Josefina Aldecoa es una de las escritoras más destacadas de la Generación del ´50 y además fue una entregada educadora. En nuestra entrevista para el recuerdo nos centramos en sus dos grandes vocaciones: la escritura y la enseñanza. me apoyo para eso en dos interesantísimas entrevistas que pueden leer aquí y aquí.
La educación como espacio de reflexión
Su primera apuesta por la reflexión en torno a la educación fue su tesis doctoral, titulada «El arte del niño» que se basa en una investigación sobre la relación que los niños establecen con el arte. En ella Aldecoa plantea la forma en la que se descubren y desarrollan las vocaciones en la primera infancia y en cómo nos influye el punto de vista de los adultos que tomamos como referencia. Valiéndose de estos datos construye una explicación en torno a lo necesaria que se vuelve una educación amplia que potencie el contacto con las emociones y colabore con el cultivo de los talentos.
De este modo Aldecoa comenzaba a dar sus primeros pasos en torno a la búsqueda de una Institución Libre de Enseñanza, proyecto al que se abocaría con absoluta pasión y que derivaría en la creación del Colegio Estilo, basado en aquellos ejemplos educativos que observó en diversos colegios de Inglaterra y Estados Unidos inspirados en los valores del krausismo y que significó un tipo de enseñanza absolutamente innovador en España.
Su interés por la infancia es innegable. Tal es así, que ella ocupa un lugar fundamental en la obra de Aldecoa. Y es que como a muchos autores de su generación, volver a la infancia implicaba regresar a un mundo del que ya no quedaba nada, y en torno a esa idea se ceñía una especie de nostalgia y de tristeza irreductible. Criada en un entorno natural de la provincia de Asturias, Aldecoa siempre mantuvo un estrecho lazo con aquella región. Ya que era aunque reinaba en él una gran monotonía, el propio paisaje ofrecía aventuras diarias. Cada día era una sorpresa tras otra para una niña llena de curiosidad como ella era.
Y cada vez que le tocaba hablar de su infancia, Aldecoa tenía palabras para sus abuelos, quienes fueron fundamentales en su construcción como persona. Su abuelo materno, que fue quien la inició en la lectura y la incentivó para acercarse a ese mundo, y el paterno, que le enseñó muchísimas cosas en torno a la vida de las plantas y animales del entorno.
Después vendrían tiempos difíciles, en los que la Guerra Civil se interpondría en la felicidad de Aldecoa. En aquel período de represión y censura, sin embargo, intentó continuar fiel a sus principios, y a las ideas que sus abuelos le inculcaran respecto a la libertad y a la importancia de no doblegarse.
La escritura como espacio de construcción
Si la enseñanza fue para ella un espacio ideal para reflexionar sobre los problemas sociales y plantear soluciones desde el ámbito docente, a través de la escritura planteó un escenario colorido a través del cual sus ideas en torno a la infancia cobraban vida y se volvían protagonistas. Escribía con la misma pasión con la que deseaba un mundo mejor y estaba convencida de que la mejor forma de conseguir ambas cosas era estudiando y ofreciendo un estilo de enseñanza acorde a las necesidades de cada persona.
Pese a que durante mucho tiempo su labor estuvo más vinculada a la educación que a la escritura, nunca abandonó su pasión por la palabra y consiguió un lugar ineludible entre los autores fundamentales de su generación. Su receso en la publicación estuvo vinculado a una situación emocional delicada, como lo expresó la autora en varias ocasiones; sin embargo, cuando el nombre de Aldecoa volvió a las librerías, no sólo no pasó desapercibida sino que el mundo de las letras estuvo de fiesta (nuevamente). Además, ese tiempo fuera del panorama editorial le permitió crecer en otros aspectos que otorgarían nuevos matices a su obra.
La mirada crítica y esa preocupación por la literatura continuaban latentes en ella, qué duda cabe. Sobre su forma de encarar la escritura y la importancia que le otorgaba a la creación narrativa se explayó en muchas ocasiones. Cuidadosa de su estilo, a Josefina le resultaba sumamente necesario reflexionar en torno a la forma en la que se contaban las cosas. Cuando la leemos nos encontramos con una ineludible autora de lo concreto, una voz necesaria de releer y de admirar. Sin duda no podía faltar en esta sección en la que rescatamos frases dichas en entrevistas por autores relevantes. ¡Volveremos con más entregas!
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