hilos que unen ambas realidades y el peso que tienen las verdades individuales sobre la cosa pública.
La memoria es sin duda uno de los elementos que más peso tiene en la obra de Vásquez (no puede negar sus raíces latinoamericanas) y uno de los temas reincidentes en sus historias. Esa memoria se va construyendo de hechos históricos en los que actuamos las personas.
Dice Vásquez que una de las cosas que más distingue esta época de todas las anteriores es que ya no existen figuras públicas y privadas: todos estamos sometidos al escrutinio de los demás constantemente, porque un comentario, una imagen o una calumnia pueden atravesar el mundo en cuestión de segundos sin que podamos hacer nada por evitarlo; esto nos convierte a todos en personajes públicos.
Las reputaciones
Javier Mallarino es un ilustrador que en determinado momento de su vida debe escoger abandonar su vocación de pintor para dedicarse a la realización de caricaturas para trabajar en un ámbito mucho más político y activo. Todas sus certezas se vienen abajo cuando se encuentra con una persona del pasado que lo enfrenta con su realidad, con esa persona en la que se ha convertido. Y debe decidir si lo que tiene es lo que realmente deseaba de la vida.
Así podríamos presentar «Las reputaciones» en una breve sinopsis. Según la crítica se trata de una novela moral que permite replantearse aspectos primordiales de la vida, como lo es la importancia de nuestras decisiones en los acontecimientos de nuestro entorno.
Juan Gabriel es un lector de novelas que plantean preguntas de tipo moral, que nos enfrentan al resultado de nuestras decisiones y nos conducen a re preguntarnos aquellas cosas que en otra situación hemos dado por sentadas y que, al final, no eran tan inamovibles como creíamos. Como autor busca eso mismo: preguntarse acerca de esa capacidad tan propia de los seres humanos para hacerse daño y la forma en la que enfrenta ese daño; es decir, la manera en la que asumimos nuestros actos en el día a día y entendemos o aceptamos lo que no nos gusta o lo que nos lastima.
La novela nos permite preguntar y no responder
En esta entrevista Vásquez también habló de la creación literaria. Para él la novela se escribe frente a una pared oscura, donde no hay certezas, solamente preguntas. La historia se construye porque existe una necesidad ineludible de encontrar razones para vivir, de entender lo que nos rodea. Sin embargo, con una novela no se intenta dar respuestas sino abrir caminos posibles para el diálogo y los replanteamientos.
Y esto último es, posiblemente, lo que distingue a los lectores de novelas como las de Vásquez y los que prefieren la novela negra (por plantear un género circular). En la primera al terminar el libro el lector se queda mirando al infinito sin saber bien hacia dónde ir, ignorando donde se encuentran las respuestas; mientras que el segundo libro se cierra solo, dejando al lector un panorama claro y limpio donde todo ha sido escrito para ayudarle a entender algo.
Definitivamente pertenezco al primer grupo. Considero que es mejor mantenerse en movimiento preguntándose TODO y escoger la inestabilidad, que abordar la vida desde la confianza absoluta y la creencia obtusa en verdades que ni siquiera nos hemos dignado a replantear.
Para terminar, me quedo con una frase con la que me sentí muy identificada, e imagino que a muchos de ustedes también los ocurrirá lo mismo.
Comentarios1
Muy bueno. El autor y el comentario sobre su obra y pensamiento...
Debes estar registrad@ para poder comentar. Inicia sesión o Regístrate.