Ciclo en el que exploramos el Romanticismo: sus orígenes, autores más importantes y su legado. Cuarta entrega.
Antes del Romanticismo, el mundo de la literatura estaba dominado por el Neoclasicismo, que se desarrolló principalmente durante el siglo XVII y principios del XVIII. Justo antes del advenimiento del Romanticismo el mundo estaba dominado por la racionalidad y había una adherencia rotunda a las reglas aristotélicas (como vimos en el artículo sobre los antecedentes). El Romanticismo cambió eso poniendo en escena la subjetividad y una recuperación de las tradiciones (como quedó claro en la introducción del miniciclo). Pero seguramente una de las peculiaridades que han sabido potenciar su importancia fue su presencia en la cultura y el desarrollo del arte de diversos países del mundo (ver artículo «El Romanticismo en el mapa del mundo»). Sin lugar a dudas es uno de los movimientos que más ha sabido encajar en la convulsión social y ofrecer alternativas estéticas y de pensamiento para un tiempo complicado. En el artículo de hoy haremos un brevísimo repaso sobre algunas de las obras románticas que marcaron un antes y un después en la literatura universal.
El Romanticismo alemán y su influencia en la literatura francesa
Cuando pensamos en el Romanticismo el primer nombre que acude a nuestra mente es el de Johann Wolfgang von Goethe. SI bien su obra suele ubicarse al final del período clásico, Fausto es la mejor tarjeta de presentación del Romanticismo alemán; en ella, el autor explora temas como la ambición, la moralidad y los límites del conocimiento de una forma extraordinaria dándole un lugar de relevancia a la subjetividad. También su libro Las desventuras del joven Werther podría considerarse una pieza central del Romanticismo.
Detrás de Goethe está su gran amigo, Friedrich Schiller, quien aportó su granito de arena al movimiento a través de sus poemas en los que puso en el centro la libertad. Schiller, además, estaba muy preocupado por la estética y supo incorporar a sus poemas y dramas un ritmo novedoso y auténtico, que le permitiría pasar a la historia.
En Francia el representante fundamental del Romanticismo es Víctor Hugo. Su obra Los Miserables, donde combina un alto compromiso social y recurre a la subjetividad de los personajes para ofrecer un testimonio contundente de una época. Víctor Hugo estaba fuertemente influenciado por el Romanticismo alemán y haciendo pie en esta revolución estética puso su granito de arena para enriquecer la literatura francesa. Alfred de Musset es otro de los nombres importantes relacionados con el Romanticismo en este país. Sus obras Confessions d'un Enfant du Siècle y Lorenzaccio«, donde fue capaz de reflejar de forma contundente experiencias como el desengaño amoroso y la melancolía vinculada a la soledad.
El Romanticismo inglés
En Inglaterra el Romanticismo estuvo representado principalmente por poetas. The Rime of the Ancient Mariner de Samuel Taylor Coleridge es para muchos la obra que inicia el movimiento en el país. Este poema narrativo se caracteriza por tratar la subjetividad a través de imágenes vinculadas a la naturaleza, donde lo sobrenatural y lo humano se mezclan de forma sorprendente. Otro poeta ineludible de este período es Lord Byron; sus poemas épicos y narrativos como Don Juan y Childe Harold's Pilgrimage en los que imprimió un alto carácter autobiográfico le han permitido convertirse en un referente ineludible del Romanticismo inglés.
Otros dos referentes de la literatura inglesa de ese tiempo son Percy Bysshe Shelley (su obra Ozymandias fundamentalmente) y John Keats, que compuso unos poemas líricos y elegíacos, como Oda al ruiseñor que marcarían un antes y un después en la literatura inglesa al presentar una sorprendente fusión entre la belleza sensorial y el tratamiento de los temas filosóficos.
En otros países también caló hondo el Romanticismo. En España tenemos autores como Gustavo Adolfo Bécquer quien con sus Rimas y Leyendas marcó el inicio de esta estética en la literatura hispanoamericana, que sería explorada por numerosos autores. Otro referente ineludible es El Diablo de José de Espronceda.
Llegados a este punto vamos a hacer una aclaración: no nos hemos olvidado de las escritoras que han sabido enriquecer el movimiento. El aporte de las mujeres en el Romanticismo fue tremendamente significativo y hemos decidido dedicar un capítulo completo para hablar de ello. ¡Y será el próximo! ¡No te lo pierdas!
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