Minae Mizumura es una novelista japonesa que pese a haber pasado sus años de estudiante en Nueva York, decidió lanzarse a la escritura en su lengua madre, explayando en su obra tanto la tradición literaria de su tierra natal como la de Estados Unidos.
Para Minae en el mundo se desconoce en verdad cómo es su país y ella quiere que esto se revierta. «Japón es un país muy pacífico y quiero reflejar esa paz que la sociedad disfruta».
Primer obra en español
Recientemente la escritora ha estado de paso por Buenos Aires para el Festival Internacional de Literatura de Buenos Aires y ha realizado entrevistas y conversado acerca de su última obra «Una novela real», la única que se ha traducido al español. Expresó que la literatura se nutre principalmente de la destreza de los autores de utilizar el idioma, de volverlo versátil y acogedor para que los lectores se sientan interesados, de este modo la lengua crece y la oralidad se convierte en algo que permanece a lo largo del tiempo.
Minae conoció a Leopoldo Brizuela en el Iowa Writing Program, un programa en el que participaban escritores de todo el mundo; allí debió realizar tres lecturas de su libro y traducirlas al inglés, luego de la primera lectura el escritor argentino se le acercó y le dijo que le presentaría un editor para publicar dicha obra.
Una novela real, la última obra de Minae
En esta obra la autora plantea el último medio siglo de Japón, la estructura social japonesa en la época de la preguerra: la miseria, las dificultades, los anhelos y las tragedias humanas, cuyas consecuencias fueron el surgimiento de una ambivalente clase media, al terminar la guerra. En esta novela, la autora narra las vicisitudes de varias generaciones, pertenecientes a diferentes estratos sociales en lo que va desde mediados del siglo XX hasta la actualidad.
Los críticos han descrito la prosa de Minae Mizumura como «sinfónica», donde se pueden percibir historias atrapante, inmersas en un contexto social complejo y donde las relaciones humanas ocupan un lugar fundamental. De hecho, esta obra ha sido comparada con algunos clásicos de la literatura europea y norteamericana, como Cumbres borrascosas, de Emily Brontë; El gran Gatsby, de Scott Fitzgerald, y con obras de Stendhal y Chéjov.
Este libro narra entre otras, la historia de un adolescente, hijo de un padre venido de Japón que intenta resguardarse en la cultura de su tierra, nutriéndose de las novelas clásicas europeas japonizadas del siglo XIX; todo esto para evitar caer en el estilo de vida americano tan imperativo y vacío de raíces y de razones profundas de vida.
Una de las características fundamentales de la obra de Minae es que su protagonista, Taro Azuma, es un japonés deseoso de aprender inglés; era el único del grupo que anhelaba aferrarse a ese idioma. La autora afirma que conoció solamente un japonés que tuviera una devoción tal por lo americano, el resto se conformaba con la vida en sus pequeños barrios, donde no hacía falta hablar inglés puesto que se trabajaba para compañías japonesas y se convivía con gente proveniente del mismo país.
El choque de las culturas
Entre los conflictos fundamentales en la vida de Minae estuvo la del choque entre dos culturas. Dice que en Japón a aquellos del país que no hablan bien el idioma se los llama despectivamente Nikkei y a lo largo de su vida luchó contra esa palabra. La mayoría de los que emigraron a Estados Unidos en la década del 60 provenían del campo, eran granjeros muy pobres y sin una casa ni territorio, y cuando llegaron a la nueva tierra se abrieron a la cultura americana.
Sin darse cuenta, Minae sintió la contradicción, entre la corriente japonesa que se abría a la nueva cultura y olvidaba sus raíces y su idioma, y el peso de su cultura y la necesidad de mantener su idioma; estas presiones culturales se convirtieron en un conflicto para la autora, quien no deseaba convertirse en estadounidense, por eso optó por rechazar el inglés y estudiar francés en la universidad.
Según la autora, la sociedad americana no es una que contemple la importancia del arte, no está dentro del sueño americano convertirse en escritor, este trabajo lo toman más como un pasatiempo o algo curioso; a diferencia de lo que la escritura significa en Europa y Japón, donde ocupa un lugar primordial, donde el arte ocupa un espacio importante, privilegiado.
Para ella escribir en su lengua es aportar con su granito de arena para que su lengua no se extinga, expresa que si los argentinos dejaran de escribir en español y comenzaran a hacerlo en otra lengua, aún existirían otros escritores, de otros países que continuarían haciéndolo, en España, en Chile, en México, etc, pero si los japoneses dejaran de escribir en japonés el idioma se perdería, porque ya nadie lo haría, expresa que con respecto a esto ella siente una gran responsabilidad.
Comentarios1
realmente no conocía esta talentosa escritora, concuerdo con ella al respecto que el pueblo de EEUU. no tiene como meta el escribir, pero existen aún así muy buenos escritores si de letras hablamos. pero deberíamos considerar que el pueblo japones es muy cerrado y se aíslan a veces con o sin motivos. lo importante es no olvidar sus raíces, el pueblo que sea pero permitir el intercambio, el diálogo con otras, de esa manera no se pierde la propia cultura sino que trasciende y se nutren con las que mantienen un diálogo, sin perder por ello la esencia misma de sus raíces. respeto al pueblo japonés como pueblo luchador pero considero que pueden llegar ha ser demasiados orgullosos, es mi humilde expresión quizás equivocada. gracias .
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