La influencia de Lou Andreas-Salomé en la obra de Rilke

Rainer Maria Rilke, uno de los poetas más destacados del siglo XX, no habría sido quien fue sin su relación con Lou Andreas-Salomé.

Rainer Maria Rilke

 
 

Sin lugar a dudas Rainer Maria Rilke es uno de los poetas más asombrosos e influyentes del siglo XX. En su vida hubo una relación que le marcó rotundamente y que tuvo mucho que ver con la evolución de su escritura: con Lou Andreas-Salomé, una de las mentes más brillantes de la época. Hoy conmemoramos el aniversario de nacimiento del autor de Cartas a un joven poeta, que nació el 4 de diciembre de 1875, y vamos a adentrarnos en su vínculo con esta escritora.
 
 

¿Quién fue Rainer Maria Rilke?

Rainer Maria Rilke nació el 4 de diciembre de 1875 en Praga, que entonces formaba parte del Imperio Austrohúngaro. Sus padres, Josef y Sophie Rilke, tenían una relación tormentoso que marcó significativamente el ánimo y la sensibilidad de Rilke. La familia vivió momentos de mucho dolor al tener que enfrentar la muerte de la hija mayor, Caroline, quien falleció de una enfermedad infecciosa con tan sólo dos años de edad. La marca sería contundente. El vínculo entre los padres se rompería más y el peso de la culpa infantil pesaría sobre el niño de forma ya permanente.

En su juventud fue enviado por su padre a una academia militar, pero no se adaptó al rigor castrense y abandonó los estudios poco tiempo después para ingresar en la carrera de literatura, historia del arte y filosofía en las universidades de Praga, Múnich y Berlín. No obstante, su gran pasión era la poesía, a la que dedicó tiempo desde su más tierna edad. Publicó su primera libro en 1894, Vida y canciones. Su gran transformación tendría lugar a partir de la veintena, cuando conoció a Lou Andreas-Salomé y se sintió rotundamente fascinado por ella. Lou lo animó a adoptar una perspectiva más introspectiva y madura, dejando atrás los poemas románticos de su juventud. Juntos viajaron a Rusia en 1899 y 1900, donde conoció a escritores como Tolstói y vio la espiritualidad del pueblo ruso reflejada en su arte. Este viaje marcó el inicio de su fascinación por el misticismo y lo inspiró para escribir El libro de las horas, una de sus obras más importantes.

En 1901, Rilke se casó con la escultora Clara Westhoff, con quien tuvo una hija, Ruth. Sin embargo, su matrimonio fue breve, ya que el poeta no pudo adaptarse a una vida familiar convencional. Clara y Rilke mantuvieron una relación amistosa a lo largo de los años, pero vivieron separados la mayor parte del tiempo. Durante esta etapa, Rilke continuó viajando por Europa. Residió por períodos en Alemania, Italia y Francia. De esta etapa son obras tales como Las elegías de Duino (que escribió entonces pero acabaría al final de su vida) y Los cuadernos de Malte Laurids Brigge, su única novela.

En su última etapa, Rilke se estableció en el Château de Muzot, en Suiza. Allí pudo completar dos de sus trabajos más relevantes y maduros, Las elegías de Duino y Los sonetos a Orfeo. Su poesía alcanzó con estas dos obras un nivel de madurez e intensidad que pocas veces se han podido ver en la historia de la poesía. Esto lo consolidó como una de las voces más importantes de la literatura europea. Falleció el 29 de diciembre de 1926 en Montreux, a los 51 años, de leucemia. Lo último que nos ha dejado es un epitafio inolvidable:

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Friedrich Nietzsche, Lou Andreas-Salomé y Rainer Maria Rilke

Lou Andreas-Salomé consiguió que muchas figuras de la época se vincularan.

El estrecho vínculo entre Rainer Maria Rilke y Lou Andreas-Salomé

La relación entre Lou Andreas-Salomé y Rainer Maria Rilke no fue sólo un vínculo romántico, sino que tuvo además un impacto en el pensamiento y la obra de ambos que sería difícil ignorar. Pensada desde la poesía de Rilke podríamos pensar que fue determinante para el desarrollo de su estética personal.

Lou Andreas-Salomé fue una de las mentes más curiosas y brillantes del siglo XX. Su afán de conocimiento la llevó a relacionarse con algunas de las figuras más destacadas de su tiempo. Mantuvo una estrecha relación con los pensadores Friedrich Nietzsche y Sigmund Freud y el médico Paul Rée, a quienes influyó muchísimo con sus ideas innovadoras y su manera de entender la experiencia vital tan particular. La forma en la que esta escritora y psicoanalista impactó en el proceso formativo en el pensamiento y en el arte de Rilke fue sorprendente, lo ayudó a desarrollar con acierto esa intensidad emocional y la hondura espiritual que son las dos cualidades más destacadas de su poesía.

Rilke conoció a Lou en 1897, cuando tenía 22 años y ella 36. El que era entonces un jovencísimo poeta quedó inmediatamente fascinado por la inteligencia, el carisma y el amplio bagaje de conocimientos de Lou Andreas-Salomé y desde entonces disfrutaría firmemente de aquel vínculo. Para ese entonces, Lou ya mantenía relaciones intelectuales con otras figuras destacadas de la época, y le abrió las puertas a un mundo al que le habría costado acceder de otra manera. A partir de ese primer encuentro Lou se convertiría en su mentora, amante y amiga. Fue ella quien lo animó a cambiar su nombre de René a Rainer, sugiriendo que este último tenía más fuerza y resonancia germánica.

Una de las cualidades que siempre se señalan al hablar de Lou Andreas-Salomé es la generosidad, y con Rilke fue sumamente generosa al compartir sin límites sus conocimientos y experiencias con el joven poeta, lo que le serviría para convertirse en uno de los poetas más destacados de la época. Además, introdujo a Rilke en mundos que ampliaron su visión artística: el simbolismo, la filosofía y, más tarde, el psicoanálisis, que marcó su forma de entender las emociones humanas y plasmar esta complejidad en su poesía. Lou estaba sumamente interesada en la mística y junto a Rilke exploraron con entusiasmo este camino de intuición y curiosidad. La influencia de Lou en ese sentido se ve con muchísima claridad en libros como Cartas a un joven poeta, donde Rilke aborda el arte como una búsqueda espiritual. Fue seguramente gracias a su relación con Lou que pudo aferrarse a una idea de creación en estrecho vínculo con la trascendencia.

Lou y Rilke tuvieron una relación muy estrecha que perduró incluso después de que se distanciaran de forma romántica. Cuando en 1901 interrumpieron el vínculo amoroso, continuaron sosteniendo la relación intelectual y de amistad; posteriores a este momento son los libros Las elegías de Duino y Los sonetos a Orfeo que son, seguramente, los de mayor madurez y contundencia de su obra. La relación con Lou dejó una huella profunda en la vida, las emociones y la poesía de Rilke; el poeta desarrolló un vínculo dependiente al principio, convirtiendo a Lou en una guía, una amiga, una amante, y la ruptura fue un verdadero duelo para él; paradójicamente esa pérdida también trajo a su escritura alguno de los momentos de mayor visión y destreza. Una buena forma de asomarse al impacto que Lou Andreas-Salomé dejó en él es leyendo las cartas que el poeta le envió a lo largo de toda la relación, donde se puede ver su profunda admiración siempre ensombrecida por el miedo a perderla.

Al leer a Rainer Maria Rilke en nuestros días es imposible no ver la sombra de Lou Andreas-Salomé en cada una de sus palabras; y es que esta visionaria pensadora le mostró el camino de la sensibilidad, lo ayudó a mirar hacia dentro, aceptando las contradicciones de la vida y usándolas a su favor a través de la poesía. La sensibilidad y el genio poético de Rilke encontraron en esta fascinante pensadora a una guía sin igual. Así se lo dijo en una de sus cartas:

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Rainer Maria Rilke y Lou Andreas-Salomé

Lou Andreas-Salomé influyó significativamente en la obra de Rilke



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