La angustia en Guy de Maupassant

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La angustia en Guy de Maupassant

Podríamos decir que Guy de Maupassant es el perfecto caracterizador de la angustia. Pocos como él han sabido pintar con semejante maestría las emociones que dominan a una persona cuando cae en una crisis de angustia o de pánico.

Al leer sus historias, irremediablemente podemos vivir en carne propia (o revivir) los sentimientos convulsos y contradictorios de cualquier individuo amenazado por este tipo de problemas.

La angustia: esa entidad invisible

La angustia puede interpretarse como lo invisible, aquello que ignora el resto del mundo pero que para el propio protagonista tiene cuerpo y forma.

Contarla o escribirla puede ser sumamente complicado; sobre todo si existe un fin literario en ese emprendimiento. Maupassant consiguió hacerlo mediante la fantasía; una fantasía realista y subjetiva en la que todos podemos sentirnos incluidos.

Sin lugar a dudas, su labor artística quedó salvada en la escritura, ya que consiguió poner en palabras una realidad subterránea a la que miles de personas deben enfrentarse cada día, de una forma maravillosa.

Si bien existen varios de sus relatos en los que podemos acercarnos a este tema, véase «El horla», «Carta de un loco» o «¿Él?», me quedaré con el primero porque creo que es en el que Guy desarrolla más el tema de la angustia. Al leerlo podemos comprender los diversos matices que le da Maupassant a este tema y cómo lo encausa de forma única en una historia propia de la literatura fantástica, pero con un contexto absolutamente realista. Algo muy extraño, ciertamente.

La angustia en Guy de Maupassant

Escribir sobre lo que no existe es un desafío mucho más grande que contar historias que tienen lugar en un tiempo y un espacio con nombre y forma. Pero más aún lo es escribir sobre una emoción, sin valerse de la poesía, porque se requiere una abstracción total de la realidad, pero la suficiente fuerza como para no huir de ella (no hay que olvidarse que en esa realidad reside la escritura).

Siempre me ha parecido extraordinario el uso que Maupassant hace de un elemento sumamente común para todos, el viento. Se trata de algo que todos conocemos, pero que nadie ha visto. El viento aparece en reiteradas ocasiones como una fuerza imponente contra la que nadie puede alzarse, que arrasa con todo y derriba las barreras más fuertes, y que, sin embargo, no se ve.

Guy consigue presentar a través de él una analogía de la angustia (que llega sin saber de dónde ni por qué y se instala, arrasando con la estabilidad y la cordura). Este ejemplo plasma estupendamente lo que me fascina de este autor. Porque, valiéndose de elementos comunes y que ninguno de nosotros se atrevería a cuestionar, consigue introducirte de lleno en el malestar de alguien asediado por la angustia.

La angustia en Guy de Maupassant

Las diferentes fases de la angustia en Maupassant

El término horla no existe en ninguna lengua pero muchos autores se han apoyado en la descomposición de esta palabra en dos partes y sus significados en francés (hors: fuera, la: allá). Si pensamos que la angustia ubica al individuo fuera del tiempo y el espacio, desconectado de lo que sucede a su alrededor e incluso de sus semejantes, podemos pensar que es acertado.

Cuando leemos «El Horla» no podemos evitar que la lectura nos arrastre de un confín a otro del abismo; todo ocurre en el abismo. La intensidad de las emociones del protagonista va viajando de un extremo al otro con el correr de las páginas. Y, a medida que transcurren los días, pueden diferenciarse claramente diferentes etapas: de sentirse raro, a enfermo, a inquieto, a amenazado… a volverse incapaz de leer o entender su entorno.

Para comprender el origen de su mal, enfoca toda su atención en lo que ocurre a su alrededor. Pero lentamente va descubriendo que lo que sangra viene de adentro y que está absolutamente solo frente a las circunstancias. Todo lo que le daña está dentro de él por eso puede mirarle, palparle, y estar junto a él en la cama. Es una clara explicación de lo que la angustia genera en un individuo: la soledad es protagonista y la certeza de ser el único que puede hacer algo por cambiar aquello vuelve todo más irremediable y agobiante.

Todas las emociones que toman protagonismo en la vida del personaje se van presentando de forma acompasada y discreta, pero cuanto más lees, más comprendes la angustia y menos puedes librarte de ella. Es como si el propio personaje te poseyera y necesitaras hacer algo por remediar su mal. Una verdadera obra maestra que lleva a poner a la angustia como protagonista, al punto de hacerte sentirte identificado con ella.

La angustia en Guy de Maupassant

La angustia y el miedo

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Es importante establecer una diferencia entre dos conceptos: la angustia y el miedo.

La primera es una sensación de agobio provocada por una «entidad» desconocida. Se trata de un objeto que no puede verse ni tocarse. El enfoque de la angustia está puesto en las sensaciones: vibraciones internas, ataques de fiebre, etc.

En el miedo el individuo ya sabe por qué se siente mal, puede poner en palabras el origen de la angustia. En este caso el acento está puesto en el objeto y se caracteriza con un fuerte deseo de escapar, correr, matar, hablar. Ese miedo es el mecanismo de defensa del individuo para hacer frente a esa angustia.

El delirio es el momento cúlmine de una situación de miedo. Esto no significa que al concluir todo se resuelva, pero es posible que venga una temporada de paz. Un delirio es un intento de solución, si el individuo consigue nombrar aquello que le angustia puede separarlo del resto de las cosas y al aislarlo puede ser capaz de enfrentarlo.

La angustia en Guy de Maupassant

La narrativa fantástica y Maupassant

La narrativa fantástica se vale de nuestros miedos para existir, por tanto no es extraño encontrarnos con numerosas historias en las que aparecen fantasmas o entidades que se apoderan de la cordura del protagonista, que lo apuñalan contra sus miedos, que lo enfrentan a eso que intentó esconder durante años: esos miedos infantiles regresan para demostrarle que nada se ha olvidado y que las cosas no se resuelven desapareciendo de ellas u olvidándolas.

Lo fantástico en «El Horla» está en la naturaleza del invasor: una presencia sobrenatural que se aferra a la existencia del protagonista y comienza a volverse poderosa cuanto más débil se siente este. Paso a paso, esa entidad va reemplazando al humano.

Para los aficionados a la literatura fantástica que roza el terror, este cuento puede ser una referencia inestimable. Creo que Maupassant es de los tres autores imprescindibles de este género; los otros dos son Lovecraft y Poe.

Los aportes de Maupassant han sido extraordinarios no solamente para la literatura  sino también para la psicología; tanto es así que el propio Lacan utilizó este mismo relato para expresar las etapas de un ataque de angustia y comprender el complejo proceso que atraviesa un individuo que es atrapado en la incertidumbre, la tristeza y la desesperación. ¿Todavía van a resistirse a leerlo? 😉

La angustia en Guy de Maupassant

Comentarios1

  • Rapsodico

    Estoy totalmente de acuerdo en que "escribir sobre lo que no existe es un desafío mucho más grande que contar historias que tienen lugar en un tiempo y un espacio con nombre y forma."
    Así que, no pasan estas navidades sin que lea a este gran autor que desconozco.
    Muchísimas gracias por tan valiosos consejos. Un abrazo, Tes.

    • Tes Nehuén

      ¡Qué bueno, Rapsódico! Dice Guy que está feliz de que una persona como tú le lea. Un besote gigante.



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