Jorge Semprún, el escritor revolucionario

Jorge Semprún, el escritor revolucionario

El pasado 7 de junio hemos sufrido una baja importante en la literatura; el estimado escritor madrileño, Jorge Semprún, quien ha fallecido en París, ciudad donde residía desde su exilio durante la Guerra Civil española.

Semprún fue novelista y guionista nacido en Madrid el 10 de diciembre de 1923 y que se convirtió rápidamente en un luchador de los derechos humanos. Partició en la Resistencia francesa ante la ocupación Nazi de 1942, lo que le trajo como consecuencia el ser deportado a Buchenwald por la Gestapo en el año 1943. Además, estuvo dirigiendo durante años el Partido Comunista Español, donde se hacía llamar Federico Sánchez.

La obra de Semprún

Jorge Semprún ha escrito obras muy destacadas de la literatura española, las más leídas son: «El largo viaje», «El desvanecimiento», «La segunda muerte de Sánchez», «La montaña blanca», «Ramón Mercader» y «Autobiografía de Federico Sánchez». Además, ha escrito numerosos guiones cinematográficos y ensayos.

Su experiencia como recluta en Buchenwald es sin duda la que más lo marcó no sólo en su vida privada sino en toda su obra, ya que sus historias giran todas en el mismo contorno: la resistencia, la vida en los campos de concentración y su rechazo al estanilismo.

Pese a que en sus libros las temáticas abordadas no eran tan variadas, la forma de tratarlas sí lo fue y eso permitía refrescar sus ideas desde diferentes puntos de vista; él mismo expresó en cierta ocasión: «Mi vida es completamente lo ya visto, lo ya vivido, lo repetido, lo mismo hasta la saciedad, hasta convertirse en otro, extraño, a fuerza de ser idéntico».

El largo viaje, una de sus obras selectas

Semprún y el exilio

Desde muy pequeño debió acostumbrarse al exilio, a ser extranjero, y en más de una ocasión expresa las humillaciones que debió enfrentar por tener un acento raro, por no ser lugareño.

La tortura y las innumerables experiencias dramáticas vividas en el campo de concentración durante más de dos años, nadie podrá borrarlas de su mente, ni haber escrito acerca de ello, ni contar lo que allí tuvo que presenciar, nada, son recuerdos marcados a fuerza de fuego y violencia.

Jorge Semprún, el escritor revolucionario

La liberación fue en 1945 y, pese a que desde entonces en sus historias se acercó al drama de las torturas, no lo hizo a fondo hasta 1994, año en el que publicó «La escritura o la vida« una novela que narra las situaciones más atroces a las que debió enfrentarse durante esos años.

Expresa que al salir del campo de concentración se le presentó un dilema, escribir acerca del pasado o vivir el presente y, como sabía que lo primero, no haría otra cosa que inducirlo al suicidio, pues recordar cada detalle era aterrador, espero unos años para escarvar esa importante herida. La escritura o la vida.

Semprún escribió además siendo Federico Sánchez, un acérrimo comunista, y publicó dos obras escritas por él, donde pone al corriente a sus lectores de las experiencias vividas mientras estuvo vinculado con el partido Comunista,organismo del que lo echaron por disidencias políticas.

Los premios a su trayectoria

Semprún fue un escritor europeo, pese a que no renunció a su ciudadanía española, desición que lo dejó afuera de la Académie Française, tampoco pudo recibir jamás el Premio Cervantes debido a que la mayoría de sus obras las escribió en francés. Sin embargo sí recibió importantes galardones de prestigio internacional, tales como el Formentor en 1964), el de la Paz de los libreros alemanes en 1994 y el Jerusalén en 1996.

El 11 de abril, día en el que se conmemora la liberación de los presos de Buchenwald, Jorge Semprún acudió al lugar por última vez, indignado porque presentía que ya no volvería a ir ahí, que su hora llegaría pronto y habló por última vez, recordando a sus compañeros de tortura.

Jorge Semprún, el escritor revolucionario

Jorge Semprún ha dejado este mundo, dejándonos un material memorioso de las atrocidades cometidas por el ser humano. Gracias a sus grisáceas páginas, Jorge nos deja mucho para pensar, para construir, para no dar por perdido. Recordando aquellas palabras de Roland Dubillard, que Semprún hiciera suyas en una ocasión, «Estoy seguro de que mi muerte me recordará algo…», sólo resta decir que sí, que ¡Vaya si vamos a recordarte!

«¿Sabe usted que es lo más importante y lo más terrible, lo único que no se puede explicar? El olor a carne quemada. ¿Qué haces con el recuerdo del olor a carne quemada? Para esas circunstancias está, precisamente, la literatura. Yo tengo dentro de mi cabeza, vivo, el olor más importante de un campo de concentración. Y no puedo explicarlo. Y ese olor se va a ir conmigo como ya se ha ido con otros». Jorge Semprún, un escritor consecuente


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