Hoy en el desván de los libros perdidos escribo sobre una obra que combina de forma perfecta ternura, aventuras y suspenso: «El jardín secreto» de Frances Hodgson Burnett.
Este libro llegó a mí hace apenas unos años mientras intentaba recordar algunas de las películas que más me han marcado en la infancia. Vinieron a mí imágenes de la adaptación que Agnieszka Holland hizo de este libro. Como aún no había leído a Burnett, me propuse acercarme a ella: lo único que lamenté fue no haber dado con ella en la infancia.
De la india colonial a Yorkshire
«El jardín secreto» se ambienta en el siglo XIX y narra la vida de Mary, una niña hija de un diplomático inglés que vive en la India por cuestiones de trabajo. Ni él ni su mujer han deseado el nacimiento de Mary y por eso la ponen al cuidado de una aya hindú para que se ocupe de ella, despreocupándose totalmente. Este abandono provoca en Mary una mezcla de emociones y actitudes que la llevarán a convertirse en una niña tirana y egoísta. Poco a poco se torna más y más caprichosa y busca convertirse en el centro de la casa, atemorizando y exigiendo atención a la servidumbre, y consiguiendo todo lo que quiere con amenazas y lloriqueos.
No obstante, su vida cambiará para siempre cuando una epidemia de cólera asole la comunidad en la que vive con sus padres, llevándose a sus progenitores para siempre. Como consecuencia, Mary es enviada a casa de un tío que vive en una inmensa mansión en Yorkshire, donde tendrá que adaptarse a una nueva familia y madurar emocionalmente.
La nueva vida es muy difícil para Mary. Su tío, que ha enviudado hace unos años, y vive solo con su hijo y la servidumbre en una mansión enorme y sórdida, es un hombre taciturno que se ha recluido del mundo totalmente quebrado por la pena. Mary comienza sus vivencias en esa casa con el pie izquierdo, teniendo fuertes discusiones con Medlock, la estricta ama de llaves, y convirtiéndose en un verdadero problema para su tío debido a su falta de disciplina. Sin embargo entablará una fuerte relación con Colin, su primo paralítico, y Dickon, un joven que vive en la zona y que conoce los secretos de todos los animales. Juntos descubrirán un refugio en el que se sentirán a salvo: esta relación cambiará la vida de ellos para siempre.
A lo largo de esta experiencia, Mary aprenderá a comunicarse de otras formas y tendrá que aceptar que no siempre se puede obtener todo lo que se desea. Además, vivirá experiencias sorprendentes en esta casa inmensa, cuyas habitaciones guardan inconmensurables secretos. Pero, sobre todo, experimentará el valor de la amistad .
El jardín de Mary
La primera imagen que viene a mi mente cuando pienso en «El jardín secreto» es un laberinto de ligustrina y una niña correteando por los pasillitos de hierba. Y es que, si bien en esta historia hay personajes humanos muy variados, el verdadero protagonista de ella es el jardín. Flores, hierba, pajarillos y el resto de seres que forman la naturaleza, ofrecen un hilo conductor a los acontecimientos y permiten disfrutar de una obra preciosa.
El jardín al que Mary acude para entretenerse es un sitio secreto que se encuentra abandonado y que, sin embargo, ha permanecido despierto durante muchos años. Podría ser una alegoría a la infancia, a ese espacio de ensueño que todos tenemos y que en determinadas circunstancias puede ayudarnos a sobrevivir.
Este libro es, además, una oda a la amistad, a la naturaleza y a la esperanza: pase lo que pase siempre vale la pena ponerse nuevamente de pie e intentar una nueva-distinta vida.
Este libro vio la luz en 1911 pero anteriormente la historia había sido publicada en folletos desde 1910. Sin lugar a dudas, Burnett consiguió con él un lugar inolvidable en la literatura anglosajona; a tal punto que esta historia se ha convertido también en un clásico del cine. Aprovecho también para recomendarles la película que cité más arriba, publicada en 1993.
Si bien la forma de narrar de Burnett parece encasillarla en una literatura infantil, creo que es una de esas autoras que pueden conmoverte independientemente de tu edad y de si aún tienes vivo el niño o niña que eras. En este caso nos encontramos con una historia que sabe mezclar de maravilla el drama del abandono con el misterio y las aventuras; lo cual la convierte en una auténtica novela victoriana.
Burnett es una autora que sí o sí tenía que estar en el desván de los libros perdidos y, si bien podría haber escogido otras de sus obras (como «La princesita» o «La formación de una marquesa»), considero que «El jardín secreto» es su mejor creación, por eso he querido traerla a este ciclo. ¡No dejen de leerla!
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