El 7 de diciembre de 1873 nació en Virginia Wilella Cather que se daría a conocer en el mundo de la literatura con el nombre de Willa Cather. Autora de numerosas novelas y ganadora en 1923 del Premio Pulitzer, es sin duda una figura destacada de la literatura estadounidense. Aunque «Uno de los nuestros» y «Mi Ántonia» son sus obras más populares, hoy traigo al desván de los libros perdidos otra que me parece de semejante relevancia. Así que, allá vamos, con «La muerte llama al arzobispo» de Willa Carther.
La vida de Willa Cather
Al descubrir la vida personal de Willa podemos entender muchos de los elementos de su obra, en la que reflexionó muchísimas veces sobre sus propios temores y las problemáticas de su crianza y de sus experiencias. El haber vivido en el campo (su padre se mudó con toda la familia a Nebraska cuando Willa tenía unos pocos años) le sirvió para conocer de primera mano la durísima vida de aquellos que, abandonando la vida confortable de la civilización, supieron construir un lazo indeleble con la naturaleza y apostar por otro tipo de vida.
No obstante, los intereses de Willa la alejarían de ese territorio pronto. Su pasión por las letras la llevó a mudarse a la ciudad de Nebraska a hacer la carrera de periodismo. Allí también tuvo sus primeras experiencias amorosos. Entre todas ellas, la que fue sumamente significativa para ella fue la que mantuvo con la deportista Louise Pound. Aunque no estuvieron muchos años juntas, fue junto a ella que Willa pudo descubrir su sexualidad y disfrutarla.
Su pasión literaria, sin embargo, la alejaría de Nebraska e incluso de Estados unidos. Al recibirse viajaría por Europa, pasando una buena temporada en París como reportera. Durante este período tomó dos decisiones importantes en su vida: irse a vivir con Edith Lewis, de quien estaba profundamente enamorada, y volcarse totalmente a la literatura, a la que ya le estaba dedicando muchísimo tiempo. Después de aquel viaje su vida cambiaría para siempre, entre otras cosas porque ganaría el Premio Pulitzer y se convertiría en una novelista ineludible de la literatura americana
Una novela que observa el paisaje
«La muerte llama al arzobispo» es una novela que narra la historia de dos sacerdotes que viajan en carreta, intentando evangelizar a los campesinos de una zona rural muy pobre, pero que en el camino deben enfrentarse a una serie de situaciones escabrosas que convierten la trama en una novela de western.
Valiéndose de elementos propios del paisaje, Willa consigue plantear una historia donde sus inquietudes morales y espirituales saldrán a flote. Con un lenguaje cercano consigue extraer de la dureza de la vida en la zona una narración encantadora, donde la magia y la crueldad se dan la mano para ofrecer un ambiente peculiar y atrapante.
En la escritura de Willa hay elementos reincidentes, relacionados con la vida cotidiana de personajes comunes; asimismo, siempre se decanta por un lenguaje coloquial y cercano, lo que nos permite disfrutar muchísimo de sus historias. Se nota en ella una gran influencia de Henry James pero desde una perspectiva absolutamente auténtica; con un claro interés por plasmar el paisaje y el estilo de vida de la gente del campo de Nebraska, el paisaje de su infancia.
«La muerte llega al arzobispo» es una novela en la que Willa trabaja sobre los cambios que provoca el paso del tiempo en aquellas personas y lugares que nos fueron absolutamente naturales y cercanos en otra época, y elabora interesantísimas imágenes en torno a la extrañeza que se produce en nosotros cuando miramos lo mismo desde otra perspectiva. Con una escritura casi elegíaca donde hay una clara intención de dar vida a la naturaleza y de hacer que la escritura surja de esa vida natural.
Sin lugar a dudas «La muerte llama al arzobispo» es una novela que no deberían dejar de leer; y puede ser una excelente opción para conocer el amplio y exquisito trabajo de Willa Cather.
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