La literatura cuando viene acompañada de música es inexorable. No hay forma de evitarla, ni quien pueda con ella. Tal es así que esos autores-compositores que han conseguido fusionar ambos géneros nos han regalado las obras más extraordinarias que existen. Entre mis autores musicales favoritos no puedo dejar de nombre a Lev Tolstói, Luis Sepúlveda y, por supuesto, Andrés Neuman. Y otro músicoautor imperdible es sin lugar a dudas, Thomas Bernhard.
Bernhard y la música
La relación de Bernhard con la música era muy cercana. Había sido estudiante de canto y tuvo que dejar esta profesión a causa de su enfermedad pulmonar. También estudió violín; entre el violín y el canto el trecho es muy débil: ambas cuerdas invisibles que penden sobre la armonía y son capaces de destruirla en cuestión de milisegundos, por una mala decisión o un nefasto accidente milimétrico.
Hay quienes dijeron que Bernhard corregía sus poemas revisándolos en voz alta y utilizando una grabadora para escuchar el efecto de las palabras y estudiar con precisión los errores sonoros. Una buena técnica ¿qué duda cabe?
Thomas Bernhard nació en el distrito de Heerlen, en los Paises Bajos, el 9 de febrero de 1931. Transcurrió una infancia de muchas carencias económicas y afectivas, las cuales impidieron que tratara de forma responsable su problema de pulmón. Esto derivó en que lo que era una dificultad temporal se convirtiera en una enfermedad crónica, que le persiguió toda su vida. Falleció con poco más de 50 años, el 12 de febrero de 1989.
Fue un autor sumamente prolífico. Publicó 19 novelas, 17 obras teatrales y muchos libros de relatos breves. Incluso escribió textos autobiográficos. Entre sus títulos más importantes podemos citar su saga autobiográfica compuesta por libros como: «El origen», «El sótano», «El frío» y «Un niño».
Su enfermedad pulmonar lo llevó a permanecer reclutado en hospitales durante largos períodos, en los que el autor solo podía pensar en una cosa: en que quería vivir. Dice en «El aliento»:
Una sociedad enferma
«Trastorno» fue la obra que le consagro. Una novela que se se centra en la historia de un médico y su hijo que visitan a enfermos de diferentes pueblitos alejados de la civilización. A lo largo de la narración vemos como ambos descubren que las enfermedades que padecen los pobladores no son solamente físicas sino que hay un gran sufrimiento moral y social. En esta novela se analizan a fondo los males de la sociedad y lo cautivo que se encuentra el ser humano en un sistema de teórica justicia.
La música en Bernhard es posiblemente producto directo del encadenamiento de palabras y frases reiterativas. La obsesión por cada detalle es también algo muy musical. Sabido es que la música es una disciplina donde cada coma debe ser estudiada con precisión; donde no da lo mismo respirar antes, después o en medio de una frase, donde la respiración hace también al resultado de la expresividad del músico.
Bernhard es un escritor musical. Más aún, un escritor cantante y violinista. La música como la literatura cuando se la toma en serio es un trabajo intelectual sumamente arduo que, en muchos casos puede conducir a la locura.
Muñoz Molina presenta a Bernhard
Para terminar, les comparto un extracto de un artículo de Antonio Muñoz Molina para El País, a propósito de Bernhard, a la que no hace falta agregarle nada. ¡Es la perfecta definición de este escritor musical! Dice:
Comentarios1
De acuerdo!... Bernhard!...el eterno Bernhard! Gracias Tes por este artículo.
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