«Oliver Twist» es una de las obras de Charles Dickens donde mejor se puede apreciar la crítica social en su literatura.
En el aniversario del nacimiento del genio inglés Charles Dickens vamos a reflexionar sobre la importancia que tuvo en su obra la crítica social. Algo que empezó como una forma de revelarse ante su propio destino le sirvió para pensar la sociedad de su tiempo y buscar a través de su escritura un cambio. En el artículo de hoy te ayudamos a apreciar la mirada crítica que podemos encontrar en las obras del autor de David Copperfield.
Dickens: de ser un niño explotado a visibilizar el drama de la explotación infantil
Que Charles Dickens es uno de los maestros más grandes de la literatura británica es una verdad que nadie negaría. Pero no sólo fue un gran escritor, también supo ser testigo directo de las injusticias que asolaban la realidad de las calles de la Inglaterra de la Era Victoriana, en la que le tocó vivir. Nació en el seno de una familia de clase media afectada siempre por situaciones de precariedad económica que se vieron potenciadas con la entrada de su padre en prisión (fue encarcelado por las numerosas deudas que había contraído y no podía pagar).
Este hecho drástico afectó la vida familiar y provocó que el pequeño Dickens, que entonces tenía 12 años, tuviera que comenzar a trabajar para ayudar a mantener a sus hermanos. En la fábrica de betún Warren’s Blacking el niño invertía muchísimas horas pegando etiquetas en frascos de betún por un sueldo miserable: un trabajo que realizaban niños de todas las edades que, como él, no tenían otra opción que someterse a condiciones de explotación. Esta experiencia lo marcó profundamente y dejó en él una sensibilidad particular hacia la infancia desprotegida, convirtiéndose más tarde en un tema recurrente en su obra.
A partir de esta primera experiencia Dickens comenzó a tomar consciencia de los problemas de la infancia en un mundo fabril. Y en cuanto se inició como escritor, hizo de la denuncia social un pilar fundamental de su escritura. Se dedicó a denunciar numerosas injusticias pero la explotación infantil fue una de sus principales preocupaciones. Con absoluta franqueza presentó testimonio absoluto sobre la crudeza de los orfanatos y la vida tétrica en las calles a las que muchos niños londinenses se veían empujados. No sólo condenados a sufrir hambre y privaciones sino también a ser presa de criminales que los utilizaban para el robo y la mendicidad. La desesperanza, el hambre, la soledad, la falta de posibilidades y los abusos a los que se veían sometidos, son algunos de los temas que atraviesan su obra con contundencia.
El paso de Dickens por la fábrica fue relativamente breve, puesto que su padre, después de varios meses de estar en prisión, pudo pagarse la fianza con una herencia. De este modo el joven escritor pudo volver a estudiar y abandonar el trabajo. No obstante, la experiencia lo marcó profundamente. Entre otras razones porque se sintió abandonado por sus padres, quienes cuando ya no era necesario que el niño ayudara a mantener a la familia pretendían que siguiera trabajando en la fábrica, hasta que finalmente pudo dejar atrás esta historia. Sin embargo, la experiencia lo perseguiría el resto de su vida, y se vería reflejada en toda su obra, la cual sirvió para sensibilizar a la sociedad y dar voz a quienes no la tenían.
La obra de Dickens más destacada por su crítica social
Si bien muchas de las novelas de Charles Dickens tienen un fuerte componente de crítica social, Oliver Twist es sin lugar a dudas la que más se destaca en ese sentido. A través de la historia del joven Oliver, un huérfano que crece en condiciones miserables y es explotado por criminales en Londres, Dickens expone las terribles condiciones de los orfanatos, la corrupción de las instituciones y la falta de oportunidades para los niños pobres en la Inglaterra victoriana.
Oliver Twist es un niño huérfano que vive en un asilo. No ha conocido la bondad por parte de la gente y desde el día de su nacimiento ha sufrido hambre, maltratos y todo tipo de injusticias. Cierto día, los administradores del hospicio deciden deshacerse de él y lo envían a trabajar como aprendiz en una funeraria, donde sigue siendo explotado y humillado. Cansado de una vida miserable, el niño huye y cae en manos de Fagin, un anciano que lidera una banda de niños ladrones. Allí conoce a personajes como el astuto Artful Dodger y el violento Bill Sikes, y comienza para él una vida de delincuencia. Pero el destino quiere algo mejor para Oliver, y pone en su camino al Sr. Brownlow, quien empieza a descubrir su verdadero origen y lo ayuda a alejarse de la vida criminal.
A medida que avanzamos en la lectura vamos descubriendo, al mismo tiempo que lo hace el niño, que sus orígenes son acomodados y que su sufrimiento no ha sido más que el resultado de la injusticia social. Dickens nos ofrece aquí una historia un giro insospechado hasta ese momento (que luego sería adoptado dentro del formato clásico de historias de niños huérfanos) a través de la cual denuncia la explotación infantil y todas las consecuencias que pueden suponer por la libertad y la integridad en la infancia.
Es importante señalar que la publicación de Oliver Twist marcó un antes y un después en la percepción de la infancia en la sociedad victoriana. Hasta entonces, los niños pobres eran vistos como una carga o, peor aún, como delincuentes en potencia, pero Dickens escribió contra esta convención y desafió esta visión al presentar a Oliver como una víctima de un sistema cruel que empuja a los menores al crimen y la explotación. La novela generó un profundo impacto en la opinión pública, sensibilizando a la clase media sobre la brutalidad de los orfanatos, el abuso en las fábricas y la falta de protección para los niños en situación de pobreza. Aunque todavía tuvo que pasar bastante tiempo hasta que finalmente se consiguieron cambios significativos, el escritor victoriano puso un importante ladrillo en la lucha por la justicia social con esta magnífica obra.
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