Sé de mucha gente que toma por mejor amigo al perro. Esa noble bestia tiene la condición amorosa suficiente para honrar con su presencia nuestra habitación y seguir nuestros movimientos con los ojos, dándonos su confianza y su compañía, que de por sí, a veces, superan toda gracia.
Ah…, cuánto fortalece contar con un amigo. Y hablo de un amigo, el fiel por excelencia, aquel que te escuchará cuando te halles rodeado de angustias, y pondrá la mano sobre tu hombros y te ayudará a salir del pozo en que estás caído.
Hay amigos que son la misma alegría, la burbuja del champán, pues el humor fluye a través de su conversación y de sus chistes. Dios dé larga vida a esa gente proveedora de luz.
No existe un sentimiento tan saludable, tan genuino, tan lleno de llamas puras, como el de la amistad.
Tenía amiguitos, cuando era pequeña, que venían a mi casa todas las siestas, estando ausentes mis padres. Jugábamos a las rifas o los sorteos. ¿Cuáles eran los premios? Pues alguna alhaja barata de mi madre, un chiche viejo, acaso, y cualquier chuchería que sirviera para mis propósitos. Cómo nos queríamos. Nuestro cariño no sabía de fricciones. Ni la lluvia más copiosa ni el viento sur más huraño podían impedir que nos reuniéramos. Y celebrábamos la existencia. Y pasábamos momentos que se me presentan imborrables.
Seguramente el lector recordará inolvidables pasajes de ternura compartidos con los amigos de su infancia.
Ellos son pocos, contados, pero están a nuestro lado en las buenas y en las malas.
He hallado, a través de las redes sociales, una iniciativa altamente enriquecedora: Proponer al Dr. Ramón Artemio Bracho al Premio Nobel de la Paz.
La amistad, que potencia la perla de la humanidad, es ahora la bandera de la causa que moviliza a cientos, miles de visitadores del Faceboock.
¿Por qué no pensar en grande, en el Paraguay, donde la gente, lastimosamente, siempre tiene la tendencia a dejarse arrastrar por sentimientos derrotistas?
Pues bien, son las pocas ganas de prenderse con un sueño, con una ilusión, las que terminan desbaratando, a menudo, los propósitos que nos habrían levantado hace tiempo como nación. En cierta forma, la sicología paraguaya se encuentra en estado de parálisis. Observo a muchas personas presas del miedo, incapaces de dar, no digo un salto, sino un paso siquiera, para cambiar el estado de cosas por el que atraviesa nuestro país.
Esas personas restan. Son la nulidad misma. El Paraguay necesita de seres atrevidos y positivos que crean que los buenos tiempos están por llegar.
Yo creo en la amistad, como usted, como cualquiera.
Cuánta gente, con su trato duro, su corazón indiferente, espanta a las personas, y luego se queja, en la soledad de su habitación, de los amargos argumentos de la desolación.
En la amistad se encuentra sosiego.
Y momentos de dicha.
Y abundancias para el alma.
El amigo te escucha atentamente e intenta darte su comprensión y su apoyo en los momentos de necesidad, que a veces son muchos. No hace falta que te jure por su madre que no dirá a nadie nada de lo que le cuentes, quien mezquina la prudencia como el sostén por excelencia de tan genuino trato afectivo.
¡Felices los que tienen amigos!
Comentarios3
Bellísimo artículo sobre el valor de la amstad, por mi parte celebro las felicidad de contar con mis amigos de la Red, más los que tengo en mi ciduad y mi país, gracias a Dios. Saludos cordiales.
Cierto, Elsy: Haces bien en celebrar la felicidad de contar con amigos en la Red. Imagino que tendrás muchos porque siempre estás animada.
Todo mi cariño, amiga !!!
Gracias Delfina. te admiro mucho y te agradezco por las hermosas publicaciones periodísticas que nos compartes y que nos enseñan a pensar mucho más en nuestro destino. Por ejemplo acabo de leer el cierre de 399 librerías en EE.UU. y eso me hace pensar mucho sobre la situación de los escritores de América Latina, pues si bien no vivimos de nuestra producción literaria pero el ideal es ayudar en el desarrollo humano de grandes cantidades de pobladores que ni siquiera conocen internet ni se imaginan qué cosa es eso; menos podrán imaginarse leyendo un libro digital....
Muchas gracias amiga y que dios te cuide siempre. Un abrazo. Elsy.
Gracias por compartir este hermoso escrito. Creo firmemente en la amistad, siempre he pensado que el que no cree que ésta existe es porque no es amigo de nadie. ¡Viva la amistad! y aún más el amigo; el que siempre etá allí cuando más lo necesitas... Un saludo cordial para ti, Elsy
son buenos algunos perritos, lo comprenden a uno gracias
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