La luz en la poesía de María Victoria Atencia e Ida Vitale

Algunos puntos en común entre las obras de Ida Vitale y María Victoria Atencia.

La luz en la poesía de María Victoria Atencia e Ida Vitale

En diciembre tuvo lugar en Málaga la presentación de la antología poética Si cerca hubiese un mar, editada por Sonia Aldama y AMEIS para la editorial Las Lolas, que ya te he recomendado en este blog. Un acto en el que homenajeamos a las maravillosas Ida Vitale y María Victoria Atencia. ¿Sabes qué tienen en común estas dos autoras? Aquí te propongo algunas ideas comunes de sus mágicas obras.

Ida Vitale

Ida Vitale nació el 2 de noviembre de 1923 en Montevideo, y es una de las más prestigiosas poetas de su generación, la Generación del 50. A dicho grupo pertenecieron Carlos Maggi, Amanda Berenguer, María Inés Silva Vila Mario Benedetti y Juan Carlos Onetti, entre muchos otros.

A lo largo de su carrera, Ida Vitale ha publicado numerosos poemarios, ensayos y traducciones. Algunas de sus obras más destacadas son La luz de esta memoria (1949), Palabra dada (1953) y Sueños de la constancia (2013). El rasgo más predominante de su poesía es el empeño por trabajar con cierta profundidad lírica y una aguda observación del entorno para explorar temas como la memoria, el tiempo y la identidad.

La obra de Ida Vitale tiene una enorme importancia en la Literatura Latinoamericana y ha sido condecorado en numerosas ocasiones. El Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 2015 y el Premio Cervantes en 2018, son dos de los más importantes galardones que se le han entregado a esta autora.

La luz en la poesía de María Victoria Atencia e Ida Vitale

María Victoria Atencia

María Victoria Atencia nació el 28 de noviembre de 1931. Es una de las representantes más significativas de la Generación del 50, generación a la que también pertenecen Rafael Sánchez Ferlosio, Ana María Matute, Manuel Alcántara y Carmen Martín Gaite.

Aunque comenzó su trabajo literario desde temprano, vivió un período de 15 años de silencio, entre 1961 y 1976. Este período se tiene en cuenta a la hora de dividir si obra en dos etapas bien diferenciadas: la primera, emocional y expresiva y la segunda, mística e intelectual.

Entre las obras más destacadas de María Victoria Atencia tenemos Cañada de los ingleses, Marta & María, Paulina o el libro de las aguas y Las contemplaciones. Su excelente aporte a la literatura española ha sido reconocido a través de premios tales como el VII Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca (en 2010) y el XXIII Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (en 2014).

La luz en la poesía de María Victoria Atencia e Ida Vitale

Puntos en común entre las obras de Vitale y Atencia

Aunque las obras de Vitale y Atencia prestan atención a asuntos distintos y a través de métodos de escritura diferentes, ambas han sabido explorar con mimo su relación con la tradición y aportar modernismo a la literatura. En el caso de Vitale, el amor y el cuidado a la tradición se nota en el ejercicio constante de intertextualidad. Un estilo pocas veces trabajado con tanto acierto en nuestra lengua como en su caso. Vitale establece a través de este método vínculos con sus antecesores y pone a conversar poéticas aparentemente inconexas con su propia voz, es decir, creando su propio canon poético. En el caso de María Victoria Atencia la atención se ha fijado en la poesía de los místicos y ha sabido construir una obra espiritual personalísima a la vez que universal. Y creo que ése es el gran acierto de su trabajo poético.

Por otro lado, ambas han visitado a través de su obra la relación con la naturaleza. Han explorado la violencia y la calma de la naturaleza estableciendo sorprendentes imágenes que nos revelan detalles del comportamiento humano y nos permiten intuir una percepción sensible y lúcida del lenguaje y del mundo, que ambas poetas han sabido plasmar a la perfección. Al leer a María Victoria Atencia, por ejemplo, descubrimos que el mar puede simbolizar cosas distintas en cada poema, adquiriendo una simbología deslumbrante.

Por último, tanto María Victoria Atencia como Ida Vitale han sabido trabajar con empeño escrituras de la luz. En un mundo cada día más turbio, las voces que se empecinan en encontrar algo de resplandor en la vida me parecen las más necesarias. En el caso de estas dos autoras, es indudable que han sabido captar la angustia existencial y el valor contundente de las pérdidas sin alejarse de la esperanza, construyendo ambas, con sus respectivas peculiaridades, poéticas que realzan la importancia de la palabra y la literatura como faro. Y este es el gran regalo que nos han dejado a quienes leemos con el deseo de encontrar algo luminoso en el lenguaje. La conciencia del futuro desde el presente de la palabra es, seguramente, lo mejor que comparten estas dos mágicas maestras.

Estamos ante dos voces únicas que han sabido transformar la poesía de su tiempo con originalidad y una inmensa sensibilidad.

Si cerca hubiese un mar es una antología que reúne obras de más de un centenar de mujeres y confirma que las palabras pueden servirnos para luchar y sobrevivir.
Un bello proyecto literario que no habría sido posible sin la inmensa labor de Sonia Aldama, que no sólo nos ha reclutado a todas y que ha gestionado con acierto todo el proceso de edición. Desde las sombras ha ido guiando nuestros pasos para que nos acerquemos a poner nuestro ladrillo en la construcción de esta casa que es Si cerca hubiese un mar. En realidad, me gusta pensar que es un gesto colectivo de agradecimiento porque, principalmente, quienes hemos colaborado en él sentimos un inmenso agradecimiento a las autoras que supieron allanarnos el camino. Te contamos más detalles sobre este libro en este artículo.

La luz en la poesía de María Victoria Atencia e Ida Vitale



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